El barco 'Geo Barents', 'bloqueado' en el puerto de Catania con casi 600 inmigrantes.

El barco 'Geo Barents', 'bloqueado' en el puerto de Catania con casi 600 inmigrantes. Efe

Europa

Salvini desafía a Meloni y 'bloquea' en Catania a 600 inmigrantes que no saben si pueden entrar a Italia

El titular de Infraestructuras firmó un decreto por el que sólo se permite el desembarco de inmigrantes vulnerables.

7 noviembre, 2022 01:45
Roma

Para el líder de la Liga, el nacionalista italiano Matteo Salvini, siempre es campaña electoral. Incluso ahora, que acaba de arrancar el nuevo Gobierno de Giorgia Meloni del que es vicepresidente. Precisamente por eso, porque es el número dos de un Ejecutivo que siempre soñó para sí mismo y que, hace tres años, llegó incluso a rozar con los dedos. Il capitano -tal como se le conoce entre las filas de su formación-, es uno de los socios de minoría de la actual primera ministra; pero a la vez su principal rival. ¿Cuál es el plan de Salvini para comerle el terreno a Meloni?

Adelantarse en la narrativa política nacionalista y empujar, todo y más, a través de las redes sociales. Sobre la base del nacionalismo, Salvini y Meloni se parecen mucho, a menudo demasiado: por eso el primero está dispuesto a poner toda la carne en el asador, a nivel de propaganda, para comerle todo el terreno posible a la actual presidenta del Gobierno italiano.

Es suficiente con observar, estos días, las fructíferas redes sociales de Matteo Salvini: inmigración, fiestas 'rave', drogas. El líder de la Liga aprovecha cualquier tema y ocasión para pronunciarse sobre los principales asuntos del país para promover su visión nacionalista.

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Dado que la línea política y programática es muy parecida a la de la actual primera ministra y jefa de Hermanos de Italia (HDI); Salvini trata de jugar con ventaja ya que Meloni, además, está concentrada más bien en mostrar una imagen institucional y fiable de sí misma. Tal como se ha podido comprobar este jueves en su primer viaje internacional a Bruselas para entrevistarse con los principales mandatarios comunitarios: la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen y el presidente del Consejo europeo, Charles Michel

¿Y Salvini? Desde su inocua cartera de Infraestructuras no ha dejado de ser, en ningún momento, el principal adversario interno de su propia coalición. Tras la victoria electoral, Meloni decidió no concederle a Salvini el Ministerio del Interior, el cargo más ansiado del jefe leguista -que ya ocupó entre 2018 y 2019-; para así no premiar a un socio demasiado parecido a ella y que pudiera eclipsarla con una temática tan políticamente jugosa, en términos nacionalistas, como es la migratoria.

La primera ministra Giorgia Meloni y su vicepresidente y ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini.

La primera ministra Giorgia Meloni y su vicepresidente y ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini. Reuters

Giorgia Meloni, así pues, cuando formó su Gobierno hace dos semanas, colocó a Matteo Salvini como ministro de Infraestructuras, una cartera aparentemente destinada a la promoción, entre otras cosas, de grandes obras públicas, como el puente sobre el Estrecho de Messina, eterno proyecto jamás iniciado para conectar la isla de Sicilia con el resto de Italia.

Pero Matteo Salvini, incluso desde dicho ministerio, tendrá mucho qué decir en la gestión antimigratoria porque Infraestructuras, en Italia, es la cartera que gestiona los puertos del país. Quedándose con Infraestructuras, el líder de la Liga podrá impedir a las ONG de rescate humanitario que navegan el Mediterráneo entrar en cualquier puerto italiano.

Los barcos de Catania

La rúbrica por parte de Matteo Salvini de un decreto por el que sólo se permitirá el desembarco de inmigrantes vulnerables, mientras que el resto deberán quedarse a bordo para, después, ser expulsados, abre la puerta al control de la inmigración desde su propia cartera. Este domingo, el barco 'Geo Barents', de la organización 'Médicos sin Fronteras', que cuenta con 572 inmigrantes a bordo, ha atracado en el puerto de Catania aún sin saber cuantos de ellos podrán acceder a Italia. 

Tampoco han podido tomar tierra otros 35 migrantes que viajan en el 'Humanity 1', de la ONG 'SOS Humanity'. Al capitán se le ha pedido que abandone las instalaciones portuarias, sin embargo, este se niega. Además de estos dos barcos, existen otras dos embarcaciones en las proximidades de la ciudad de Catania. Este 2022 han llegado a las costas italianas un total de 82.384 migrantes respecto a los 53.189 del mismo periodo del año anterior.

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Pero hay más. Hace pocos días uno de los hombres de confianza de Salvini dentro de la Liga, Edoardo Rixi, fue nombrado precisamente viceministro de Infraestructuras: en otras palabras, si Salvini deseara estar menos tiempo de lo previsto en su despacho dentro del ministerio, ya tiene a una persona de su estrecha confianza para que Il capitano pueda dedicarse a su campaña electoral permanente y desgastar, paulatinamente, la hegemonía de Meloni dentro de la coalición nacionalista. 

