El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, organiza una ceremonia en honor a los prisioneros de guerra en Washington.
El Pentágono convoca a todos los generales de EEUU para una misteriosa reunión y desata el miedo a una gran purga militar
Se desconoce el motivo del encuentro en Virginia, que se celebrará el último día del año fiscal, en medio de la incertidumbre por un posible cierre del Gobierno.
Más información:Donald Trump oficializa el regreso del Departamento de Guerra de EEUU: "Tenemos el Ejército más fuerte del mundo"
¿Qué pensaría si, tras una ola de despidos, su jefe lo citara a una reunión sin darle ninguna pista sobre el motivo? En esa misma situación se encuentran centenares de generales y almirantes estadounidenses desplegados en todo el mundo desde que la semana pasada recibieron una convocatoria del secretario de Defensa, Pete Hegseth, que les emplazaba a reunirse en la base militar de Quantico, en Virginia, con apenas unos días de antelación y sin más explicaciones.
Para mayor inquietud, la directiva —inusual de por sí y sin precedentes— se emitió en un contexto marcado por la amenaza de un posible cierre del Gobierno, es decir, cuando el Congreso no logra un acuerdo sobre los presupuestos y la Administración no puede mantener los servicios federales no esenciales. La fecha límite para evitar esta paralización (el shutdown) es el 1 de octubre de 2025.
Esta combinación de factores ha generado preocupación entre los militares, que temen despidos o degradaciones masivas. El miedo no es infundado. Desde que Donald Trump le confió el mando del Pentágono, Hegseth se ha empeñado en reestructurar el Ejército, cumplir con la agenda de su presidente de acabar con los programas de diversidad e inclusión y ha apartado a numerosos oficiales.
En apenas unos meses, ha recortado un 20% de los oficiales de cuatro estrellas —los rangos superiores del Ejército—, además de despedir al jefe del Estado Mayor Conjunto, Charles Brown Jr., de origen afroamericano, y la almirante Lisa Franchetti, primera mujer en dirigir la Marina. Además, ha reducido en un 10% los oficiales de rangos inferiores. "Creo que la frase más tonta de la historia militar es que nuestra diversidad es nuestra fuerza", llegó a decir.
Pero lo cierto es que nadie sabe con certeza qué sucederá, ya que el Pentágono no ha revelado detalles sobre la reunión ni su agenda. Sin embargo, un alto funcionario de la Administración dijo al New York Times que Hegseth planeaba dar un discurso de menos de una hora sobre nuevos estándares militares y sobre su visión de una "ética guerrera". Una suerte de "acto motivacional" para "entusiasmar a los combatientes" en lo que considera una nueva etapa del departamento.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, organiza una ceremonia en honor a los prisioneros de guerra en Washington.
Hace unas semanas, Trump firmó una orden ejecutiva para cambiar el nombre del Departamento de Defensa por el de Departamento de Guerra. Aunque la medida todavía debe ser aprobada por el Congreso, ya se han actualizado algunos logos "No se trata solo de cambiar el nombre, se trata de restaurar el espíritu guerrero del Ejército de Estados Unidos", declaró Hegseth.
Según recoge la prensa estadounidense, la iniciativa de convocar esta reunión masiva partió de Hegseth, quien posteriormente trasladó su propuesta a la Casa Blanca. Así, en un principio, Trump apenas tenía claro cuál era el objetivo del encuentro, pero finalmente, en un giro de última hora, el viernes decidió que asistiría, adelantó el Washington Post.
"Es una reunión muy agradable para hablar de lo bien que nos va en términos militares, de nuestra excelente condición física y de muchas cosas buenas y positivas. Es un buen mensaje", dijo Trump en una entrevista con NBC News. "Tenemos gente estupenda que participa y se genera un auténtico ‘espíritu de cuerpo’. ¿Conocen esa expresión? De eso se trata. Conversamos sobre lo que estamos haciendo, lo que ellos hacen y cómo lo llevamos a cabo".
Un problema de seguridad
Más allá de la incertidumbre que rodea la reunión, muchos expertos han expresado sus preocupaciones en materia de seguridad. Aunque el Ejército dispone de canales telemáticos para coordinar diversos tipos de encuentros, el secretario de Defensa ha optado por convocar a los oficiales de manera presencial.
Esto implica que los mandos de mayor rango, desplegados tanto en Estados Unidos como en el extranjero (y que normalmente supervisan a cientos o incluso miles de soldados) viajarán (o lo están haciendo ya) a Virginia. Entre ellos, según el Washington Post, se incluyen altos comandantes destacados en zonas de conflicto, como Europa, Oriente Medio o la región del Indo-Pacífico, que tendrán que dejar temporalmente sus responsabilidades en el terreno para asistir a la reunión.
A todo ello se suma el elevadísimo coste en billetes y desplazamientos, así como el riesgo de que numerosos militares queden atrapados en Virginia. Y es que la reunión coincide con el último día del año fiscal, el 30 de septiembre, por lo que muchos temen que, si no se aprueban los presupuestos y se produce un cierre del Gobierno, algunos comandantes o miembros del personal no tengan transporte para regresar a sus destinos debido a la parálisis parcial.