Donald Trump, junto a su secretario de Estado, Marco Rubio, durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca en Washington D.C., Estados Unidos, el 26 de agosto de 2025.

Donald Trump, junto a su secretario de Estado, Marco Rubio, durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca en Washington D.C., Estados Unidos, el 26 de agosto de 2025. Jonathan Ernst Reuters

EEUU

Trump se queda sin excusas para aprobar las "sanciones letales" contra Rusia que llevan esperando desde abril

El senador republicano Lindsey Graham rescata el proyecto de ley bipartidista que promueve sanciones del 500% contra Moscú y sus aliados tras el bombardeo ruso sobre Kiev más letal desde la cumbre con Putin en Alaska. 

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Donald Trump tiene un as bajo la manga para marcar un "punto de inflexión" en la guerra de Ucrania. Se trata de un proyecto de ley que permite a la Casa Blanca imponer aranceles del 500% a las exportaciones de Rusia y los países que participen "a sabiendas" en el intercambio de uranio o productos petroleros de origen ruso.

La herramienta legislativa puede asestar un "mazazo" a las aspiraciones de Vladímir Putin de salir airoso de la guerra, asegura el senador Lindsey Graham, principal promotor de estas "sanciones letales". El único problema es que Trump no da muestras de querer utilizar de forma directa contra Moscú el recurso de las sanciones. La ley fue introducida el pasado mes de abril, y desde entonces sigue paralizada.

El inquilino de la Casa Blanca sigue convencido de que es posible negociar el final de la guerra con el Kremlin. Por eso extendió la alfombra roja para Putin en Alaska. Por eso impulsa un encuentro —que el canciller alemán Friedrich Merz no cree que se vaya a producir— entre el presidente ruso y Volodímir Zelenski. Por eso impide desde hace meses que los ucranianos ataquen en territorio ruso.

Y por eso evita aprobar el nuevo paquete de sanciones contra Moscú y sus aliados que promueven Graham y otros 84 senadores.

Graham firma una proposición de ley que cuenta con apoyo bipartidista tanto en el Congreso como en el Senado. Su principal aliado es el senador demócrata Richard Blumenthal.

"El propósito de esta legislación es romper el ciclo mediante el cual China —una dictadura comunista— compra petróleo por debajo del precio de mercado a la Rusia de Putin, lo que fortalece su maquinaria de guerra y permite el asesinato de civiles ucranianos inocentes", explicó el senador por Carolina del Sur el pasado mes de junio en Fox News.

Según la letra pequeña del proyecto de ley, si un país comercia con Rusia pero envía ayuda militar o económica a Ucrania, como es el caso de Turquía, por ejemplo, las autoridades pueden establecer una excepción de 270 días de plazo antes de imponer gravámenes.

El Senado tiene previsto regresar en septiembre después del receso de agosto. "Si no tenemos esto avanzando en la dirección correcta para cuando volvamos, entonces creo que el plan B debe ponerse en marcha", sugirió la semana pasada el propio Graham.

Este jueves, el senador republicano volvió a poner encima de la mesa la propuesta después de que Rusia lanzara el bombardeo más sangriento sobre Kiev desde la cumbre que Putin y Trump mantuvieron en Alaska.

"India, China, Brasil y otros que sostienen la maquinaria de guerra de Putin comprando petróleo ruso barato: ¿cómo se sienten ahora, sabiendo que sus compras han resultado en la muerte de civiles inocentes, incluidos niños?", escribió Graham en la red social X. "India está experimentando el coste de apoyar a Putin. Para el resto, pronto lo harán también", remachó.

Graham apremia y Ucrania agradece

Zelenski aprecia los esfuerzos —de momento baldíos— de Graham y su socio Blumenthal. Tanto, que esta semana les concedió vía decreto la Orden del Príncipe Yaroslav el Sabio. El líder ucraniano también entregó la Orden del Mérito a Keith Kellogg, el enviado especial de Trump, que se ha convertido en el principal socio de Kiev en el seno de la Administración estadounidense.

Después de la cumbre en Alaska, que no sirvió para arrancar concesiones a Putin, Graham aconsejó a Trump que convenciera al jefe del Kremlin "de que, si esta guerra no termina de manera justa y honorable —con Ucrania haciendo también concesiones—, vamos a destruir la economía rusa". "Tenemos la capacidad de hacerlo", afirmó en la Fox.

Durante una reunión con periodistas el pasado mes de julio en París, Graham declaró que "el Senado está furioso porque Rusia está jugando a nuestra costa y a la del mundo. Y estamos dispuestos a hacer algo que antes no lo estábamos: ir detrás de quienes han estado ayudando a Putin”.

Pero los expertos dudan de la efectividad de un proyecto de ley que, llevado a la práctica, aislaría a Estados Unidos de algunas de las principales economías del mundo, incluida la Unión Europea, que todavía importa casi un 20% de gas ruso.

En palabras de Kevin Book, director gerente de la firma de investigación energética Clear View Energy Partners, un arancel como el que propone Graham "es, esencialmente, una desconexión total". Los gravámenes sobre los bienes fabricados en China —que sería el principal afectado por la medida— podrían disparar los precios e interrumpir las cadenas de suministro globales.

El senador republicano Rand Paul, un ultraliberal que cerró filas con Elon Musk durante su disputa con Trump a cuenta del Big Beautiful Bill, describió la propuesta como "un embargo mundial sobre 36 países".

La cuestión es que el texto experimentaría grandes cambios a medida que avanzara en las Cámaras. Además, los legisladores no darán el siguiente paso hasta que Trump dé luz verde, un escenario poco probable en el corto plazo.

Trump prometió hace dos semanas que Rusia sufriría "consecuencias severas" en caso de que Putin bloqueara las negociaciones de paz en el encuentro de Alaska. Pero Putin ha bloqueado el encuentro con Zelenski —un encuentro que el propio Trump había vendido como el próximo paso en las negociaciones de paz—, y el mandatario estadounidense no ha cumplido sus amenazas.

Preguntado el martes sobre si Putin sufriría esas "consecuencias severas", el inquilino de la Casa Blanca respondió que es "algo muy, muy serio lo que tengo en mente, si tengo que hacerlo, pero quiero ver que esto termine. Tenemos sanciones económicas. Estoy hablando de económicas porque no vamos a entrar en una guerra mundial".

"No será una guerra mundial, pero será una guerra económica. Una guerra económica va a ser mala, y va a ser mala para Rusia, y yo no quiero eso", matizó Trump, que apostilló inmediatamente después que "Zelenski tampoco es exactamente inocente".

Después del bombardeo ruso sobre Kiev de este jueves, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, reconoció que su jefe "no estaba contento con esta noticia, pero tampoco le sorprendió. Son dos países que han estado en guerra durante mucho tiempo".