Una mujer, sentada con dolor.

Una mujer, sentada con dolor. Istock

Salud y Bienestar

¿Afecta realmente la meteorología a la salud íntima? Descúbrelo en palabras de experta

La llegada de las altas temperaturas supone un cambio físico no menospreciable. Descubre cómo puede afectar tu zona más sensible.

25 abril, 2023 02:05

Menstruación, menopausia... las etapas de la vida de una mujer son tan diversas como complejas. A los factores fisiológicos se suman los externos, entre ellos, las alteraciones climáticas.

[5 vitaminas esenciales para las mujeres a partir de los 50 años] 

Así nos lo explica la Dra. Belén Gómez, ginecóloga del Hospital Infanta Leonor y colaboradora de Chilly. Descubre cómo puede afectarte la ola de calor, a tan solo unos meses del verano.

¿Qué impacto tienen en la menstruación el frío o calor extremo?

"En invierno la regla puede doler más porque la reducción de horas de sol disminuye los niveles de vitamina D, lo cual aumenta la inflamación. También se pueden agudizar síntomas menstruales como los gases, las migrañas o los cambios de humor.

Sin embargo, el verano también afecta. Principalmente, aumenta la cantidad de flujo menstrual, ya que el calor es vasodilatador, lo que hace que el sangrado sea más abundante, aunque supuestamente menos doloroso. Además, el calor también es un factor que puede afectar a los síntomas causados por las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual como la fatiga, los calambres, el hambre o el sueño.

Un estudio publicado Gynecol Endocrinol demostró también que en invierno los ciclos son más irregulares. Los investigadores comprobaron que en verano hay una mayor secreción de la hormona foliculoestimulante (FSH), lo que aumenta la frecuencia de la ovulación y hace que los ciclos menstruales sean más cortos. En invierno hay una menor producción de FSH y de hormonas de tiroides, de forma que se ralentiza el metabolismo y provoca ciclos atípicos, más largos, dolorosos e irregulares", según explica la doctora.

¿Puede influir en las infecciones?

Belén Gómez aclara que "no se ha demostrado que el frío por sí solo cause infecciones de orina, pero sí algunos aspectos indirectos relacionados con el mismo, por ejemplo, usar ropa de abrigo que favorezca la humedad en la zona genital, sobre todo poco transpirable. Además, no sentir tanto calor en invierno, hace que no bebamos suficientes líquidos, disminuya la hidratación y pueda proliferar el crecimiento bacteriano en el interior de la vejiga". Por otro lado, el frío puede causar una mayor sensibilidad de la musculatura de la vejiga (músculo detrusor), que provoca contracciones y sensación de necesidad de orinar, sin que este síntoma se deba a una infección en muchas ocasiones.

Sin embargo, la doctora comenta que, aunque pueden ocurrir en cualquier época del año, "las infecciones de orina son más frecuentes en verano, ya que la humedad de los bañadores mojados favorece el crecimiento bacteriano".

En algunas ocasiones, la Dra. Gómez afirma que "con hidratación abundante, higiene íntima adecuada y favoreciendo las micciones, el cuadro infeccioso desaparece por sí solo. En el caso de que perdure más allá de las 48h o se acompañe de sangrado al orinar y dolor intenso, es recomendable que un médico te realice un urocultivo y paute antibióticos”. No obstante, Gómez también dice que “en general, es muy importante la higiene de la zona genital, se tenga una infección o no. Lavarse de delante hacia atrás, empleando un gel específico para la zona íntima, que no tenga perfumes fuertes ni sustancias agresivas, y que tenga un pH ácido, como la gama de Geles Chilly".

"También hay que tener especial cuidado en la higiene durante las relaciones sexuales y orinar antes y después de las mismas. Además, es recomendable favorecer la micción y evitar el estreñimiento, así como prestar atención a evitar la humedad en la zona genital. Una dieta rica en fibras, frutas y verduras y tomar arándano rojo de forma constante favorecerá unas deposiciones adecuadas y una protección del tejido vesical", concluye la ginecóloga.