Agentes del orden detienen a un manifestante en Rabat.

Agentes del orden detienen a un manifestante en Rabat. Ahmed El Jechtimi Reuters

África

¿'Revolución Z' en Marruecos? Miles de jóvenes toman las calles del país para desafiar al régimen de Mohamed VI

El Gobierno celebró una reunión extraordinaria de la que salieron promesas de reafirmar el compromiso de escuchar, dialogar y ofrecer respuestas concretas.

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Marruecos vive un estallido de protestas impulsadas por los jóvenes bajo el lema GenZ212, en referencia a la Generación Z y al prefijo del país magrebí. Comenzaron durante el pasado fin de semana y se han ido extendiendo por las diferentes regiones del país, en algunas zonas con graves altercados que han terminado con heridos y detenciones masivas.

Según datos del Ministerio del Interior, 263 agentes del orden y 23 ciudadanos resultaron heridos de distinta gravedad por armas blancas, cócteles molotov y pedradas. Incluso una persona tuvo que ser hospitalizada en Ujda, la noche del martes.

Además, 142 vehículos policiales y 20 automóviles particulares fueron incendiados o gravemente dañados. Las regiones más afectadas son Ait Amira, Inezgane, Agadir, Tiznit y Ujda.

Desde Interior defienden que “las fuerzas del orden intervinieron para dispersar estas concentraciones, en estricto cumplimiento de las disposiciones legales y las normas profesionales que rigen sus acciones”. En los vídeos publicados por activistas se percibe el acoso policial y las detenciones arbitrarias, por el mero hecho de contestar a la prensa.

Ese férreo hostigamiento parece que seguirá siendo el modus operandi mientras continúen las movilizaciones.

“Las autoridades públicas mantienen su pleno compromiso de cumplir con su responsabilidad de proteger el orden público, garantizando al mismo tiempo el ejercicio de los derechos y libertades, incluida la libertad de manifestación pacífica, dentro de su marco legal y reglamentario”, asegura Interior.

Estas manifestaciones en contra de la corrupción y la desigualdad, al mismo tiempo que exigen mejoras sociales en los ámbitos de la educación y la sanidad, recuerdan al 20 de Febrero, el movimiento que se creó en enero de 2011 en el país magrebí durante la Primavera Árabe, y al Hirak, que surgió en el Rif a finales de 2016.

Todos estos levantamientos, además, han brotado de un detonante relacionado con la “hogra” (desprecio, en el árabe marroquí dariya). El frutero que se inmoló en Túnez, el vendedor de pescado rifeño que fue triturado por un camión de la basura y ahora ocho mujeres embarazadas que perdieron la vida en un hospital de Agadir.

Los tres episodios reflejan las desigualdades respecto a los dirigentes y la oligarquía marroquí.

Oxfam ha desvelado en sus informes que Marruecos es el país con más disparidad económica del norte de África. En 2018, el capital de los tres millonarios marroquíes más ricos superó los 4.000 millones de euros.

Esta fortuna es tal que una persona trabajadora que cobra el salario mínimo, alrededor de 400 euros mensuales, tardaría aproximadamente 154 años en ganar lo mismo que ingresa cualquiera de estos multimillonarios en un año.

Anteriormente los jóvenes convocaban las manifestaciones por Facebook, mientras esta nueva generación se reúne en Discord, una aplicación gratuita de comunicación que permite usar chat de voz, vídeo y texto, y que se puede utilizar en casi todas las plataformas y dispositivos más populares.

Además, cualquier usuario puede crear un servidor gratis. En este entorno es donde los jóvenes discuten la continuidad de las protestas.

Reunión extraordinaria

El cuarto día de marchas, los jóvenes han conseguido romper el silencio de los dirigentes. El Gobierno celebró una reunión extraordinaria de la que salieron promesas de reafirmar el compromiso de escuchar, dialogar y ofrecer respuestas concretas. Trataron temas sociales, como la sanidad, la protección social, la educación, el empleo y el desarrollo territorial. La mayoría es la causa del malestar general y las protestas en las calles de las ciudades marroquíes.

