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Argentina se rompe por Cristina Kirchner: el intento de asesinato escala la polarización del país

Las últimas semanas fueron testigo de varias manifestaciones a favor y en contra de la vicepresidenta. Se teme que los altercados vayan en aumento tras el intento de asesinato. 

3 septiembre, 2022 03:08

Argentina estuvo a un paso de sufrir su mayor tragedia en democracia cuando, en la noche del jueves, un hombre encañonó el rostro de la vicepresidenta Cristina Kirchner y apretó el gatillo. La fatalidad no se consumó porque, en un golpe de suerte, la pistola, cargada con cinco balas, se encasquilló y no disparó. El hombre, un brasileño de 35 años con antecedentes penales, fue detenido de inmediato y las imágenes corrieron como la pólvora por las redes. Kirchner pudo salvar su vida, pero el pánico volvió a un país donde la violencia contra dirigentes políticos aún resuena en las esquinas.  

Pocas horas después del suceso, Alejandro Fernández decretó el día como "feriado" en toda la nación. Un día festivo para animar las protestas en la calle contra el intento de magnicidio y para demostrar una vez más el masivo apoyo popular que profesan a la mujer del difunto Nestor Kirchner.

Los comercios cerraron de inmediato y los trabajadores de grandes compañías fueron comunicados para que se desconectasen de sus tareas hasta el próximo lunes. Hasta el fútbol se suspendió. Tanto los sindicatos como las fuerzas vivas del kirchnerismo, empezando por la Kampora, se echaron a la calle en la noche del viernes en un ejercicio de presión popular. 

El triste episodio es la enésima demostración de la polarización extrema de una sociedad en la que Cristina Kirchner ha dejado de ser sólo una política hace mucho. Ella, la primera mujer elegida por el voto popular para la Casa Rosada, encarna todo un movimiento que levanta tantas pasiones como odios en Argentina. 

Astuta, controvertida, elocuente, estratega o populista, los adjetivos varian según quién hable de ella. Fernández ha construido una imagen en el país que parece ser indestructible, que resiste a todo, casos judiciales también. El pasado 22 de agosto un fiscal pidió para la vicepresidenta la pena de 12 años de prisión y la inhabilitación perpetua de la política por un caso de presunta corrupción y, desde ese momento, grupos a favor y en contra de la exmandataria se echaron a las calles de Buenos Aires.

Un hombre intenta asesinar a Cristina Fernández de Kirchner en plena calle

Fernández está siendo juzgada desde mayo de 2019 por un presunto delito de asociación ilícita y administración fraudulenta de fondos públicos. El caso trata de supuestas irregularidades en la concesión de 51 obras públicas en la provincia de Santa Cruz empresas de Lázaro Báez, durante los mandatos del marido de la vicepresidenta, el ya fallecido Néstor Kirchner, y de la propia Cristina, que fue la mandataria del país entre 2007 y 2015.

"Es la mayor maniobra de corrupción que se haya conocido en el país", aseguró el fiscal Diego Luciani en el alegato del juicio. Kirchner, que desde un principio ha negado todas las acusaciones, ha demostrado su indignación de inmediato y, en una declaración emitida en Twitter ha dicho estar "ante un pelotón de fusilamiento mediático-judicial", acusando a los fiscales de "montar un obsceno guión". "No debía sorprenderme porque la sentencia ya estaba escrita", insistió.

Las calles, un hervidero

Desde entonces las calles de Buenos Aires se transformaron en un hervidero. Las manifestaciones de apoyo a la vicepresidenta cerca de su domicilio hicieron que las autoridades terminaran por vallar la zona para apartar a los seguidores. Y desde el oficialismo empezaron las acusaciones de represión sobre los manifestantes.

"Las vallas colocadas por el señor Larreta son algo más que impedir la libre circulación. Son algo más que sitiar a la vicepresidenta de la nación. Quieren prohibir las manifestantes de amor y de apoyo absolutamente pacíficas y alegres, que tienen lugar ante la ya inocultable persecución del partido judicial", dijo Cristina Fernández.

