Maduro, durante una concentración por los indígenas en Caracas. Reuters
Maduro afirma que dispone de "miles de misiles rusos" para defenderse de EEUU si Trump opta por la invasión terrestre
“El mar lo tenemos controlado, así que estamos pensando en la tierra”. Así confirmó Trump los miedos del chavismo a una intervención militar.
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El autócrata venezolano, Nicolás Maduro, presumió este miércoles de los misiles antiaéreos de fabricación rusa que protegen los cielos de su país. "Cualquier ejército del mundo sabe del poder de los Igla-S y Venezuela tiene como mínimo 5.000".
En un acto televisado por la cadena pública VTV y rodeado de militares, Maduro quiso mandar este mensaje a Donald Trump poco después de que el presidente estadounidense declarara que "no descarta" una acción militar terrestre contra Venezuela enmarcada en la lucha contra el narcotráfico.
Tras esto, el propio Maduro ha reclamado un rotundo "no a la guerra". "Not war, not war. Yes peace, yes peace. Peace forever. No crazy war, please, please, please", ha dicho en inglés.
⚡️Maduro to Trump in English:
— The Global Monitor (@theglobal4u) October 24, 2025
Not war, not war. Yes peace, yes peace.
No crazy war, please, please, please. pic.twitter.com/wY4bHuVGYk
El pasado mes de agosto, Trump decidió calificar al Cartel de los Soles como entidad terrorista, estableció que Maduro era su máximo responsable y aumentó la recompensa que la Secretaría de Estado ofrecía por cualquier información que llevara a su captura, pasando de 15 millones de dólares a 50.
Desde entonces, la presión estadounidense no ha hecho sino aumentar, con el bombardeo a distintas embarcaciones en aguas internacionales y en aguas territoriales de Colombia, lo que ha provocado también un desencuentro con el presidente Gustavo Petro.
Toda esta tensión creciente hizo que Maduro mandara una carta recientemente al embajador ruso ante la ONU, y actual presidente de turno del Consejo de Seguridad, Vasili Nebenzia, pidiendo una reunión urgente del Consejo para estudiar y condenar un posible ataque estadounidense.
Desde entonces, la presencia militar en el Caribe ha crecido, tanto en los mares como, sobre todo, en los cielos, con bombarderos B1 patrullando la zona. La sensación es que, en cualquier momento, la cosa podría ir a más.
Un importante movimiento geopolítico
Dicho esto, la apelación de Maduro a Rusia -tanto la diplomática como la militar- no es casual. Venezuela es socio y aliado geopolítico del Kremlin como lo es de China. Ninguna de las dos grandes potencias querría ver cómo pierden su influencia sobre un país tan rico en petróleo y tan dispuesto a apoyar diplomáticamente cualquiera de sus causas, incluida la invasión de Ucrania. Cercado por la oposición interna y por la amenaza externa, es normal que Maduro saque a Rusia a relucir, para que en Washington recuerden que no están ante un enemigo cualquiera.
Y es que, incluso sin el apoyo de Rusia ni de China, una acción militar terrestre en Venezuela parece muy arriesgada. El chavismo se ha perpetuado en el poder durante 26 años gracias, precisamente, al apoyo de los militares y a la compra masiva de armamento. Una invasión terrestre es imposible sin una brecha interna que sin duda la Administración Trump está buscando y que tendría como objetivo el exilio o la detención de Maduro y la convocatoria de elecciones libres por primera vez en décadas.
El propio presidente estadounidense reconoció la semana pasada que había dado órdenes a la CIA de llevar a cabo maniobras encubiertas para decapitar al régimen, que presume de tener a ocho millones de reservistas dispuestos a defenderlo. Es una cifra algo difícil de creer si se tiene en cuenta que la población de Venezuela no llega a los 29 millones y que, en los últimos comicios, supuestamente, solo 6,4 millones de ciudadanos apoyaron a Maduro, cifra que, además, está, por decirlo amablemente, en discusión.
La "alt-right" no lo ve claro
Durante la tarde del jueves, se estuvo especulando con la posibilidad de que altos dirigentes venezolanos hubieran volado hasta la Isla Margarita, donde se encuentran varios de los centros de mando militares del régimen. También se especuló con que se habían dado a la fuga ante la inminencia del ataque estadounidense. Nada de ello se ha aclarado todavía. Obviamente, más allá de la lucha contra el narcotráfico en la que se enmarcan estas acciones militares, hay una intención política contra los regímenes de Maduro y Petro, máximos representantes del populismo izquierdista en Sudamérica.
En un momento en el que la Administración Trump parece volcada en que Javier Milei consiga un gran resultado en las elecciones legislativas de este domingo en Argentina, la intervención en Venezuela podría formar parte de una reconstrucción geopolítica de los equilibrios de poder en Sudamérica. Con todo, son varias las voces dentro del movimiento MAGA que critican esta política intervencionista, pues se aleja del "America First" que llevó dos veces a Trump a la Casa Blanca.
Activistas como Steve Bannon o Laura Loomer, referentes de la "alt-right" norteamericana, han culpado al Secretario de Estado, Marco Rubio, de querer llevar a Estados Unidos al desastre. Rubio, de origen cubano y exsenador por Florida, viene del ala más conservador y menos populista del Partido Republicano y en ocasiones anteriores se ha mostrado partidario de acabar con los regímenes dictatoriales en Cuba y Venezuela por la fuerza.
Enfrentarse militarmente a Maduro, por lo tanto, supondría enfrentarse a la vez a Putin, a Xi y a Bannon… y todo esto sin garantías de que no se convirtiera en un nuevo "Bahía de Cochinos". Es un riesgo enorme incluso para alguien con la confianza en sí mismo que tiene Trump. Ahora bien, si todo el mundo se empeña en repetirle al emperador que no va desnudo, siempre es posible que tarde o temprano agarre una pulmonía.