Giuliano Castellino (i) y Roberto Fiore (d), junto a una imagen de los disturbios del domingo.

Giuliano Castellino (i) y Roberto Fiore (d), junto a una imagen de los disturbios del domingo. Efe

Europa ITALIA

Castellino y Fiore: la 'mafia' neofascista y antivacuna incendia Roma y asalta un hospital

Multitud de neofascistas, aprovechando una manifestación crítica con el Gobierno y la obligatoriedad del pasaporte Covid, provocaron disturbios.

12 octubre, 2021 02:22
Roma (Italia)

Noticias relacionadas

El sábado por la noche el centro de Roma fue el escenario de una guerrilla urbana que, en Italia, no ha dejado indiferente a nadie. Multitud de neofascistas, aprovechándose de una manifestación crítica con el Gobierno transalpino y la obligatoriedad del pasaporte Covid, provocaron disturbios y crearon agitación en la Ciudad Eterna; aumentando la preocupación -en los medios y en la calle- acerca del verdadero margen de acción de la extrema derecha cuando tienen lugar protestas que le pueden ser útiles para sus propios fines.

A lo largo del fin de semana, de hecho, en Roma y en el resto de Italia hubo temor de que se reprodujera el asalto a Capitol Hill en Washington (Estados Unidos) en versión transalpina.

Los extremistas, de hecho, apuntaron al Palacio Chigi, sede del Ejecutivo italiano. Pero al no conseguirlo debido a la resistencia policial de los antidisturbios, decidieron cambiar de plan sobre la marcha y tomar de asalto la sede del principal sindicato del país CGIL (Confederazione Generale Italiana del Lavoro); desatando el rechazo de toda la clase política italiana: desde la izquierda europeísta de Enrico Letta (PD) y Giuseppe Conte (M5E) hasta la derecha soberanista de Matteo Salvini (Liga) y Giorgia Meloni (HDI).

En la noche a caballo entre el sábado y el domingo, tras los graves altercados, la Policía de Estado italiana detuvo a 14 personas pertenecientes al partido neofascista Forza Nuova (FN), como responsables de los disturbios, la agitación y el asalto a la sede del sindicato CGIL.

El nombre que más está circulando en las últimas horas es el de Roberto Fiore y Giuliano Castellino, líder nacional de Forza Nuova (FN) y jefe en Roma de la misma, respectivamente. Ambos han actuado hasta hoy como representantes del sentimiento de desobediencia de extrema derecha contra las vacunas, el pasaporte Covid y el Gobierno italiano.

La Policía italiana interviene contra los disturbios.

La Policía italiana interviene contra los disturbios. Efe

Muro de pago

Roberto Fiore, de 62 años, desde muy joven siempre ha estado vinculado con la extrema derecha en Italia: "No soy Hitler y nunca he sido nazi, pero fascista sí", es una de las frases que ha pronunciado en los últimos años.

En los años ochenta se escapó a Londres (Reino Unido) para evitar tener que responder ante la Justicia transalpina tras la emisión de un mandato de arresto con su nombre. Tras convertirse en un fugitivo, en 1982 fue detenido en la capital británica tras una orden de detención internacional. A mediados de la misma década, en 1985, fue condenado en Italia por asociación subversiva y pertenencia a grupo armado.

A finales de los años noventa, concretamente en 1997, Fiore fundará Forza Nuova (FN) tratando de reflotar, de una forma más institucional, las ideas neofascistas dentro del panorama político transalpino, aunque fuera desde el ámbito extraparlamentario.

En 2008, Roberto Fiore fue nombrado miembro del Parlamento Europeo, en sustitución de Alessandra Mussolini, nieta del dictador Benito. Fiore se presentó en 2013 a las elecciones generales italianas, pero su partido no logró más que el 0,26% de los apoyos.

Periódicos respetados en el país como el histórico Corriere della Sera, subrayan el cinismo con el que Fiore habla de ausencia de "violencia" en su discurso político, porque la "violencia siempre es incorrecta", para luego practicar exactamente lo contrario.

Giuliano Castellino, de 45 años, tiene un currículo neofascista más circunscrito a la ciudad de Roma. Ha sido imputado en numerosas ocasiones por supuesta extorsión, más concretamente contra la directiva del equipo de fútbol de la Roma.

Durante mucho tiempo, presuntamente chantajeó a la sociedad deportiva pidiendo entradas gratis a los partidos a cambio de no generar disturbios en las curvas. En otro orden de cosas, en julio de 2020 fue condenado a 5 años y medio de cárcel por haber agredido a dos periodistas del semanario progresista L’Espresso.

Tras haberse saltado las restricciones anticovid en una manifestación, desde enero las autoridades italianas lo vigilan de cerca a Castellino porque "organiza protestas con el objetivo de provocar disturbios contra las fuerzas del orden". El pasado septiembre recibió una orden judicial por la cual no podrá asistir a ningún partido de la Roma en los próximos 5 años.

Los disturbios de los neofascistas del fin de semana continuaron incluso fuera del centro de Roma. En la noche del sábado al domingo, en torno a medianoche, un hombre de unos 50 años fue trasladado al hospital Umberto I de la capital italiana para que fuera atendido tras haber sido herido en los disturbios. El hombre, al llegar al hospital, empezó a mostrarse violento tanto con el personal médico como con el de seguridad; rechazando la idea de ser identificado y asegurando no querer hacerse ninguna prueba de positividad por coronavirus.

Al poco tiempo, un grupo de extremistas de derecha, entre 30 y 50 personas procedentes de la zona de disturbios, se acercaron al Umberto I para llevar a cabo actos de violencia contra el hospital; provocando la intervención determinante de los antidisturbios hasta altas horas de la madrugada.

Cinco heridos: tres enfermeros y dos agentes policiales. Durante bastante tiempo, los violentos bloquearon el acceso de urgencias del hospital, provocando daños materiales en la zona de la entrada. "Ha sido un gesto gravísimo, hay que parar la violencia", aseguró al día siguiente la dirección del hospital Umberto I de Roma.

El tema político más debatido, en las últimas horas, en el seno de la clase dirigente italiana es qué va a pasar con Forza Nuova (FN) formación extraparlamentaria que en las últimas elecciones generales del año 2018 obtuvo sólo el 0,39% de los votos, es decir, poco más de 125.000 votos en toda Italia.

El bloque de centro-izquierda, en los últimos días, igualmente, está pidiendo una y otra vez que se ilegalice Forza Nuova (FN) porque va en contra de los principios democráticos de la Constitución Italiana, que prohíbe la reconstitución del Partido Fascista Italiano (PNF), fundado en 1921 de la mano del dictador italiano Benito Mussolini. Para la disolución de FN es necesario, una sentencia de la Justicia italiana o un decreto emitido por el Ministerio del Interior transalpino.