La cantante Alla Pugacheva y la presentadora Olga Skabeyeva.

La cantante Alla Pugacheva y la presentadora Olga Skabeyeva. Wikimedia Commons / Rossiya1

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Historia de dos mujeres: la 'zarina del pop ruso' frente a la 'muñeca de hierro' de Putin

Las críticas a la guerra de Ucrania de la estrella de la canción rusa Alla Pugacheva contrastan con las incendiarias justificaciones de la invasión de la propagandista Olga Skabeyeva.

24 septiembre, 2022 03:03

El fracaso de la campaña rusa en Ucrania es ya un clamor incontenible. Son muchas las voces que en las últimas semanas, después de la exitosa contraofensiva ucraniana en Járkov, han cuestionado, de forma más o menos explícita, el empecinamiento de Vladímir Putin en un dislate imperialista que hace aguas por todos los costados.

China, India y Turquía ya le han trasladado al presidente ruso su preocupación por el desarrollo de los acontecimientos en Ucrania. El empantanamiento de una ofensiva que no ha logrado ningún avance significativo no sólo ha puesto a prueba la lealtad de los líderes internacionales tradicionalmente afectos a Putin.

También le ha brotado al presidente un frente crítico interno: casi un centenar de concejales y diputados han cargado contra una guerra que tiene por único logro haber desangrado la economía rusa y haberse cobrado decenas de miles de vidas, especialmente entre las filas rusas.

Pero, irónicamente, el cuestionamiento más sonado del liderazgo de Putin no ha venido de ninguna figura con responsabilidades políticas ni con poder efectivo, sino de una diva del pop.

Quienes someten a las naciones con puño de hierro tienden a olvidar que hay poder más allá de las armas, y que la capacidad de influencia social de las personalidades del ámbito de la cultura puede ser más efectiva que la desnuda fuerza bruta de los déspotas. Quién sabe si las declaraciones de la estrella de la música Alla Pugacheva en contra de la invasión de Ucrania no serán el acicate definitivo que espolee la oposición de un pueblo apático contra los delirios belicistas de su presidente.

Una 'traidora' condecorada por Putin

Pugacheva es, probablemente, la celebrity más popular no sólo de la actual Rusia, sino también de la extinta Unión Soviética. Por ello, la artista se erige como la personalidad rusa más famosa hasta la fecha en haberse manifestado abiertamente en contra de la "operación militar especial" en Ucrania.

En un vehemente post de su perfil de Instagram (que cuenta con 3,5 millones de seguidores), Pugacheva escribió el pasado domingo que sus compatriotas están muriendo "por unos objetivos ilusorios". Y añadió que la guerra "está convirtiendo nuestro país en un paria y empeorando la vida de nuestros ciudadanos".

La cantante no se había manifestado hasta ahora sobre la invasión de Ucrania. Sí lo había hecho su marido, el cómico Maksim Galkin, en el punto de mira del Kremlin. Por eso, la estrella del pop se solidarizó con él, pidiendo que se le extienda también a ella la denominación de "agente extranjero" que pesa sobre Galkin por sus críticas a la guerra. Una etiqueta, heredada de las prácticas totalitarias soviéticas, que es el preámbulo de una condena al ostracismo y de las acusaciones de traición a la patria por parte del régimen.

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Pero no lo va a tener fácil la autocracia rusa, ni siquiera con toda su maquinaria de manipulación y de persecución de los disidentes, para sembrar entre sus ciudadanos un rechazo hacia una prestigiosa artista que ha vendido más de 250 millones de discos en todo el mundo. Pugacheva conoce a Putin y se ha visto varias veces con él. Y fue precisamente el presidente ruso quien le hizo entrega en 2014 la Orden del Mérito a la Patria.

Y no sólo eso. La diva del pop también ha sido condecorada por Gorbachov y Yeltsin. La superestrella tiene un estatus casi legendario entre sus conciudadanos, ha sido omnipresente en la escena musical de su país y forma parte del acervo cultural ruso. Es por eso que sus palabras han causado un escándalo nacional, y previsiblemente tendrán un gran impacto en la opinión pública rusa.

Alla Pugacheva junto a Vladímir Putin, en 2014.

Alla Pugacheva junto a Vladímir Putin, en 2014. Kremlin.ru

No es la primera vez, no obstante, que "la zarina del pop ruso" expresa opiniones políticas, o se granjea la animadversión de sus dirigentes políticos.

