Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid.

Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid. Cristina Villarino

América Cuba

Rosa María, sobre su padre Oswaldo Payá: "El pueblo cubano sabe que fue el régimen quien lo asesinó"

La hija del opositor cubano asesinado en 2012, fundadora de la plataforma Cuba Decide, concede una entrevista a EL ESPAÑOL en su viaje a Madrid.

25 abril, 2023 02:30
Madrid

El asesinato de Oswaldo Payá casó a su hija con la lucha. Tenía 23 años, y ya se sabía heredera de la disidencia más sincera contra el Estado: aquella que se ejercía desde la propia isla. Pero ese 22 de julio, la embestida del coche en el que su padre —prominente líder de la oposición al castrismo— viajaba con el español Ángel Carromero (vicesecretario general de Nuevas Generaciones) y dos tripulantes más en la región meridional de Bayamo catapultó a Rosa María a un activismo que hoy sigue tratando de reparar su pérdida.

Rosa María Payá (La Habana, 1989) dedujo desde que supo del 'accidente de tráfico' de su padre que aquello había sido un asesinato: los Castro lo habían matado. Su reacción fue seguir a su madre en el éxodo a Miami y organizar desde la Florida la toma de relevo a Oswaldo. Hoy, con 34 años, mantiene el convencimiento de que el régimen acabó con la vida de su padre opositor, y de que la única venganza posible es luchar por una Cuba libre mediante los preceptos de la democracia.

Es ese el fin de Cuba Decide, la plataforma que fundó en 2015 para liderar la "movilización pacífica de los cubanos y de la comunidad internacional" por un cambio de régimen en el país, que no visita desde 2018. El periodista estuvo recientemente, y trata de compartir impresiones sobre el país que vio a parches: "Esa Santa Clara que promocionan como la meca del Che es en realidad una de las regiones con más presos políticos. El régimen cubano arregla a la gente que deambula por las zonas turísticas".

Un auto clásico y una motocicleta pasan frente a una valla con un retrato de Fidel Castro, este domingo.

Un auto clásico y una motocicleta pasan frente a una valla con un retrato de Fidel Castro, este domingo. Efe

Payá, de visita en Madrid, describe una geografía que se le ha vuelto enemiga. Para un país que vende alegría, alguien que lo ama tanto como para consagrarle su vida no expresa sino pesadumbre al hablar de él. Tratando de explicar dónde está su Cerro natal, Rosa María se refiere a "la Plaza Cívica, un monumento de los años 40 en Cuba que después ellos bautizaron como Plaza de la Revolución". Pareciera como si a la invitada, que nació cuatro décadas después de la victoria del comunismo, le hubieran quitado el país. Como tantos otros cubanos, Rosa María Payá siente aprensión por lo que han hecho con su tierra.

La Cuba de la que vamos a hablar hoy dista un poco de la que dejó su padre. Desde 2012, su país ha protagonizado acercamientos insólitos con Estados Unidos, una pandemia devastadora y protestas a la altura del 'maleconazo' de 1994. ¿Cómo describiría la situación de Cuba en 2023?

En el 2022, Cuba fue ranqueada como el país más miserable del mundo a partir de los niveles de inflación medidos por el panel de Hanke, con más del 200% de la inflación. Pero, ¿qué significan esas cifras a nivel humano? Significan que los cubanos no tienen cómo acceder a los alimentos que necesitan para proveer a su familia, que no hay atención médica, que no hay cómo transportarse, que hay un problema para acceder a agua potable corriente en muchísimas de los hogares cubanos... En fin, que la gente está sufriendo a escala humanitaria, aunque eso no se vea desde fuera. Pero además, se están viviendo niveles de represión y de violencia política que no solamente han llevado a más de mil personas a prisión: es que hay personas que están en prisión por reaccionar a un post en Facebook desde su casa, ya no por transmitir una protesta en vivo. Ese es el nivel de violencia y de terror que se vive.

¿Se ha intensificado en los últimos años? ¿O la tónica del régimen ha sido tan severa desde su fundación?

En Cuba ha habido decenas de miles de presos políticos desde que se instauró el régimen. No ha dejado de haberlos. También ejecuciones arbitrarias y judiciales, pero siempre injustas. Registrados hay más de ocho mil casos, uno de ellos mi padre, en el año 2012. Pero en los últimos tres años, es innegable ver cómo los niveles represivos y de violencia política han aumentado.

