
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, responde a preguntas mientras hace un anuncio sobre un acuerdo comercial con Reino Unido, en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington, Estados Unidos, 8 de mayo de 2025. Reuters
Trump se anota el primer tanto en su ofensiva arancelaria con la vista puesta en las negociaciones con China
Las delegaciones china y estadounidense mantienen este fin de semana en Ginebra la primera ronda de contactos para litigar la guerra comercial.
Más información: Trump elimina en su acuerdo comercial con Reino Unido los aranceles al acero y al aluminio y reduce al 10% el de los coches
Donald Trump se anota su primer tanto, y de paso Keir Starmer hace lo propio. El presidente de Estados Unidos anunció ayer a bombo y platillo un “gran acuerdo comercial” con Reino Unido; el primer acuerdo comercial, de hecho, desde que el mandatario republicano impusiera a principios de abril una batería de aranceles a las importaciones de casi todo el mundo.
“Hoy es un día increíble para Estados Unidos, ya que presentamos nuestro primer Acuerdo Comercial Justo, Abierto y Recíproco, algo que a nuestros expresidentes nunca les importó. Junto con nuestro fuerte aliado, Reino Unido, hemos alcanzado el primer acuerdo comercial histórico desde el Día de la Liberación”, subrayó Trump en su mensaje de ayer en Truth Social, escrito en tono triunfal, en el que explicó que, en el marco del acuerdo, las arcas estadounidenses recaudarán 6.000 millones de dólares “en ingresos externos provenientes de aranceles del 10%” a algunos productos de Reino Unido, otros 5.000 millones de dólares en “nuevas oportunidades de exportación” para los ganaderos, agricultores y productores de su país.
El pacto, en palabras de Trump, fortalecerá la seguridad nacional de Estados Unidos y Reino Unido a través de la creación de “una Zona de Comercio de Aluminio y Acero, y una cadena de suministro farmacéutica segura”. “Este acuerdo demuestra que, si respetas a Estados Unidos y presentas propuestas serias, ¡Estados Unidos ESTÁ ABIERTO PARA LOS NEGOCIOS! Se vienen muchos más — ¡ESTÉN ATENTOS!”, zanjó (sic) Trump, que aprovechó la ocasión para mandar un aviso a navegantes.
El primer ministro británico confirmó poco después que, en efecto, había alcanzado un acuerdo con la Administración estadounidense; un acuerdo que también describió como “histórico”, dado que servirá, explicó, para reducir algunos de los aranceles sobre automóviles, aluminio y acero que el propio Trump había impuesto de manera unilateral. El pacto, según el líder laborista, primer mandatario internacional en ponerse de acuerdo con la Casa Blanca en materia de aranceles, salvará “miles de empleos británicos”.
Pese a las declaraciones grandilocuentes tanto de Trump como de Starmer —que comparecieron ante la prensa de forma simultánea, aunque por teléfono, uno desde Washington y el otro desde Solihull, una localidad a las afueras de Birmingham donde visitaba una fábrica de coches—, el secretario general de la Cámara de Comercio Internacional, John Denton, considera que, en realidad, los aranceles de Estados Unidos sobre las exportaciones británicas “siguen siendo significativamente más altos que al comienzo del año”.
Si bien es cierto que Reino Unido no figuraba en la lista de países más damnificados por los aranceles de Trump, con un 10% en comparación, por ejemplo, con el 49% de Camboya, el acuerdo supone, desde luego, una gran noticia para los ganaderos de carne de res y para los fabricantes de vehículos británicos. Muchos en las islas respiraron aliviados. Entre ellos, el propio Starmer, que acaba de encajar una sonora derrota en las elecciones locales de Inglaterra a manos del partido de Nigel Farage.
El embajador británico en Washington, Peter Mandelson, se refirió al acuerdo como una “plataforma de lanzamiento” para caminar hacia una liberalización total. Es decir, que Starmer quiere más. Las negociaciones entre la Casa Blanca y el Gobierno laborista no fueron sencillas, pero los de Starmer consiguieron adelantarse a otros países, quizás, mejor posicionados, como Israel, Corea del Sur o Japón. Trump, sin embargo, no parece tenerlo tan claro.
El primer ministro británico envió una señal de fuerza de puertas hacia dentro; Trump, en cambio, quiso proyectar firmeza hacia el exterior, en concreto, hacia China. ¿Por qué? Porque este fin de semana comienzan en Suiza, territorio neutral, las negociaciones comerciales con Pekín.
Está previsto que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el principal negociador en esta materia de la Administración, Jamieson Greer, mantengan en Ginebra el primer encuentro con la delegación china, que encabeza He Lifeng, bautizado como el zar económico del gigante asiático. Será, además, la primera reunión entre altos funcionarios chinos y estadounidenses desde que el senador Steve Daines se vio las caras en Pekín con el primer ministro, Li Qiang, el pasado marzo. “Mi impresión es que esto se tratará de desescalar”, declaró Bessent a la Fox después de anunciar el encuentro este martes. “Tenemos que desescalar antes de poder avanzar”.