Nacida en Moscú en 1949, Pugacheva comenzó su carrera en 1960 en la URSS. Representó a Rusia en el Festival de Eurovisión de 1997. La llamada 'prima donna' destacó como la única gran diva de la música en el adusto y rigorista bloque comunista, impulsando aires de aperturismo y permisividad, y llegó a ser mucho más reconocida que la mayoría de los líderes soviéticos del momento. En 2014 firmó una petición contra la anexión de Crimea y la guerra del Donbás.

La "reina de la canción rusa" ha acompañado a los ciudadanos de la antigua URSS casi tanto tiempo como la reina Isabel II a los británicos. Precisamente al hilo del funeral de esta, la popular presentadora de la televisión pública rusa Olga Skabeyeva descargó toda su bilis contra los países occidentales, actuando como portavoz de ese otro 'alma rusa' que convive con la dignidad de opositores como Pugacheva.

Portavoz del antioccidentalismo del Kremlin

La presentadora del programa de entrevistas 60 Minutos, apodada "la muñeca de hierro de Putin", se mostró el pasado miércoles partidaria de que Rusia lanzase un ataque nuclear sobre Reino Unido, aprovechando que todos los líderes occidentales se encontraban reunidos en Londres con motivo de las exequias de la Reina.

Skabeyeva es conocida como la "propagandista en jefe" del Moscú. Esta periodista, nacida en Volgogrado en 1984, forma parte de ese aparato mediático controlado por el gobierno ruso que tiene prohibido usar el término "guerra" para referirse a la invasión de Ucrania. Esta portavoz oficiosa del Kremlin ya es conocida en todo el mundo por sus incendiarios y viscerales mensajes en apoyo de la invasión de Ucrania y por reproducir punto por punto en la televisión estatal el argumentario con el que Putin justifica su expansionismo.

Su nombre fue incluido, junto al de los oligarcas y los políticos rusos, en la lista de los sancionados por la Unión Europea, EEUU y Reino Unido en marzo, y sus activos congelados. Y es que Skabeyeva posee junto a su marido, el diputado de la Duma Yevgeny Popov, 300 millones de rublos en propiedades en Moscú.

Popov ha recibido financiación directa de Rusia Unida, el partido de Putin, para la cobertura de campañas electorales, por valor de 40 millones de rublos. No paga mal el Kremlin a sus voceros: según The Insider, Skabeyeva y Popov se embolsan 13 millones de rublos anuales.

Entre las 'perlas' televisivas que ha protagonizado, está la campaña de descrédito en 2018 de las investigaciones británicas que demostraron el envenenamiento de opositores. Skabeyeva planteó estas informaciones como un "elaborado complot de los ingleses para calumniar a Rusia".

Cuando el pasado abril el mundo tuvo noticia de la carnicería de Bucha, Skabeyeva defendió que los cuerpos que podían verse en las calles eran en realidad actores, y acusó al metraje difundido por Ucrania de ser fake.

Más recientemente, dijo que, después de los referendos de anexión de los territorios rusoparlantes en Ucrania, cualquier ataque sobre ellos con armamento occidental "equivaldrá a un ataque sobre Rusia, con absolutamente todas las consecuencias".

Y es que Skabeyeva lleva desde el inicio de la guerra empleando su talk-show como terminal mediática desde la que airear la retórica belicista, ultranacionalista y antioccidental del Kremlin. Ha venido abonando la tesis de que Rusia no está conduciendo ninguna guerra en Ucrania: lo que estaría ocurriendo realmente es una "tercera guerra mundial" declarada por la OTAN a Rusia.

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Uno de sus mayores desmanes, también con motivo de la muerte de Isabell II, fue mostrar una filmación en su programa en la que se veía a una opulenta dama vestida de blanco tirando comida a un grupo de famélicos y desarrapados niños. Por supuesto, aquella no era la Reina, sino un metraje rodado en Vietnam en 1899.

Skabeyeva, con su modus operandi acusatorio y persecutorio contra la oposición política rusa, representa la antítesis de esa otra mujer que ha empleado su popularidad para denunciar la crueldad y la perversidad del atropello humanitario en Ucrania.

Frente a la "zarina del pop ruso", la "muñeca de hierro de Putin" ha puesto su popularidad al servicio de esa guerra híbrida que descansa también sobre la desinformación y la manipulación. Dos mujeres, dos usos distintos del poder de la palabra. Las dos almas de la Rusia contemporánea.