Europa

“Vimos tirar cuerpos al camión de la basura”: el infierno de Jersón contado por sus habitantes

Los residentes de la ciudad liberada por las tropas ucranianas la semana pasada relatan las torturas a las que fueron sometidos. 

17 noviembre, 2022 04:11

Una comisaría de dos plantas se convirtió durante ocho meses en el centro de tortura de Jersón. "Lo llamábamos el agujero", explica Ruslan, un hombre de 52 años que regenta una tienda de cerveza situada frente al edificio policial. Al inicio de la invasión, detalla, los todoterrenos Ural de fabricación rusa se detenían a diario delante de su puerta. De ellos salían, entre empujones, los detenidos, con las manos atadas y una bolsa en la cabeza. 

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El de Ruslan es uno de los muchos testimonios recogidos por la agencia de noticias Reuters tras la liberación de la ciudad por parte del ejército ucraniano la semana pasada. Todos ellos, sin excepción, atestiguan la violencia con la que las tropas rusas trataron a los lugareños durante los cerca de 250 días de ocupación. Corroboran también el relato de los servicios de inteligencia ucraniana que dicen haber descubierto una cámara de tortura donde los soldados del Kremlin habrían interrogado y extorsionado a civiles.

En la misma línea, la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas aseguró el martes haber encontrado pruebas de que el abuso de los rusos contra los prisioneros fue "bastante sistemático" desde el inicio de la guerra, mientras que las fuerzas ucranianas lo habrían hecho en ciertas circunstancias y lugares, pero de forma esporádica.

Una vista muestra un edificio utilizado por los rusos como oficina de un comandante militar y golpeado por un ataque militar mientras Rusia se retiraba, Kherson , Ucrania, 15 de noviembre de 2022

Una vista muestra un edificio utilizado por los rusos como oficina de un comandante militar y golpeado por un ataque militar mientras Rusia se retiraba, Kherson , Ucrania, 15 de noviembre de 2022 Valentyn Ogirenko Reuters

"Era sadismo puro"

Dos residentes de un bloque de apartamentos con vistas al patio de la central de policía sostienen que los soldados sacaban cuerpos envueltos en sábanas blancas y los almacenaban en el garaje para luego tirarlos al camión de la basura. "Yo personalmente vi sacar cinco cuerpos", dijo Oleh, de 20 años, a Reuters. "Podíamos ver manos colgando de las sábanas y entendimos que se trataba de cadáveres", detalla. 

Las escenas que narra su vecina, Svytlana Bestanik, de 41 años, son similares. Ella también recuerda el hedor de los cuerpos en descomposición en el aire y los gritos de los hombres y mujeres que entraban en el edificio. "Estábamos presenciando el sadismo en su forma más pura", dice.

Vitalii Serdiuk, un mecánico jubilado de 65 años que vive con su mujer en un apartamento cercano al centro de detención, asegura haber estado dentro de esa prisión. El día que se lo llevaron los militares rusos, explica, le esposaron, le pusieron una bolsa en la cabeza y le hicieron subir a un vehículo. Una vez en comisaría, le metieron junto a otras personas en una celda tan estrecha que apenas podía moverse. 

Vitalii Serdiuk, de 65 años, quien dice que fue torturado por miembros del servicio ruso, y su esposa Olena hablan durante una entrevista con Reuters después de la retirada de Rusia de Kherson , Ucrania, el 15 de noviembre de 2022. REUTERS/Valentyn Ogirenko

Vitalii Serdiuk, de 65 años, quien dice que fue torturado por miembros del servicio ruso, y su esposa Olena hablan durante una entrevista con Reuters después de la retirada de Rusia de Kherson , Ucrania, el 15 de noviembre de 2022. REUTERS/Valentyn Ogirenko Valentyn Ogirenko REUTERS

Al día siguiente le obligaron a bajar al sótano. Allí, siempre según Serdiuk, le golpearon en las piernas, la espalda y el torso con una porra y le "electrocutaron poniéndole electrodos en el escroto" mientras le preguntaban por el paradero de su hijo, soldado del ejército ucraniano. 

"No les dije nada. 'No sé' fue mi única respuesta", afirma. Y añade: "Resistí". Sin explicación alguna, Serdiuk fue puesto en libertad dos días después. Su mujer lo encontró fuera de una tienda casi sin poder caminar. 

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Como este, el resto de los testimonios recabados por la agencia Reuters sugieren que los detenidos solían ser personas que expresaban abiertamente su oposición a la ocupación rusa, que eran sospechosos de tener información sobre el ejército de Ucrania o que eran considerados combatientes. A estos últimos, sostienen los entrevistados, no les llegaron a ver salir nunca del edificio.

Es el caso de Vitaliy, un soldado de la resistencia en Jersón. Según explica su mujer, Aliona Lapchuk, cuando los rusos tomaron la ciudad en marzo, un grupo de militares se plantaron delante de su casa, requisaron sus teléfonos móviles y arrastraron a Vitaliy hasta el sótano, donde le golpearon brutalmente. 

"No salió del sótano; lo arrastraron. Le rompieron el hueso de la mejilla", dijo Aliona a Reuters. Esa fue la última vez que vio a su marido, ya que ella y sus hijos lograron escapar de Jersón. Tampoco supo nada de él hasta junio, cuando le comunicaron que el cuerpo de su marido había sido encontrado flotando en un río.