Puigdemont con el representante de la Generalitat ante la UE, Amadeu Altafaj, durante su visita a Bruselas de 2016

Puigdemont con el representante de la Generalitat ante la UE, Amadeu Altafaj, durante su visita a Bruselas de 2016 Jordi Bedmar/EFE

Europa

“En España existe riesgo de tortura”: la línea de defensa del abogado de Puigdemont en Bélgica

Bélgica deberá responder en cinco días si el ex presidente catalán pide el asilo.

31 octubre, 2017 01:53
Bruselas

¿Va a solicitar el ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, asilo político en Bélgica? "No tenemos comentarios", responde la portavoz del primer ministro, Charles Michel. "No puedo confirmarlo, únicamente he oído los rumores también", asegura a EL ESPAÑOL la portavoz del ministro de Inmigración, Theo Francken, que fue el primero en ofrecer este domingo cobertura a Puigdemont para evitar la cárcel por la declaración unilateral de independencia de Cataluña

De momento, Puigdemont ha designado como asesor jurídico al abogado Paul Bekaert, histórico defensor de etarras residentes en Bélgica. Beckaert se ha reunido este lunes en Bruselas con el ex presidente catalán, aunque no confirma si pedirá el asilo. "No hemos decidido nada y por tanto no hay nada decidido", ha dicho a EL ESPAÑOL. El ex presidente de la Generalitat tiene previsto ofrecer una rueda de prensa a las 12:30, en una ubicación todavía secreta.

Bekaert ha bloqueado varias peticiones de extradición a España de miembros de ETA. En todos los casos, alega que en nuestro país no está garantizado el respeto de los derechos humanos y que existe el riesgo de tortura. También calificaba a los terroristas de "presos políticos". Unos argumentos con los que ha logrado convencer a la justicia belga. La última euroorden tumbada es la que afectaba a la miembro del comando Vizcaya Natividad Jáuregui, que vive en Gante. Su entrega fue denegada en 2013.

Bélgica es el único país de la Unión Europea que prevé un procedimiento de asilo específico para ciudadanos de otros Estados miembros. La solicitud debe presentarse ante la Oficina de Inmigración, que la transmite al Comisariado General para los Refugiados y los Apátridas (CGRA), el órgano encargado de decidir. La legislación belga prevé para estos casos un procedimiento acelerado, con un plazo de cinco días laborables para tomar una decisión definitiva.

En principio, incluso Bélgica admite que para los ciudadanos europeos no es necesaria la protección internacional. El demandante "debe demostrar claramente que en su situación personal tiene un temor bien fundado de persecución o se enfrenta a un riesgo real de sufrir un daño grave". "Debe haber señales serias de persecución pero, en segundo lugar, incluso en situación de persecución, debe haber una imposibilidad de obtener protección en el país", ha explicado el comisario para los refugiados, Dirk Van den Bulcke, en declaraciones recogidas por la cadena de televisión RTL.

Puigdemont se esconde

¿Dónde está Puigdemont? Desde que a mediodía del lunes saltaba la noticia de que el ex president de la Generalitat había viajado a Bruselas acompañado de cinco consellers, decenas de periodistas españoles, belgas y del resto de países de la UE le han buscado por todos los rincones de la ciudad. Sin éxito. El día había comenzado con el anuncio de que el delegado de la Generalitat en Bruselas, Amadeu Altafaj, acataba su destitución decretada el viernes por el Gobierno de Rajoy como parte de las medidas del 155 y se despedía del cargo. Altafaj no ha ido este lunes a la oficina y asegura que no está detrás del viaje del expresidente.  

Nadie en Bruselas admitía este lunes saber el paradero de Puigdemont o los motivos de su visita. El presidente de Flandes, Geert Bourgeois, ha sido el primero en anunciar que no iba a reunirse con él. "No sé nada de eso", explicaba a este periódico el presidente del parlamento belga, Siegfried Bracke, con quien Puigdemont sí se reunió durante una visita a Bruselas en 2016. Tampoco había ni rastro de él en la oficina de asilo.