¿En respuesta a qué?

La represión que vivimos ahora responde a la mayor movilización del pueblo cubano, que en los últimos años ha cambiado, sobre todo, de manera cualitativa. Hay un antes y un después de las protestas masivas en las calles de Cuba el 11 de julio [de 2021], en términos de movilización ciudadana y de la expresión popular por el cambio de sistema. Pero también en términos de la represión brutal con la que respondió el Estado.

Además de la mano dura del Gobierno, ¿han acercado estas movilizaciones a algo?

Partimos de la base de que los cubanos están convencidos de que la única salida humana de la crisis es el fin de la dictadura. Es requisito para prosperar con el fruto de tu trabajo y ver crecer a tus hijos con un mínimo de paz. Ese convencimiento —y en muchos sentidos, esa desesperación— ha llevado a los cubanos a tomar el mayor riesgo posible, que es la propia vida. ¿Eso significa que no tenemos miedo? No, eso significa que tenemos más miedo de seguir así que de la represión. Mi padre decía algo que retrata lo que estamos viviendo ahora mismo: "No tenemos odio en el corazón, pero no vamos más a dejarnos controlar por el miedo". No es que no haya represión, hay represión y es brutal. Y no es que no dé miedo, es que ese miedo ya no controla al pueblo cubano.

¿Es tal el convencimiento de que el pueblo cubano optaría por un cambio de régimen como para que la mayor proclama de su plataforma sea "dejen al pueblo decidir"? Si los cubanos decidieran mañana en unas elecciones libres, ¿cree que votarían por la caída del castrismo?

Absolutamente. Pero la ruta de Cuba Decide, como no podría ser otra, es un camino democrático. Vamos a cambiar el sistema y vamos a cambiarlo con la participación de todos los cubanos. De lo que no nos queda ninguna duda es que, si ese pueblo es capaz de ponerle el pecho a las balas, como vimos en el verano pasado, ¿cómo no va a votar por la libertad cuando tenga todas las garantías de ser escuchado?

¿Qué hoja de ruta sugiere Cuba Decide para la democratización de su país?

Proponemos un plebiscito vinculante que fuerce a la dictadura a cumplir con las condiciones y los derechos que hagan posible un proceso de transición en Cuba. ¿Por qué tenemos que hacer un proyecto vinculante? Porque el sistema que está impuesto en el país es el de un partido único de manera irrevocable. No se pueden hacer elecciones libres con el Partido Comunista como el único rector de la sociedad y del Estado. Hay que cambiar de sistema.

Y para llegar a ese plebiscito, ¿qué tiene que pasar?

El paso definitivo aquí es que la presión popular —los cubanos somos, y lo hemos demostrado, los protagonistas de la historia— se combine con la presión internacional —el cubano somos un pueblo desarmado y pacífico, y los generales en el poder tienen las armas y las están usando contra el pueblo—. Cuando esas dos fuerzas logren someter a esos criminales que están en el poder, el rumbo de Cuba quedará a la voluntad soberana de la ciudadanía. Con una ruta muy clara: condiciones y derechos. Condiciones de transparencia con la comunidad internacional dentro de la isla, con conteo independiente, pero también con libertad de los presos políticos, con fin la represión, con libertad de asociación, con libertad de expresión.

Tienen que cancelar todas esas leyes, todos esos decretos que hacen imposible este proceso, para con esas condiciones poder ir a un proceso de transición que pasa por un plebiscito vinculante, una transición y las elecciones. No estamos inventando el agua fría, estos procesos han existido en otros lugares. Ahora, para que ese proceso se dé hay que derrocar a unos criminales corruptos que llevan 64 años en el poder.

Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid.

Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid. Cristina Villarino

Habla de la presión desde el extranjero para empujar la caída del Gobierno de Cuba. ¿Qué acciones habría de tomar la comunidad internacional?

Las herramientas para forzar la caída del régimen son muchas: la presión puede ser económica, diplomática o política. Cuando pedimos a la comunidad internacional que ejerza esa presión en favor de las demandas del pueblo cubano, no lo estamos haciendo solamente por la libertad del pueblo cubano y para parar esta impunidad tan horrenda. Pedimos ayuda en un momento en el que el régimen castrista es el mejor aliado transatlántico de Putin, el invasor de Ucrania.

