Liz Truss.

Liz Truss. Efe

Europa

Polémica en Reino Unido: Truss recibirá una pensión vitalicia de 131.675 € al año por 45 días como 'premier'

Los británicos tienen que trabajar al menos 35 años para tener derecho a cobrar la pensión estatal en el Reino Unido, de 211 euros a la semana. 

21 octubre, 2022 12:23

Liz Truss recibirá una pensión de por vida de 115.000 libras (131.675 euros) al año como exprimera ministra de Reino Unido después de anunciar este jueves su dimisión tras apenas 45 días al frente del Gobierno. Ante esto, los laboristas han pedido a Truss que renuncie a esta pensión.

En unas declaraciones a la Radio LBC, el líder del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, ha asegurado que la mayoría de los británicos tienen que trabajar al menos 35 años para tener derecho a cobrar la pensión estatal en el Reino Unido, que es de 211 euros a la semana

"Creo que trabajar 45 días no debería darte derecho a la pensión. Es mucho más de lo que la gente cobra después de una vid de trabajo", ha explicado Davey. 

[La dimisión de Truss no basta: los mercados exigen subidas de impuestos y recortes de gasto público en Reino Unido]

45 días 

Liz Truss llegó a Downing Street el pasado 6 de septiembre tras un proceso interno en el Partido Conservador que duró varias semanas, pero este jueves, en una brevísima comparecencia, anunció su dimisión a raíz del caos de su gestión por su controvertido programa económico, que provocó turbulencias en los mercados, lo que le obligó a revertir casi todas las medidas. 

La primera ministra británica, Liz Truss, ha dimitido esta tarde tras 45 días en el cargo José Verdugo Edición de vídeo

Su plan fiscal desplomó el valor de la libra esterlina, disparó el coste de la deuda y forzó al Banco de Inglaterra a intervenir de emergencia con una compra de bonos para evitar la quiebra de varios fondos de pensiones. 

Truss despidió a su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y cedió gran parte de su poder a uno de sus críticos, Jeremy Hunt, que revirtió la práctica totalidad de sus medidas fiscales. Sin embargo, estos movimientos de la primera ministra no fueron suficientes para calmar a un Partido Conservador aterrado con perder las siguientes elecciones, previstas en menos de dos años y con todas las encuestas dando vencedores a los laboristas.