Soldados del Ejército de Voluntarios de Ucrania realizando una patrulla en el Dombás.

Soldados del Ejército de Voluntarios de Ucrania realizando una patrulla en el Dombás. María Senovilla Dombás

Europa

Los combatientes sin sueldo de Zelenski: así es el ejército de voluntarios que defiende el Dombás

Pelean en primera línea y están desempeñando un papel importante en los frentes de Donetsk, manteniendo posiciones como la de Vuhledar.

26 marzo, 2023 03:08
Donetsk

"Llevas muchos meses sin salario, mientras te juegas la vida en el frente de combate, ¿cómo se aguanta eso?", pregunto a un soldado apodado Skif. "Tenía ahorros cuando empezó la invasión, y mi familia vive ahora de esos ahorros; yo no necesito mucho aquí, cuando necesito algo me lo envía mi esposa", explica desde su posición, en una trinchera en Velyka Novosilka (Donetsk).

"Me alisté el mismo día 24 de febrero –continúa–, pero tardaron tres meses en llamarme: estaban desbordados con la cantidad de gente que se presentaba voluntaria, y no daban abasto con el papeleo". Skif tiene 41 años, y lleva nueve meses sirviendo en el Ejército de Voluntarios de Ucrania.

Al igual que los otros cuerpos paramilitares ucranianos –que están integrados hoy en todos los frentes de combate junto a las Fuerzas Armadas regulares–, el Ejército de Voluntarios tenía lista de espera tras el comienzo de la invasión rusa. Pero a diferencia de los demás paramilitares –como el Regimiento Azov– ellos no reciben ninguna retribución económica por sus servicios.

Skif, miembro del Ejército de Voluntarios desde hace 9 meses, en su puesto dentro de una trinchera del Dombás.

Skif, miembro del Ejército de Voluntarios desde hace 9 meses, en su puesto dentro de una trinchera del Dombás. María Senovilla

Ninguno de los hombres de esta trinchera tiene sueldo, ni tampoco un contrato de permanencia que les obligue a servir el año de rigor que se aplica cuando te reclutas en el ejército. Sin embargo, muchos de ellos llevan más de doce meses en las trincheras, voluntariamente, y no tienen intención de abandonarlas ahora.

Familias en Polonia, Italia o España

El compañero de trinchera de Skif es un amigo suyo, de su misma ciudad. Su nombre de combate es Fox, es un aparejador de 45 años y llegó hace cinco meses a Velyka Novosilka. "Los dos somos de Kirovograd, él me dijo cómo era la lucha aquí y me pidió que viniera –relata–, y aquí estoy".

Ninguno se plantea regresar a casa, a pesar de que sus familias no se han ido de Ucrania. "Siguen en Kirovograd, pero esa zona está tranquila", explican. "Por eso estamos aquí, para que siga estando tranquila", añade Skif con una sonrisa.

Sin embargo, el caso de Fox y Skif no es el más frecuente. La mayoría de los combatientes de este cuerpo de voluntarios tiene a sus familias refugiadas en otros países o, en el mejor de los casos, desplazadas en el oeste de Ucrania.

Detalle de la Insignia del 3er Batallón separado “Volyn” del Ejército de Voluntarios de Ucrania.

Detalle de la Insignia del 3er Batallón separado “Volyn” del Ejército de Voluntarios de Ucrania. María Senovilla

"Es bueno para nosotros, porque sabemos que ellos están seguros y así estamos tranquilos", confiesa otro de los soldados, con el que hablo en el refugio subterráneo donde viven cuando les relevan de su turno en la trinchera. "La guerra en el Dombás lleva 9 años, yo antes venía a luchar por temporadas. Pero ahora que mi familia está en Polonia, me quedo de continuo, llevo más de un año en esta posición", sentencia.

"Casi todos estamos igual, mira, su familia está en Italia", dice señalando al comandante del grupo. "También hay otro compañero que tiene familia en España". En mitad de la conversación, su móvil empieza a sonar. Es una videollamada de su mujer, desde Polonia. En la pantalla aparece una joven rubia y un niño de unos nueve años, y no duda en explicarles que una periodista española le está entrevistando.

La mujer y el niño están sonrientes, le dedican besos y se abrazan, incluyéndole con un gesto en ese abrazo en la distancia. Para mí, es uno de los momentos más humanos que veo en la primera línea del frente de combate. Para ellos, es el principal motivo de estar allí.

Da Vinci, un símbolo

Este soldado no es el único veterano que encuentro. Varios de los que sirven aquí comenzaron a hacerlo en 2014; algunos durante unos pocos meses al años, otros durante temporadas más largas. No tener sueldo era una limitación, aunque al empezar la invasión a gran escala el dinero dejó de preocupar a muchos ucranianos.