Está más que documentada la alianza estratégica militar entre la dictadura cubana y Rusia, en un momento en el que ya han caído la democracia venezolana y la nicaragüense. Los focos más intensos de inestabilidad en el continente han sido provocados definitivamente por la influencia de la dictadura cubana. Así que, cuando pedimos a la comunidad internacional que ejerza esa presión en favor de las demandas del pueblo cubano, estamos hablando de salvar la estabilidad democrática del hemisferio y de una coherencia mínima para tratar de quitarle aliados al régimen de Putin. Es algo que debería hacer Europa velando por sus mejores intereses.

En una reciente ponencia en la Universidad CEU-San Pablo, dijo que Cuba persuadió a 11 países africanos para que cambiaran su voto y se abstuvieran en la condena de la invasión rusa a Ucrania ante las Naciones Unidas. Desde febrero de 2022, ¿en qué ha consistido la política exterior cubana? ¿La Habana se limita a pivotar en completa sintonía con Moscú?

No. El régimen cubano ha demostrado ser su propio hombre, en el sentido más literal de la palabra. Obviamente, a nivel hemisférico actúa como un operador del régimen ruso en el continente americano. También como una puerta de entrada del Partido Comunista Chino, que es la otra gran amenaza que sufren las democracias a nivel mundial. Sí, la dictadura cubana es y va a seguir siendo un operador de ambos regímenes, así como un aliado estratégico de Irán; pero además un sistema que por sí mismo, con independencia de estos otros actores nefastos en la comunidad internacional, controla un sistema de inteligencia con una influencia absoluta en América Latina, y considerable en África.

Cuba controla toda la estructura criminal de narcotráfico en América Latina, influye en estructuras políticas que en estos momentos está en el poder en la mayor parte de América Latina, desde Brasil hasta México. Este animal, al mismo tiempo que tiene toda esa influencia, es un esqueleto rigidísimo que descansa sobre algunas familias de generales que están entre los 80 y los 100 años. O sea, es un cuerpo vulnerable, débil y además rechazado por su propio pueblo.

Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid.

Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid. Cristina Villarino

En realidad, las pocas democracias que aún persisten en el mundo tienen una gran oportunidad de empujar el muro de Berlín de las Américas que es la dictadura cubana, y derribarlo. Eso es fundamental si queremos empezar a recuperar la democracia en otros países de nuestra región. Y si queremos cortar la puerta de entrada de actores como Irán, China o Rusia en nuestro continente.

La influencia de la inteligencia cubana no parece tan relevante a ojos de un consumidor de medios españoles. No se le otorga los créditos de las injerencias de Rusia o de China en el hemisferio americano. ¿Es tanta la extensión de la inteligencia cubana?

Es evidente la injerencia del régimen cubano en Venezuela, en Bolivia y Nicaragua. Cuando cae el campo socialista, Fidel Castro y Lula da Silva crean el Foro de São Paulo. Esta plataforma, la inteligencia cubana y el dinero de la actividad criminal latinoamericana ayudan a llegar al poder a Hugo Chávez. Está documentado cómo, una vez Chávez llega al poder, los recursos del pueblo venezolano comienzan a ser parte de los recursos de la dictadura cubana para continuar infiltrándose en el resto de la región. Por ejemplo, durante el gobierno de Evo Morales en Bolivia, agentes de la seguridad del Estado operaban bajo la fachada de las misiones médicas: de 705 supuestos profesionales de la salud, 497 no tenían título de médico. Los impuestos que los bolivianos destinaban a salud pública estaban costeando la intromisión de una dictadura extranjera en los asuntos internos del pueblo boliviano.

Hace unas semanas, el Colegio Médico de México pidió la expulsión de 20 de los supuestos médicos cubanos de misión en ese país porque no tenían el título de médico. O sea, esto no es nada del pasado. Continúa la influencia de Cuba en el resto de la región, cuyos principales actores —por lo menos cuyos gobiernos son más grandes y más influyentes— están en complicidad absoluta con la dictadura.

El ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, saluda a su homólogo ruso en La Habana este 20 de abril.

El ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, saluda a su homólogo ruso en La Habana este 20 de abril. Reuters

Así las cosas, vemos un gobierno colombiano tratando de sacar al régimen castrista de la lista de países que patrocinan el terrorismo, cuando Cuba patrocina a terroristas que han causado la muerte a ciudadanos colombianos y que en estos momentos viven en el territorio nacional cubano. Vemos a un presidente de México nada más y nada menos que chantajeando al gobierno de Estados Unidos si no invita a la Cumbre de las Américas a las tres dictaduras de la región. Vemos a Lula da Silva recibir al canciller ruso justo antes de que el canciller ruso viaje a La Habana. O sea, es hora de despertar. Es hora, Europa. Es hora de despertar. La influencia del régimen cubano y la operación del aparato de inteligencia realmente está significando un apoyo concreto a los que son los enemigos de la democracia en estos momentos.

La imagen de la sanidad cubana en España es la de una próspera, exportadora de profesionales y desarrolladora de dos vacunas contra la COVID-19. ¿Cuál es el papel del sistema sanitario en las 'relaciones públicas' del régimen?

Naciones Unidas clasifica las unidades médicas cubanas como trabajo forzado. Son esquemas de tráfico de personas y de esclavitud moderna. Esta opinión no es mía, sino de los expertos de Naciones Unidas que revisaron las denuncias de más de 100 profesionales de la salud cubana que escaparon de estos esquemas. A los médicos cubanos les quitan su pasaporte, les dan entre el 8 y el 15% de su salario real, y si salen de la misión no los dejan regresar a su país por ocho años en los que encierran a sus familias en el país. Para que no vean a sus hijos, para que no vean a sus madres. Los tratan como desertores.

Pero además de esquemas de esclavitud moderna, son esquemas de injerencia del régimen cubano en estos países. Vimos el caso de Bolivia: cuando comenzaron los disturbios en Ecuador que terminaron con la quema de la Contraloría en Quito, el presidente Lenín Moreno cerró las Brigadas Médicas Cubanas, de al menos 250 cubanos, que por coincidencia habían entrado dos semanas antes con pasaporte médico. Probablemente estos, como los de México de hace un par de semanas, tampoco eran médicos, sino infiltrados del régimen cubano que sirven dos funciones: por un lado, interfieren directamente en los asuntos internos; pero también supone esto una manera de conseguir divisas que le provee millones de dólares todos los años a esta dictadura. Este dinero, lógicamente, no va a los médicos, sino a los bolsillos de los Castro y de los generales que están en el poder. De hecho, la Organización Panamericana de la Salud ahora mismo está acusada en los Estados Unidos por ser parte de un esquema de corrupción que beneficia a la dictadura cubana.

¿Considera influyente al Estado cubano en regímenes no afines al castrismo? Si no me equivoco, no se le permitió la entrada a Panamá en 2014 para la Cumbre de las Américas. Panamá en ese momento tenía un gobierno conservador. ¿Por qué fue detenida en el aeropuerto de la Ciudad?

Me detuvieron entrando al aeropuerto de Panamá, como me detuvieron en Lima en el 2018. En el caso de Panamá, en la Cumbre de las Américas, era evidente la presencia de los servicios de inteligencia cubanos en el aeropuerto, detrás de las supuestas autoridades panameñas que me detuvieron a la salida del avión. Pero aquí otro ejemplo muy ilustrativo de cuán sutil puede llegar a ser la presencia del régimen cubano en los asuntos interiores de otros países: cuando llegué a Lima, cuatro años después, e intenté pasar a inmigración, lo que le saltó a la chica en la pantalla es que yo tenía una circular de Interpol, por supuesto falsa. No soy una criminal internacional, Interpol no me está buscando. Pero la injerencia de los servicios de inteligencia cubanos en Perú es tan grande que pueden cambiar lo que están viendo sus oficiales de inmigración, interviniendo en el sistema API [el sistema migratorio de algunos países, como Perú] y poner mi nombre como si yo fuera una criminal internacional. Ese es el nivel de injerencia y de operación de los agentes de la seguridad del Estado en la región.

Habla de 'terrorismo de Estado' como el modus operandi del régimen cubano. ¿Son sinónimos para usted comunismo y terrorismo?

