El presidente ruso, Vladimir Putin, durante una sesión plenaria del Foro Económico Oriental en Vladivostok el 7 de septiembre.

El presidente ruso, Vladimir Putin, durante una sesión plenaria del Foro Económico Oriental en Vladivostok el 7 de septiembre.

Europa

Rusia perderá 6.600 millones de euros al año si deja de suministrar gas a la Unión Europea

Un informe interno del Gobierno ruso advierte de que se avecina una recesión "prolongada y profunda" por las sanciones de Occidente. 

8 septiembre, 2022 03:00

Las sanciones impuestas por la Unión Europea para asfixiar económicamente a Rusia por la guerra en Ucrania podrían estar teniendo el efecto deseado, a pesar de los esfuerzos de los funcionarios más optimistas del Kremlin por mostrar tranquilidad en público. 

Así lo sostiene un informe interno (y privado) del Gobierno ruso donde se vaticina una recesión "prolongada y profunda" a medida que se extienden las restricciones de Occidente. En concreto, se estima que el Producto Interior Bruto (PIB) se hunda un 8,3% en 2023 respecto a 2021 y registre su mayor caída en 2024, cuando descenderá hasta el 11,9%.

El documento, al que ha accedido en exclusiva Bloomberg, pretende evaluar el impacto del aislamiento del país, que ya está golpeando duramente a los sectores estratégicos que han impulsado la economía nacional durante años. Esto incluye, sobre todo, a las industrias "orientadas a la exportación", como la del gas y el petróleo o la química y la maderera. En todas ellas, los "volúmenes de producción se verán reducidos", según el texto. 

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Y no sólo porque la Unión Europea y los países del G7 (Estados Unidos, Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia, Canadá y Japón) hayan decidido imponer un tope -es decir, marcar un precio límite- al crudo y al gas ruso. También porque Rusia podría cortar el flujo de hidrocarburos de la noche a la mañana. 

Esa es precisamente la advertencia que lanzó Vladímir Putin el miércoles, cuando afirmó estar dispuesto a suspender todos sus contratos de suministro energético  -que incluyen gas, petróleo y carbón- si se toman medidas "en contra de sus intereses", como la de fijar un tope. 

Los líderes de los países del G7 durante la reunión en Alemania en la que fijaron topar el precio del gas ruso.

Los líderes de los países del G7 durante la reunión en Alemania en la que fijaron topar el precio del gas ruso. Michael Kappeler / dpa

Las palabras del mandatario ruso han elevado (aún más si cabe) la tensión con Occidente. Sobre todo porque las ha pronunciado pocos días después de que Gazprom, la gasista controlada por el Kremlin, haya cerrado indefinidamente el gasoducto Nord Stream I, que discurre bajo el mar Báltico hasta Alemania, por una supuesta "fuga de aceite".

Que Putin utilice la energía como arma bélica y comercial no es algo nuevo. Sí lo es la amenaza de un corte energético total que hay quien interpreta como un grito desesperado de Moscú para frenar el impacto de las sanciones, que tienen el objetivo de torcer el brazo a la maquinaria de guerra rusa que posibilita la continuidad de la ofensiva en Ucrania. 

Y es que, ¿por qué querría Rusia acabar con el flujo de gas en Europa si es su principal mercado de exportación? De hecho, pararlo por completo costaría al Kremlin hasta 400.000 millones de rublos (6.600 millones de dólares) al año en ingresos fiscales, según el informe que recoge Bloomberg

Una pérdida de ventas que, de acuerdo con el texto, no sería posible compensar completamente con nuevos mercados de exportación, ni siquiera en el medio plazo. 

Y de momento, en lo que va de año, las entregas de gas natural ruso a los países de la Unión Europea han caído un 48% (un 49% si se incluye Reino Unido), según anunció el miércoles el gigante ruso del gas Gazprom.

Otro estudio, elaborado por el Centre of Research on Energy and Clean Air (CREA) señala que, en los seis meses que dura la guerra, Rusia se ha embolsado un total de 85.000 millones de euros por la venta de combustibles a la UE, lo que representa el 53% del total exportado por Moscú (158.000 millones). Para hacerse una idea, es casi el gasto militar de Putin durante la guerra, que el estudio estima en 100.000 millones. 

Rusia se ha embolsado 85.000 millones de euros por la venta de combustibles a la UE durante la guerra, según CREA

Eso significa que, el país, que acoge las mayores reservas probadas de gas natural del mundo y las octavas de petróleo, no podría paliar el golpe del aislamiento energético de Europa ni siquiera con las exportaciones (en constante aumento) a India y China. Dos países asiáticos que se han convertido en la puerta trasera del combustible ruso desde que empezó la invasión a Ucrania. 

Así que o Putin se ha tirado un farol o ha encontrado un sustituto al dinero europeo en otro sector. En cualquier caso, el informe consultado por Bloomberg señala que los planes de Europa de dejar de comprar productos petroleros rusos (alrededor del 55% de las exportaciones se destinaron allí el año pasado) podrían desencadenar fuertes recortes en la producción rusa, lo que también dejaría al mercado interno sin combustible

Sin importaciones críticas

Con todo, el problema es que a Putin no sólo le pesa la reducción en las exportaciones, sino que numerosos ámbitos domésticos, como el del transporte, el financiero o el tecnológico, también se han visto y se verán afectados por la guerra. 

El motivo principal son las restricciones en el acceso a la tecnología occidental avanzada, que podría empujar al país a una generación o dos detrás de los estándares actuales, y provocar una fuga de cerebros sin precedentes. De hecho, de acuerdo con el documento, hasta 200.000 especialistas en las Tecnologías de la Información (TI) podrían abandonar el país para 2025.

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A este escenario se le suma la incapacidad de Rusia de "encontrar proveedores alternativos para algunas importaciones críticas". Es el caso, por ejemplo, del sector de la aviación, donde el 95% del volumen de pasajeros se transporta en aviones de fabricación extranjera, lo que significa que la escasez de piezas de repuesto importadas podría derivar en una reducción de la flota. 

El sector agrícola es otro de los ámbitos golpeados por la limitación de suministros de fuera de las fronteras. Concretamente, "el 99% de la producción avícola y el 30% de la producción de ganado lechero Holstein" proceden de las importaciones, según el informe. Una dependencia que, a la larga, "podría obligar a los rusos a reducir su consumo de ciertos alimentos a medida que disminuyen los suministros".