Vladímir Putin durante su visita a Mariúpol este domingo.

Vladímir Putin durante su visita a Mariúpol este domingo. REUTERS

Europa

Objetivo Mariúpol: en Rusia avisan de la maniobra que partirá en dos al ejército invasor

Esta es una idea que viene manejándose desde que Ucrania recuperara el norte de Jersón, con el río Dniéper como frontera natural.

24 marzo, 2023 03:17

Días de zozobra en el bando ruso. Este jueves continuaron las ofensivas sobre Bakhmut y Avdivka, a las afueras de Donetsk capital, sin éxito alguno. Lo que parecía una certeza hace dos semanas se va diluyendo poco a poco con el paso del tiempo: Rusia no consigue avanzar. Ni pinzas ni calderos. Los frentes de Bakhmut parecen estabilizados y no hay manera de romper la presión en el sur e intentar ganar terreno rumbo a Zaporiyia. El desánimo parece cundir entre los agitadores prorrusos, hasta el punto de que ya se habla abiertamente de una contraofensiva ucraniana y se especula incluso con sus consecuencias.

El primero en hacerlo fue, este miércoles, el terrorista y criminal de guerra, Igor Girkin. Girkin, protagonista por su brutalidad durante la ocupación de Crimea y uno de los responsables del derribo del vuelo comercial MH17 de Malaysia Airlines el 17 de julio de 2014, en el que murieron 298 personas, se ha convertido en uno de los grandes críticos de Putin y su operación militar especial. Tal vez por su estatus de héroe de guerra, no teme a las represalias y pone negro sobre blanco todo aquello que la propaganda rusa se empeña en negar.

Según Girkin, Ucrania estaría preparando una contraofensiva para después de Semana Santa con dos operaciones principales (Guliaipole y Volnovaja en dirección a Mariúpol) y varias secundarias que consistirían en intentar cruzar a la orilla izquierda del Dniéper. ¿Qué pretendería Ucrania con esta contraofensiva? Crear un pasillo de Zaporiyia a Mariúpol que rompa en dos la unidad de las fuerzas rusas e impida el trasvase de tropas, suministros y municiones.

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Mariúpol y Melitopol

Esta es una idea que viene manejándose desde que Ucrania recuperara el norte de Jersón, con el río Dniéper como frontera natural. En caso de éxito, el camino quedaría expedito hacia Mariúpol, pero también hacia Melitopol, la capital del sur ocupado por los rusos. La importancia simbólica y estratégica de ambas ciudades es inmensa. Mariúpol fue objeto de visita de Vladimir Putin esta misma semana, la única ciudad ucraniana conquistada que pisa el presidente ruso desde el inicio de la "operación militar especial".

Mariúpol no solo es un símbolo por la resistencia de Azvostal y las masacres que se vivieron durante su ocupación, sino que su puerto es clave para el control de mercancías comerciales y militares por el Mar de Azov. De hecho, buena parte de las tropas y los blindados que luchan ahora en los frentes de Vuhledar, Avdivka, Bakhmut, Kreminna o Kupiansk desembarcaron en dicho puerto. Perderlo sería un desastre para el ejército ruso.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski Reuters

Por otro lado, Melitopol es la única gran ciudad que Rusia domina en el sur de Ucrania tras la pérdida de Jersón y no es disparatado pensar que una ofensiva que llegue hasta ahí pueda llegar a amenazar Crimea, la joya de la corona rusa en Ucrania. De hecho, bastaría con crear ese corredor desde Vasilivka a Berdiansk para poner patas arriba las líneas de suministro rusas y provocar un colapso inmediato. En rigor, podría ser que no hiciera falta entrar en ninguna de las dos ciudades para que acabaran rindiéndose y, en cualquier caso, la península de Crimea quedaría aislada casi por completo, con el puente de Kerch como único punto de unión con la Federación Rusa.

