
Militares chinos a bordo de un buque en una imagen de archivo.
Trump reactiva la industria naval para asaltar el liderazgo de China, llegar al Ártico y volver al "dominio marítimo de EEUU"
Trump sigue desafiando al gigante asiático y ya estudia imponer tarifas portuarias adicionales a los buques de fabricación china.
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El presidente de Estados Unidos tiene, sin duda, a China en su punto de mira. Tras subir al 125% los aranceles al gigante asiático, Donald Trump va ahora a por su industria naval tras firmar una orden ejecutiva en la que busca reactivar este sector en EEUU para contrarrestar el peso marítimo de China, líder mundial en la construcción naval y en el transporte marítimo de contenedores.
El decreto ofrece nuevas fuentes de financiación para apoyar la construcción naval estadounidense, allana el camino a las exenciones fiscales para las inversiones en "zonas de prosperidad marítima" y pide estudiar la presencia estadounidense en el Ártico.
Además, y según publica The Wall Street Journal, EEUU estudia imponer tarifas portuarias adicionales a los buques de fabricación china o abanderados por empresas chinas, como parte de una revisión de su estrategia arancelaria para reforzar la industria naval estadounidense.
Presencia en el Ártico
Trump ha ordenado al secretario de Defensa, Pete Hegseth, elaborar "una estrategia que identifique la visión, las metas y los objetivos necesarios para asegurar las vías fluviales del Ártico y permitir la prosperidad estadounidense ante los cambiantes desafíos de seguridad del Ártico y los riesgos asociados", un plan que deberá consultar con los jefes de Transporte, Seguridad Nacional y la Guardia Costera.
El objetivo de la iniciativa es, según recoge el documento, "restaurar el dominio marítimo de Estados Unidos" después de lo que ha criticado como "décadas de negligencia gubernamental", que ha "empoderado a (sus) adversarios y erosionado la seguridad nacional" del país.
En esta línea, la Casa Blanca ha argumentado que la producción nacional de barcos comerciales es menos del 1% a nivel mundial, "mientras que la República Popular China (RPC) es responsable de producir aproximadamente la mitad".
Por ello, en el escrito se ordena al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) investigar cómo la Armada estadounidense ha quedado tan atrás en este sector.
El organismo liderado por el multimillonario Elon Musk deberá comenzar, dentro de los próximos 90 días, "una revisión (...) de los procesos de adquisición de buques del Departamento de Defensa y del Departamento de Seguridad Nacional y entregará una propuesta al presidente (...) para mejorar la eficiencia y eficacia de estos procesos".
La respuesta de China
La reacción del gigante asiático no se ha hecho esperar, que considera que las nuevas sanciones portuarias de Estados Unidos contra buques construidos o abanderados por empresas chinas "no lograrán revitalizar la industria naval estadounidense" y ha advertido que la medida perjudicará al comercio global.
"Responsabilizar a China de los problemas del sector naval estadounidense carece de base fáctica y contradice la lógica económica", ha afirmado el portavoz del Ministerio de Exteriores chino Lin Jian en una rueda de prensa en Pekín.
Según el Gobierno chino, la industria naval del país asiático "se ha desarrollado mediante la innovación tecnológica y la competencia de mercado", y ha contribuido de forma "importante" a garantizar "el funcionamiento estable de las cadenas de suministro globales".
"Las políticas proteccionistas de Estados Unidos solo servirán para aumentar los costes del transporte, interrumpir la logística mundial y dañar los intereses de todos los países", denuncia la cancillería china.
Venta de armas al extranjero
Trump también ha firmado una orden ejecutiva cuyo objetivo es reformar el sistema de ventas de armamento al extranjero para mejorar la velocidad, la transparencia y la eficiencia del proceso.
"Reformar este sistema fortalecería simultáneamente las capacidades de seguridad de nuestros aliados e impulsaría nuestra propia base industrial de defensa", reza un comunicado publicado en la página web de la Casa Blanca.
Esta orden busca alinear las ventas de armamento con los objetivos estratégicos de política exterior de EEUU, garantizando al mismo tiempo que estas no afecten la preparación de sus propias fuerzas armadas.
Entre los principales cambios se incluyen la simplificación de trámites, la mejora de la colaboración entre el Gobierno y la industria privada, y la integración de características de exportación en las primeras etapas del diseño de armamento.