Definitivamente, el terrorismo es un método del comunismo; ya sea desde la oposición o desde el Estado. Yo no tengo un solo ejemplo en el cual un Partido Comunista haya renunciado públicamente al uso de la violencia para llegar al poder. Yo no tengo un solo ejemplo en el mundo donde el Partido Comunista se haya arrepentido de la utilización de la violencia —y, por tanto, del terrorismo— para el avance de sus intereses. Y sin embargo, hay más de cien millones de muertos como consecuencia del comunismo en el mundo.. Esto no es una opinión, esto es una realidad. La violencia del Estado en Cuba es ejercida para infundir pánico. Ese es el concepto de terrorismo. Eso se hace desde el Estado en mi país.

Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid.

Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid. Cristina Villarino

¿Por qué la izquierda española es tan reticente a condenar al Estado cubano?

Simpatía ideológica y corrupción. Esta pregunta habría que hacérsela al PSOE, o a Podemos, que a lo mejor no se llama comunista, pero es comunista, y cuyos lazos con el chavismo también están más que documentados. Y el chavismo es el engendro del castrismo. No sólo el engendro ideológico, es que la contrainteligencia militar venezolana es cubana, y eso tampoco lo está diciendo Rosa María. Eso lo dice el último informe de Naciones Unidas sobre el estado de las cosas en Venezuela.

¿Cómo debería actuar la izquierda española?

La lucha por la libertad y la democracia es humana, no es intrínsecamente ideológica. Todo aquel que aspire a hacer política en democracia debería ser un militante de esa lucha antes de cualquier simpatía ideológica. Creo que el comunismo le ha hecho mucho daño a la izquierda en general. Y, si una oportunidad tiene de hacer lo correcto, es apoyar al pueblo cubano en su demanda más elemental, que no es ideológica: es una demanda por la libertad y por la democracia.

No hay tampoco grandes referencias de una disidencia izquierdista en Cuba. ¿Cuán diversa puede llegar a ser Cuba Diversa? ¿Ve posible una izquierda contraria al régimen en el seno de su iniciativa?

Para el régimen, el enemigo no es sólo el liberal o el conservador: es que en Cuba ser socialista también está prohibido. Tienes que ser de la Juventud Comunista, porque cuando hay comunismo hay totalitarismo. Y por supuesto que todas estas corrientes están vivas en nuestro país. Por eso, iniciativas como Cuba Decide no se paran en un presupuesto ideológico, porque lo que nos une en este momento es precisamente el cambio de sistema.

Y en esta plataforma hay movimientos opositores de todos los colores, desde líderes religiosos hasta activistas LGTB, hay ciudadanos que no piensan hacer política nunca en su vida, pero que la política no los deja vivir en este momento y que, por tanto, están dispuestos a arriesgar su propia vida para lograr ese cambio. En eso deberían fijarse los españoles de cualquier posición política, y es con eso con lo que deberían simpatizar y ya no más con la patética historia del guerrillero con sangre en las botas.

¿A qué relación aspiraría la Cuba por la que usted lucha con los Estados Unidos de América?

La Cuba de todos los cubanos, que es la Cuba a la que yo aspiro, es una Cuba libre y amiga de los Estados Unidos, como libres y amigos quiero que seamos con los españoles y con el resto del mundo. En este momento, en que las manos de los cubanos están atadas, sólo podemos pedir a nuestros amigos que exijan que se desaten las manos del pueblo cubano. Cuando se consiga, nos sentaremos a hablar de migración, de hoteles y de lo que ustedes quieran.

Pero por ahora, los cubanos están huyendo de la isla en avalancha. Muchos paisanos suyos vuelan a Nicaragua para recorrer la geografía mexicana hasta llegar a la frontera con EEUU, donde les esperan largas estancias en centros de detención migratoria inhumanos mientras esperan que se les apruebe el asilo por una aplicación móvil amañada. Otros directamente han cogido pateras y alas delta rudimentarias para cruzar el estrecho de la Florida. ¿Cómo abordar esto?