Este sábado, las manifestaciones convocadas en la puerta del domicilio de la vicepresidenta terminaron con graves enfrentamientos entre los manifestantes y la policía, después de que los seguidores de Kirchner rompieran el perímetro policial. Los agentes antidisturbios presentes en el local cargaron contra la multitud, utilizando camiones de agua para dispersar a los manifestantes. 

Pese a las imágenes de violencia, Cristina de Kirchner salió a demostrar su apoyo y agradecimiento a sus seguidores. Acusó a la oposición de competir para ver "quién le pega más a los peronistas", en referencia a las cargas policiales. 

Choques violentos entre los simpatizantes de Cristina Kirchner y la Policía de Buenos Aires

Choques violentos entre los simpatizantes de Cristina Kirchner y la Policía de Buenos Aires Juan Ignacio Roncoroni EFE

Ahora, el ambiente de tensión y la polarización promete ir en aumento, anclados en el intento de asesinato. Mientras los seguidores de la vicepresidenta le muestran su apoyo, algunos detractores ya han empezado a hacer circular la sospecha de que el ataque sea un montaje para victimizar a Fernández. 

Entre ellos, la diputada de Santa Fe, Amalia Granata, que calificó el atentado como una "pantomima" en Twitter, declaraciones que le pueden costar su remoción de la Cámara de Diputados, como ya han pedido varios representantes. La mayoría de los políticos de la oposición han demostrado su apoyo a la vicepresidenta y han condenado el ataque. 

Apoyo en las urnas

A poco más de un año de las próximas elecciones presidenciales, Cristina sigue siendo una figura dominante. Desde 2018, su popularidad casi no cambia y se mantiene entre el 28 y el 35%. Además, cuando atentamos en los datos de cada una de las elecciones a las que se ha presentado, los resultados hablan por sí mismos: en 2007 se presentó a presidente y ganó con un 45,2%, en 2011 revalidó el puesto con 54,1%, en 2017 se ganó un lugar en el Senado con 37,3% y en 2019 logró la vicepresidencia con 48,2%. 

El 54% de los votos conseguidos en 2011 representa el mayor nivel de adhesión popular conseguido en unas presidenciales argentinas desde la vuelta del país a la democracia, en 1983. Y si queremos tomar el pulso a su popularidad con otras métricas, podemos hablar de las cifras de ventas de su libro, Sinceramente que han alcanzado los 350.000 ejemplares, cifra récord para su editorial. 

Aunque, en 2015, cuando su partido perdió las elecciones para el conservador Mauricio Macri, muchos vaticinaron su muerte política. Sin embargo, en 2019, tras meses sin desvelar si apostaría o no por buscar un tercer mandato, ofreció el liderazgo de la papeleta a Alberto Fernández, jefe de Gabinete durante cinco de los doce años del kirchnerismo en el poder, y se presentó al cargo de vicepresidenta. Los resultados son los que se conocen y, Cristina Fernández de Kirchner volvió a pisar la Casa Rosada de la mano de Alberto Fernández (o más bien al revés).

La más custodiada

Tras el incidente de la noche del jueves, el miedo se ha instalado en el domicilio de la vicepresidenta y las medidas de seguridad se han reforzado para evitar que algo similar se repita. Ya son más de 100 los agentes que vigilan la vicepresidenta, lo que la convierte en la política más custodiada después del presidente de la nación. 

Se teme, además, que la tan hablada polarización social incremente los altercados y propicie un enfrentamiento entre los seguidores y los detractores de Cristina Fernández. Alberto Fernández declaró este viernes como día festivo para que "en paz y armonía el pueblo argentino pueda expresarse en defensa de la vida, de la democracia y en solidaridad" con la vicepresidenta.

"Que la conmoción, el horror y el repudio que este hecho nos genera se conviertan en un compromiso permanente para erradicar el odio y la violencia de la vida en democracia", enfatizó.