El doctor de este grupo de combatientes, Roman, es otro de los veteranos. A sus 63 años, no dudó en venir como voluntario a uno de los lugares más peligrosos de esta guerra. "He trabajado como médico militar en el Ejército [regular] durante 28 años, pero aquí me necesitan", asegura.

Roman, más que un médico, parece un padre para muchos de los soldados voluntarios que viven en el frente. Sobre todo para los más jóvenes. Pero tampoco les faltan referentes de su edad, uno de los más conocidos era 'Da Vinci' Wolves.

Roman, médico militar voluntario destinado en una unidad del Dombás.

Roman, médico militar voluntario destinado en una unidad del Dombás. María Senovilla

Hace dos semanas su nombre dio la vuelta al mundo, cuando Zelensky se presentó por sorpresa en su funeral –uno de los más masivos que se han visto en Kiev desde que dio comienzo la invasión–. 'Da Vinci' era uno de los comandantes más destacados del Ejército de Voluntarios, donde servía desde 2014, y fue el primero de este cuerpo en recibir el título de "Héroe de Ucrania".

La revista Forbes incluyó su nombre en el ranking "30 menores de 30: Rostros del Futuro". Murió luchando en Bakhmut, el pasado 7 de marzo, cuando un trozo de metralla le impactó en el cuello y le rompió la tráquea. Sólo tenía 27 años.

Los orígenes

El Ejército de Voluntarios de Ucrania se formó durante los primeros compases de la guerra del Dombás, de la mano del Dimitri Yarosh –una figura controvertida por estar ligada al movimiento de extrema derecha Right Sector–. Libraron su primera batalla cerca de la ciudad de Slovianks en 2014.

Unos meses después Yarosh se desligó del Right Sector, y en 2016 fundó su propio partido, llamado "Iniciativa Gubernamental de Yarosh". Fue diputado durante varios años, a la vez que comandaba el Ejército de Voluntarios. 

En noviembre de 2021 fue nombrado asesor del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, y antes de que comenzara la invasión aseguró que se quería desempeñar en la creación de grupos de Defensa Territorial lejos de la primera línea de combate. Algo que, a tenor del papel que estos soldados voluntarios han jugado en Soledar, Bakhmut y ahora Vuhledar, no se ha llegado a producir.

Los reclutas del Ejército de Voluntarios reciben formación en el centro de entrenamiento que está bajo el mando de Roman Tatetko, donde se forman también los especialistas militares de las Fuerzas Armadas. Tiene todo el sentido porque, en los distintos frentes de combate a los que se les asigna después, también luchan junto a ellos.

Soldados del Ejército de Voluntarios de Ucrania desplegados en el Dombás.

Soldados del Ejército de Voluntarios de Ucrania desplegados en el Dombás. María Senovilla

Es el caso del Tercer Batallón separado "Volyn", al que pertenece Skif y los demás soldados que entrevisto en la trinchera, y que está desplegado a lo largo los 60 kilómetros que unen Vuhledar con Velyka Novosilka.

"Nos tenemos que comunicar y coordinar con el resto de unidades ucranianas", reconoce Diesel, el comandante de este Batallón. Su aspecto es duro, a pesar de su juventud, y no es muy dado a explicarse con la prensa. Pero sus hombres le tratan con respeto y cercanía. A igual que Da Vinci, lleva sirviendo desde 2014.

La guerra les hace iguales

Aunque no tienen nómina, el Ministerio de Defensa les da los uniformes y el armamento necesario para que se desplieguen en sus posiciones. Pero en las trincheras del Dombás nunca hay suficiente. El ritmo al que gastan municiones, destrozan vehículos y desgastan los equipos es frenético.

Es el denominador común que comparte el Ejército de Voluntarios con el resto de cuerpos de las Fuerzas Armadas regulares: necesitan material permanentemente. Y en muchos casos, son los propios familiares de los soldados los que recaudan dinero, compran lo necesario y se lo envían por mensajería al frente.

"Ahora estamos viendo cómo conseguir uniformes de verano", comenta Skif, mientras hablamos sobre la dificultad añadida de depender de donaciones. "También hacen falta drones, son un consumible, siempre hacen falta".

"Aquí casi todo depende de los drones, tanto de nuestro lado como del lado ruso", explica Diesel. "La mayor parte del trabajo de localización de objetivos en primera línea se lleva a cabo con drones, luego un grupo comprueba por tierra la información, pero los drones son fundamentales".

"¿Cuánto tiempo se puede aguantar sin salario?", pregunto a Skif antes de despedirme. "¿Cuánto tiempo se puede aguantar una guerra?", me responde.