Los cubanos antes del comunismo nunca emigraron. Ni a los Estados Unidos ni a ningún lugar. Nuestro país era un pueblo que recibía a inmigrantes, muchos españoles de hecho. Después regresaron. Hay muchas generaciones de españoles que tienen una abuela, una madre que nació en Cuba. Ya no más. Ahora somos los cubanos los que tenemos que irnos de nuestro país. La razón no es otra sino la dictadura. Una vez la superemos, podremos empezar a trabajar como ciudadanos libres, que allí donde han llegado han prosperado. Y si hay un testamento de eso es el exilio cubano, ya sea en España o en los Estados Unidos.

El único lugar donde los cubanos no son prósperos es en Cuba. En el resto del mundo lo son. Lo único que los cubanos necesitamos para sacar adelante nuestro país es libertad. Eso es todo lo que necesitamos y por eso esa es la prioridad en este momento. Y no qué cuota de visas va a dar el gobierno de los Estados Unidos. Estamos muy preocupados porque cada exiliado, cada cubano que escapa del país en situación irregular puede ser víctima del tráfico de armas, puede ser comida de tiburones en el estrecho de la Florida. Estamos cansados de que negocien con los cuerpos de los cubanos, de que negocien con los prisioneros políticos, de que negocien con los refugiados cubanos. Basta ya de tanta inmoralidad. Los cubanos tenemos claro el camino, y es la libertad.

Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid.

Rosa María Payá, en entrevista con EL ESPAÑOL el viernes en Madrid. Reuters

¿Cuándo pronostica que sucederá?

Por lo que depende del pueblo cubano, puede pasar en cualquier momento. Lo que sí hemos visto, y no estoy hablando aquí ni desde el triunfalismo ni desde la ingenuidad, es que el millón de personas en las calles de Caracas, los estudiantes asesinados en Managua, las protestas en Cuba no han sido en vano. Estos criminales están dispuestos a asesinar a su población para mantenerse en el poder. El cambio sucederá antes en la medida en que España, la Unión Europea y los Estados Unidos —las democracias del mundo— estén dispuestas a presionar para que esa impunidad con la que se ejerce la violencia se rompa, para que les dé más miedo disparar contra su propio pueblo que someterse a la voluntad soberana de la nación.

Su lucha recoge el testigo de la de su padre, Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación (MLC) y asesinado en 2012 mientras viajaba en un coche conducido por Ángel Carromero. ¿Cuál es el legado de su padre en la disidencia cubana?

Para mí fue muy emocionante ver en las protestas de 2022, que el mundo vio durante el verano pero que continuaron en el país durante todo el año pasado, que los cubanos hacían el símbolo del MLC de mi padre. El gesto [consistente en hacer una 'L' con los dedos pulgar e índice] lo hacían personas que acudían a las protestas nada preparadas, con lo puesto, quizá con algún cartel o alguna bandera cubana. La mayoría lo que tenía era su propio cuerpo, y la 'L' de liberación.

Logo del Movimiento Cristiano de Liberación de Oswaldo Payá, con el símbolo de la 'L'.

Logo del Movimiento Cristiano de Liberación de Oswaldo Payá, con el símbolo de la 'L'. Twitter

Ahora este es un símbolo que trasciende al pueblo cubano, y ves a los venezolanos levantando también la 'L'. Qué más gráfico ejemplo que ese de cuánto el legado de mi padre sigue vivo.

¿Es consciente el pueblo cubano de cómo acabó la vida de Oswaldo Payá?

Absolutamente. Sí, absolutamente. Desde el primer día. Desde el día en que salió en televisión nacional la dictadura cubana explicando la muerte de mi padre, los cubanos leyeron: "Han asesinado a Oswaldo Payá".

Su familia no tiene ninguna incógnita sobre cómo acontecieron esos hechos.

No tenemos ninguna duda, y hay evidencia suficiente que prueba que la muerte de mi padre fue resultado de un atentado perpetrado por agentes del régimen cubano por órdenes que no pudieron venir de otro lugar que de Raúl y Fidel Castro. De hecho, yo espero que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que ha tenido el caso por diez años ya, se pronuncie prontamente. Y yo creo que esto es algo que debe suceder en los próximos meses o semanas, porque ya se han cumplido todos los plazos. Ya tuvimos hace un año una audiencia pública con todos los comisionados donde todos estos hechos salieron a la luz. Espero que se pronuncien y que sea una sentencia firme contra el Estado cubano por el asesinato a mi padre y de Harold Cepero.