Por si no fuera suficiente, el actual ministro de Interior, Matteo Piantedosi, fue en su día jefe de gabinete del propio Salvini cuando éste llevaba su actual cartera. Meloni nombró a Piantedosi titular de Interior dentro de la cuota de tecnócratas del nuevo Ejecutivo transalpino, pero en la práctica Salvini está aplaudiendo todas las decisiones de Piantedosi, debido a la cercanía política con éste, como si fueran suyas.

Salvini 'gestiona' Interior

Salvini está liderando de facto no sólo el ministerio de Infraestructuras, sino también el de Interior; para así apropiarse de los temas más identitarios de Meloni en términos de nacionalismo y derecha radical: inmigración y seguridad. 

La mencionada estrategia de Salvini no es inédita para el líder nacionalista. En las penúltimas elecciones generales italianas, en 2018, el jefe de la Liga obtuvo el 17% de los votos, el mejor dato de la formación hasta entonces, pero a lo largo del primer Ejecutivo de Giuseppe Conte (2018-2019), resultado de la anómala unión entre el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga; Il capitano Salvini fue comiéndole progresivamente terreno a los grillinos hasta alcanzar, en 2019, el 34% en los sondeos.

El vicepresidente y ministro de Infraestructuras italiano, Matteo Salvini.

El vicepresidente y ministro de Infraestructuras italiano, Matteo Salvini. Reuters

Dicho dato, que logró la Liga bajo el liderazgo de Salvini en agosto de 2019, le empujó a abandonar el Ejecutivo de Conte; pensando que provocaría unas elecciones adelantadas, pudiendo traducir su apoyo en los sondeos en votos. 

Desde entonces, Salvini, ha sufrido una paulatina caída: un segundo Gobierno de Conte (2019-2021) de corte europeísta y el Ejecutivo de unidad nacional del tecnócrata Mario Draghi; ha consolidado, con el tiempo, la pérdida de poder del populista Matteo Salvini y el rápido auge de Meloni, que le ha llevado a convertirse en la nueva inquilina del Palacio Chigi.

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Una de cal y otra de arena

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, puede respirar tranquila, pero a corto plazo. Esto se debe al gran éxito electoral obtenido por su partido como líder de la coalición nacionalista, cuyo bloque ha obtenido la mayoría absoluta en ambas Cámaras del Parlamento italiano. A medio plazo, sin embargo, Meloni tendrá que gestionar, a la vez, un rival interno incómodo y un socio exigente: así pues, respectivamente, la nacionalista Liga de Salvini y la europeísta Forza Italia (FI) del exprimer ministro y magnate Silvio Berlusconi, hoy capitaneada en la práctica por el expresidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, actual ministro de Exteriores. 

Sobre la base de la habitual volatilidad política italiana, el actual Gobierno de Meloni tiene, en teoría, los requisitos para permanecer los cinco años que dura una legislatura en Italia. Esto se debe, sobre todo, a una mayoría absoluta sólida frente a una oposición en minoría y dividida.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Reuters

Pero las principales controversias que Meloni tendrá a la hora de liderar su bloque nacionalista, tanto en el Ejecutivo como en el Parlamento; se centrarán en frenar, por un lado, a un Salvini que puede convertir su supervivencia política en un 'sorpasso' en sondeos a la jefa de Hermanos de Italia (HDI) y, por el otro, a un Berlusconi que podría mostrarse exigente a la hora de proteger un europeísmo, aunque sea mínimo, dentro de la acción nacionalista de Meloni. 

Salvini, con el tiempo, podría debilitar a Meloni si llegara a adelantarla en los sondeos; y Forza Italia (FI) de Berlusconi y Tajani podrían convertirse en un problema para la primera ministra a largo plazo; porque dicho partido ya ha anunciado que abandonará el Ejecutivo si no se vieran garantizados los valores europeístas dentro del Gobierno. 

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Las primeras dos semanas de Meloni al frente del Gobierno italiano se pueden resumir así: una de cal y otra de arena. Si por un lado la primera ministra se mantiene en un tono moderado y realiza su primer viaje internacional a Bruselas como señal de deferencia hacia la Unión Europea; por el otro, Meloni se estrena a nivel interno con un decreto ley para prohibir las fiestas 'rave' y una negativa a permitir el desembarco de inmigrantes rescatados por las ONG humanitarias en el Mediterráneo Central. 

Si a nivel internacional, el eje comunicativo es la predisposición al diálogo con el resto de socios europeos; a nivel interno Meloni apuesta por una mano dura, al menos aparente, que trate de convencer a los que la han votado de que el cambio hacia la derecha radical es efectivo.

Meloni tiene una difícil tarea en términos de imagen: ser tan europeísta como Berlusconi para mantenerse moderada y creíble en Europa; y más populista que Salvini para ganarse el voto nacionalista en su país. El logro de aplicar un término medio, algo inédito en el seno de un país que fue fundador de la Unión Europea, será la clave del experimento nacionalista de la primera mujer al mando del Gobierno en Italia.