En una declaración conjunta, el Ejecutivo reafirma el compromiso de poner en marcha las directrices reales expresadas en el último discurso de la Fiesta del Trono, el 30 de julio de 2025: el apoyo al empleo y el refuerzo de los servicios sociales básicos, especialmente en los ámbitos de educación y enseñanza, así como en el de la protección sanitaria, “de modo que se preserve la dignidad de los ciudadanos y se consagre la justicia espacial”, dijo entonces el rey.

No obstante, Mohamed VI por el momento no ha aparecido, pero sus órdenes se integrarán en la elaboración de la Ley de Finanzas de 2026, con especial atención a una planificación regional equilibrada, la reducción de las desigualdades sociales y territoriales y la promoción de un modelo de desarrollo inclusivo y sostenible, según mantiene el Gobierno.

Precisamente, el monarca alauita, que recientemente aludió a un “Marruecos a dos velocidades”, supo contener el malestar de las repetidas manifestaciones en 2011 con un discurso extraordinario y un referéndum para llevar a cabo la reforma constitucional.

Cabe esperar que si las manifestaciones siguen en las calles, y con el aumento de los actos de violencia en regiones como Agadir, el soberano pudiera tomar alguna medida excepcional.

En todo caso, el malestar generalizado y muy extendido en sectores como la sanidad y la educación está pasando factura a unos dirigentes que no tomaron las decisiones oportunas en los últimos años.

Las concentraciones de trabajadores de la sanidad y la educación son recurrentes en las grandes ciudades marroquíes desde hace una década, y se agravaron poco antes de la COVID-19 para pedir mejoras laborales y poner en evidencia la falta de recursos para atender a los ciudadanos en sus derechos fundamentales.

La población ya se enfrentó al poder económico con un boicot a tres grandes marcas: el agua Sidi Ali, los productos de Danone y las gasolineras Afriquia en 2018.

Entonces, un misterioso llamamiento desde varias páginas de Facebook fue secundado por casi la mitad de la población, durante varios meses, para denunciar no solo los altos precios en relación con los salarios, sino también que estas compañías sean propiedad de personas influyentes en la economía y la política del país.

Concretamente, Afriquia es propiedad de Aziz Ajanuch, el primer ministro marroquí, el segundo hombre más adinerado después de Mohamed VI.

La economía marroquí cuenta con una baja tasa de población activa y con un alto nivel de empleo informal y subempleo. El paro azota a un país donde el sector informal, a pesar de ser el principal empleador, es considerado por el Gobierno como un factor marginal.

Según el Alto Comisionado para la Planificación (HCP), el sector informal representa el 12% del PIB nacional y afecta al 36% de la población activa, con especial prevalencia en los sectores del comercio, el artesanado y la industria.

La COVID-19, la sequía y la situación de la economía mundial elevaron el desempleo al 13% en 2023, afectando particularmente a la población joven —35,6%—, a las mujeres —18%— y a la población urbana.

Como consecuencia, en los últimos años, muchos jóvenes y menores se han aventurado a cruzar a España en embarcaciones precarias. Salen mayoritariamente por el sur de Marruecos y por el Sáhara Occidental, la ruta más activa en el Atlántico rumbo a las Islas Canarias. El desempleo y la falta de oportunidades es una de las principales razones.

Es el caso de Bader Oumina, de 25 años, que viajó desde Beni Melal a Lanzarote hace seis años. Salió en una patera desde las inmediaciones de Tan-Tan, en el sur de Marruecos, con otros 30 pasajeros, todos marroquíes. Pagó a su salida en la playa, “con el consentimiento de la Gendarmería Real”, asegura.

Este escenario ocurre en un momento delicado, en el que la monarquía está más debilitada por la inestable salud del rey y el trasvase de competencias a su hijo, el príncipe heredero Muley Hasán.

De tal manera que grupos en contra del majzén, la oligarquía marroquí, como los rifeños o los saharauis, apoyarán desde el exterior las protestas de la Generación Z, al igual que los islamistas, como ya hicieron en la Primavera Árabe.

Cualquier escalada o agravamiento del descontento en el país vecino afecta a España. De hecho, según explican en Marruecos, uno de los posibles escenarios es el cierre de las fronteras terrestres con las ciudades españolas de Ceuta y Melilla.