
Donald Trump, tras anunciar la operación militar contra el programa nuclear iraní. Reuters
Una minoría republicana se une a los demócratas para reprobar a Trump por el bombardeo "inconstitucional" de Irán
La Ley de Poderes de Guerra contempla tres vías legales a la hora de atacar otro país. Los defensores de la operación Martillo de medianoche citan la tercera, que implicaría a Hezbolá y los hutíes, para justificar lo sucedido.
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Los aplausos cosechados por Donald Trump en su bancada tras bombardear tres instalaciones nucleares iraníes en una operación bautizada como Martillo de medianoche no han sido unánimes. Mayoritarios sí, pero no unánimes. Algunas voces dentro del Partido Republicano se han sumado al sentir del Partido Demócrata y han alegado inconstitucionalidad.
“Si bien la decisión del presidente puede resultar justa, es difícil concebir una justificación alineada con la Constitución”, escribía en sus redes sociales el congresista conservador Warren Davidson, de Ohio, al conocer la noticia.
En esa misma línea se ha pronunciado también Thomas Massie, un congresista conservador de Kentucky, aunque en su caso la crítica era de esperar. Y es que Massie es quien está detrás de una resolución que busca limitar el poder de decisión de la Casa Blanca en asuntos de guerra.
This is not America First folks. pic.twitter.com/UllkiycVRv
— Thomas Massie (@RepThomasMassie) June 22, 2025
Por su parte Steve Bannon, uno de los ideólogos más influyentes del ecosistema MAGA –Make America Great Again– y antiguo jefe de estrategia de Trump, dijo al enterarse de lo sucedido –se encontraba retransmitiendo su pódcast en directo– que el presidente debía explicar ante sus bases las razones exactas por las que se había atacado a la república islámica. Bannon, cabe recordar, se ha mostrado muy crítico con la intervención de Estados Unidos en “guerras extranjeras” al considerar que alejan la atención de una agenda doméstica vital para el futuro del país.
Más allá del Capitolio y del ecosistema puramente trumpista, la prensa conservadora estadounidense también ha opinado sobre la cuestión. “Como hemos señalado anteriormente la acción debería haber sido aprobada por el Congreso”, rezaba este domingo un editorial de la revista National Review –referente del conservadurismo norteamericano– por lo demás benévolo y partidario de meter en vereda a Irán. “Habría demostrado fidelidad constitucional”.
En paralelo, la revista libertaria Reason decidía adornar su portada del domingo con el siguiente titular: “El ataque contra Irán es ilegal”. “Viola claramente la Ley de Poderes de Guerra”, escribía uno de sus columnistas estrella: Eric Boehm. “Los límites al poder ejecutivo son más importantes cuando resultan más inconvenientes”. Conviene aclarar que Reason no es una revista estrictamente conservadora, pero una parte sustancial de sus lectores se ubica dentro de la derecha estadounidense.
La Ley de Poderes de Guerra
Lo cierto es que todavía se desconoce el argumentario legal manejado por la Casa Blanca a la hora de justificar el bombardeo de las instalaciones nucleares iraníes.
“Al no haber sido autorizado por el Congreso y al no haber respondido a un ataque contra territorio estadounidense o contra tropas estadounidenses, Trump parece haber excedido significativamente su autoridad”, explicaba Boehm –de Reason– a sus lectores. Los defensores de la operación, en cambio, señalan que Irán es la potencia detrás de grupos armados como Hezbolá o los hutíes de Yemen –que sí han atacado repetidas veces a tropas estadounidenses– y que, por lo tanto, no se ha caído en ningún exceso de autoridad al bombardear territorio iraní.
Al margen de los posicionamientos adoptados por unos y otros, todo parece girar en torno a la Ley de Poderes de Guerra.
Dicha ley, aprobada en 1973, contempla tres vías legales para que un presidente ordene el bombardeo de otro país. La primera es si existe una guerra declarada entre Estados Unidos y ese país. La segunda es si el Congreso autoriza acciones militares contra ese país. Y la tercera gira en torno a “una emergencia nacional causada por un ataque contra Estados Unidos, sus territorios o posesiones, o sus fuerzas armadas”.
En este caso la vía legal contemplada sería la tercera debido, precisamente, al citado apoyo directo –financiación, armamento, entrenamiento– de Irán a los grupos armados mencionados y algún otro más.
El fantasma de Irak
Consciente de la mala fama que tiene la guerra de Irak entre los estadounidenses, y consciente de los paralelismos que podrían trazarse, la Casa Blanca lleva desde la madrugada del domingo –cuando se ejecutó la operación Martillo de Medianoche– poniendo distancia entre aquel escenario y el actual.
Con eso en mente tanto el vicepresidente JD Vance como Pete Hegseth, el secretario de Defensa, han concedido varias entrevistas para aclarar que tras lo ocurrido este fin de semana esperan que Alí Jamenei, el ayatolá que dirige Irán, vuelva a la mesa de negociación. Y esperan que lo haga –han añadido– porque Estados Unidos no pretende ni tumbar su régimen ni, mucho menos, enviar tropas al país.
“Nuestra guerra es contra el programa nuclear Irán, no contra Irán”, ha declarado el primero.
Asimismo, y para tratar de calmar a la vertiente aislacionista del trumpismo, aquella que –como Bannon– no quiere saber nada de “guerras extranjeras” por muchos aliados que estén envueltos en ellas, se están lanzando apelaciones a su patriotismo y explicando que no quedaba otra.
En ese sentido, Vance ha dicho que el bombardeo de las instalaciones nucleares obtuvo luz verde tras meses de diplomacia y tras comprobar que los iraníes no estaban negociando en serio. Que estaban toreando a Estados Unidos, vaya.
A todo lo anterior conviene añadir que, según las últimas encuestas, el 60% de los estadounidenses no está de acuerdo con intervenir en Irán. “Solo el 16% de la población adulta, y el 19% de los votantes de Trump, apoyarían la medida”, explicaba también este domingo un periodista de datos llamado Elliott Morris.