El científico de Harvard David Sinclair.

El científico de Harvard David Sinclair. Imagen de archivo

Salud y Bienestar

David Sinclair, científico de Harvard: "Comer tres veces al día a partir de los 50 años acelera el envejecimiento"

El científico David Sinclair asegura que, a partir de los 50, comer tres veces al día puede acelerar el envejecimiento y propone un cambio radical.

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Cada vez son más las personas que no solo aspiran a vivir más años, sino a hacerlo con calidad de vida. La alimentación juega un papel esencial en ese objetivo, y aunque en España se considera habitual hacer tres comidas al día, algunos científicos cuestionan que ese patrón sea realmente saludable.

Desayunar, comer y cenar es la estructura que siguen millones de personas, marcada por los horarios laborales y las costumbres culturales. Se considera que esta frecuencia de ingestas asegura un aporte equilibrado de energía y nutrientes a lo largo de la jornada.

Según las guías nutricionales tradicionales, el desayuno debería cubrir un 25% de las calorías diarias, mientras que la comida debe aportar entre un 35% y un 40%. La cena, más ligera, completa el resto del aporte calórico, idealmente con alimentos frescos, vegetales y proteínas magras.

Sin embargo, David Sinclair, biólogo molecular y profesor de genética en la Universidad de Harvard, advierte que mantener este ritmo de alimentación a partir de los 50 años puede acelerar el envejecimiento. "Comer tres veces al día no es positivo para nuestra longevidad", asegura.

En su intervención en el pódcast de Lewis Howes, Sinclair explicó que, con la edad, el metabolismo se vuelve más lento y las necesidades calóricas se reducen. Según su criterio, una sola comida al día puede ser suficiente para una persona sana en la mediana edad, siempre que sea completa y nutritiva.

Este enfoque se basa en estudios recientes sobre el ayuno intermitente y su relación con la salud metabólica, la inflamación crónica y el envejecimiento celular. La restricción calórica y los periodos de ayuno prolongado han demostrado efectos positivos en múltiples investigaciones.

Uno de los trabajos más citados es el publicado en Metabolism: Clinical and Experimental, que concluye que comer menos veces al día mejora la sensibilidad a la insulina, reduce la inflamación y activa mecanismos de regeneración celular como la autofagia, esenciales para combatir el deterioro vinculado a la edad.

También destaca el análisis publicado en el New England Journal of Medicine por el doctor Mark Mattson, neurocientífico del National Institute on Aging, que avala los beneficios del ayuno intermitente en la prevención de enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares y metabólicas.

Además, investigaciones en primates realizadas por la University of Wisconsin y el National Institute on Aging confirmaron que reducir la ingesta calórica diaria –sin caer en la desnutrición– prolonga la vida y retrasa la aparición de patologías asociadas al envejecimiento.

Beneficios de la dieta OMAD

La propuesta de Sinclair se enmarca dentro de la dieta OMAD (One Meal A Day), una forma de ayuno intermitente que consiste en realizar una única comida al día. Este modelo no es una dieta convencional, sino una estrategia de restricción calórica con efectos profundos sobre el organismo.

La dieta OMAD reduce los niveles de glucosa e insulina, fomenta la autofagia y combate el estrés oxidativo. Estos mecanismos no solo ayudan a perder peso, sino que también refuerzan las defensas celulares frente al paso del tiempo y al desarrollo de enfermedades crónicas.

Durante las 23 horas restantes del día, se permanece en ayuno, pudiendo consumir solo líquidos permitidos como agua, infusiones o café sin azúcar. La ventana de alimentación suele limitarse a una hora, en la que se puede comer hasta saciarse, pero eligiendo alimentos de alta calidad nutricional.

Este modelo ofrece además una ventaja práctica: la simplicidad. Menos comidas implican menos decisiones alimentarias, menos tentaciones de ultraprocesados y una reducción natural de las calorías totales ingeridas, sin necesidad de contar raciones ni seguir menús complicados.

Entre los beneficios más destacados, los expertos señalan:

  • Mayor sensibilidad a la insulina, que permite controlar mejor el azúcar en sangre.
  • Estimulación de la autofagia, proceso esencial para eliminar residuos celulares y prevenir daños mitocondriales.
  • Reducción de la inflamación sistémica, clave para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y autoinmunes.
  • Pérdida de peso y mejora de la composición corporal, sin necesidad de dieta hipocalórica estricta.
  • Mayor longevidad, como han demostrado estudios en animales y observaciones clínicas en humanos.

Precauciones y adaptaciones necesarias

Aunque esta pauta puede ser beneficiosa, no es adecuada para todo el mundo. Personas con diabetes, bajo peso, trastornos de la conducta alimentaria o condiciones médicas crónicas deben evitar este tipo de ayuno o consultar con un profesional antes de iniciarlo.

Además, no se trata simplemente de saltarse comidas. La única comida diaria debe ser completa, equilibrada y adaptada a las necesidades individuales. Debe incluir una combinación adecuada de proteínas, grasas saludables, vegetales y carbohidratos complejos.

La elección del horario también es clave. Algunas personas optan por una comida al mediodía, mientras que otras prefieren cenar temprano. La flexibilidad es una de las fortalezas del modelo OMAD, siempre que se respeten las necesidades del cuerpo y se escuche la propia respuesta metabólica.

Para David Sinclair, esta forma de alimentación representa una herramienta poderosa para mejorar la salud a largo plazo. Asegura que no solo prolonga la vida, sino que retrasa los signos del envejecimiento y mejora la calidad de los años vividos.

No se trata de una moda, sino de una práctica respaldada por años de investigación científica. Comer menos, pero mejor, puede ser la clave para una vida más larga, activa y saludable.