Alrededor de medio centenar de periodistas se han apostado durante la tarde del lunes ante la sede del partido nacionalista flamenco N-VA -al que pertenecen Francken, Bourgeois y Bracke-, yque ha sido el único apoyo con el que ha contado Puigdemont en los últimos días. La N-VA, que ahora apoya al Gobierno de Michel, ve en el caso catalán el reflejo de sus propias aspiraciones independentistas. "Puigdemont no está aquí y no sabemos si va a venir. Son rumores", ha dicho un representante del partido que ha bajado unos segundos a hablar con la prensa.

Finalmente, los nacionalistas flamencos han acabado desmarcándose por completo de la aventura bruselense del ex presidente catalán. "La N-VA no le ha invitado. No tenemos ninguna idea de con quién va a reunirse en Bruselas", ha dicho el portavoz de la formación, Joachim Pohlmann. Por su parte, el ministro del Interior, Jan Jambon, ha asegurado que no está al corriente del viaje de Puigdemont ni se ha puesto en contacto con él en los últimos días.

Tormenta política en Bélgica

La presencia del ex presidente catalán en Bruselas ha provocado una tormenta política que amenaza la estabilidad del Gobierno belga. El primer ministro ya tuvo que salir este domingo a matizar a Francken y dijo que el asilo de Puigdemont "no está sobre la mesa". Michel es el único primer ministro que se ha distanciado de la línea oficial de la UE sobre la crisis catalana y que sigue reclamando diálogo entre Madrid y Barcelona. Una postura que el Gobierno español atribuye precisamente a su dependencia de la N-VA como socio principal de coalición.

La oposición ha salido en tromba a pedir cuentas al primer ministro belga por la visita de Puigdemont. "Es urgente que Charles Michel dé explicaciones sobre la probable visita de la delegación de Puigdemont a Bruselas. Está en juego la credibilidad internacional de Bélgica", ha dicho el ex primer ministro y presidente del partido socialista valón, Elio Di Rupo.

"Francken sabía entonces que Puigdemont iba a pedir asilo. Y Charles Michel acepta participar en el juego de la N-VA? Gravísimo", ha dicho la líder de los democristianos valones (CDH), Catherine Fonck. "Es inaceptable que un miembro del Gobierno belga sugiera que Bélgica puede conceder asilo político al señor Puigdemont, que no ha respetado ni la Constitución ni los fallos judiciales de su país, que es miembro de la UE y comparte los valores democráticos. Actuar así podría situar a Bélgica a contrapié de la Unión Europea", ha dicho Fonck.

El protocolo Aznar

De hecho, la normativa comunitaria establece que en principio todos los Estados miembros son países seguros en los que las solicitudes de asilo de sus ciudadanos ni siquiera deben examinarse, debido al alto grado de protección de los derechos y libertades fundamentales. Así se recoge en el protocolo 24 del Tratado, que se aprobó en 1999 impulsado por el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar. Aznar quería acabar precisamente con el santuario de ETA en Bélgica.

Sin embargo, el protocolo 24 contiene toda una serie de excepciones que en la práctica han permitido a Bélgica seguir tramitando solicitudes de asilo de ciudadanos de la UE. En los últimos años, la mayor parte de peticiones provienen de gitanos de Eslovaquia o Rumanía. Si Bélgica finalmente decide conceder asilo a Puigdemont, debería informar al resto de países miembros, que en todo caso no tendrán derecho de veto.

Lo que sí está claro es que dar cobertura al ex presidente catalán provocaría un choque diplomático sin precedentes entre Bélgica y España. Los casos de los etarras ya generaron tensiones entre Madrid y Bruselas, pero el expediente de Puigdemont tiene un mayor perfil político. Sería un "ataque inaceptable", según ha avisado el portavoz del PP en la Eurocámara, Esteban González Pons.