Prigozhin se une a los avisos

Obviamente, hablamos de planes muy ambiciosos, pero el solo hecho de que Girkin advierta de los mismos coincidiendo con un parón de la actividad ofensiva rusa en el Donbás es, sin duda, significativo. Aparte, no ha sido el terrorista el único en dejar caer que algo traman los ucranianos de forma inminente. Eugeni Prigozhin, líder del Grupo Wagner, compartía en redes sociales un vídeo explicativo en el que, con unos mapas algo imprecisos delante, daba su propia opinión sobre el futuro de la contraofensiva de primavera.

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Según Prigozhin, aprovechando el buen tiempo y la facilidad del terreno ya seco para que rueden los tanques de la OTAN, Ucrania utilizaría doscientos mil hombres para tomar la región de Belgorod, en territorio ruso y utilizarlo como moneda de cambio en unas posibles negociaciones. Sus intenciones no quedarían ahí: además, el ejército de Valerii Zaluzhnyi y Alexander Sirskyi buscaría romper el frente Svatove-Kreminna, recuperar lo perdido en Bakhmut, crear un pasillo entre la autoproclamada República Popular de Lugansk y la de Donetsk y, por último, atacar Melitopol y Mariúpol desde Dnipro. Todo a la vez.

Sinceramente, los planes de Prigozhin parecen un delirio. Ucrania no tiene la más mínima intención de entrar en suelo ruso ni le convendría lo más mínimo, pues supondría una violación del derecho internacional y perdería buena parte de sus apoyos. En cuanto al resto de objetivos, pensar que los puede conseguir con 200.000 hombres, en fin, él mismo sabe la dificultad extrema de lo que está exponiendo.

Yevgueni Prigozhin, fundador del Grupo Wagner, habla en Paraskoviivka (Ucrania) el pasado 3 de marzo.

Yevgueni Prigozhin, fundador del Grupo Wagner, habla en Paraskoviivka (Ucrania) el pasado 3 de marzo. Reuters

La tensión previa a la tormenta

Ahora bien, que va a haber una ofensiva lo sabe todo el mundo y el propio Sirskyi no ha tenido problema en explicitarlo en un comunicado. En el mismo, se deja claro que Bakhmut sigue bajo acoso ruso, pero también se abre la puerta a que pronto las fuerzas del invasor se acaben y se pueda iniciar la recuperación del terreno perdido. Tal vez en relación con este comunicado, este jueves surgió el rumor de una posible retirada de Wagner no solo de Bakhmut, sino del Donbás. Las tropas restantes marcharían de vuelta a África, donde Prigozhin tiene buena parte de sus negocios. Una decisión así sería considerada una traición enorme a Rusia y a Putin, con lo que debemos descartarla, al menos de entrada.

Y es que hay veces que el optimismo y la euforia juegan malas pasadas. Por ejemplo, también se rumoreó en el día de ayer la retirada de las tropas rusas de la ciudad de Nova Kajovka, al otro lado del Dniéper, en la región de Jersón. Si caía Nova Kajovka, era plausible pensar en un derrumbe completo del frente sur ruso. Se trataba, sin embargo, de un bulo: lo único que había sucedido era un remplazo rutinario de unidades, como aclaró el alto mando ruso y verificó después el ucraniano.

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Sea como fuere, la contraofensiva va tomando forma. La duda es hasta dónde llegará y si tendrá Ucrania hombres y armas suficientes para llevarla a cabo con éxito. Prácticamente no ha llegado nada de la ayuda prometida en enero y febrero y tal vez lo más sensato sería esperar, pero Zaluzhnyi y Sirskyi no son amigos de la sensatez y de momento les ha ido de maravilla: después de resistir y resistir durante tres largos meses, no quieren dejar pasar la oportunidad de contraatacar ante un enemigo exhausto y seriamente mermado.

Si se tratará de una ofensiva centrada en un solo eje o si buscarán un ataque múltiple en Jersón, Vasilivka, Guliaipole e incluso Kreminna, a lo Prigozhin, lo determinará el tiempo y lo que aún tenga Rusia a mano para defenderse. Sin una nueva movilización, no parece demasiado.