Una paciente operada de linfedema.

Una paciente operada de linfedema. Clínica Planas

Salud y Bienestar

Linfedema: la secuela más desconocida del cáncer de mama que afecta al 20% de las pacientes

El linfedema provoca hinchazón en las extremidades, sobre todo en los brazos en el caso de las pacientes de cáncer de mama, y merma la calidad de vida de quien lo sufre. 

22 octubre, 2020 00:45

Noticias relacionadas

Entre los efectos secundarios que puede provocar el tratamiento oncológico contra el cáncer de mama se encuentra el linfedema, una consecuencia no muy conocida por la población pero que genera un déficit en el sistema inmunológico, reduce la movilidad y tiene un efecto antiestético.

El linfedema es una enfermedad que se produce cuando el sistema linfático no es capaz de drenar la linfa, un líquido coagulable que procede de la sangre, circula por los vasos linfáticos y se vuelca en las venas, y cuya función es la de servir de intermediario en los cambios nutritivos entre la sangre y los tejidos. La incapacidad de drenar la linfa provoca una hinchazón por acumulación de líquido en los tejidos blandos del cuerpo.

Hay diferentes tipos de linfedema: los primarios, causados por una alteración del desarrollo embriológico del sistema linfático; y los secundarios, que son motivados por la alteración del sistema linfático, muchas veces por tratamientos oncológicos.

La razón por la que se produce el linfedema tras los tratamientos contra el cáncer es que, al llevar a cabo la extracción de los ganglios en la cirugía oncológica, la zona de drenaje de la linfa se ve en ocasiones obstruida dando lugar a una acumulación en las extremidades y formando edemas.

Las partes del cuerpo afectadas por el linfedema se van fibrosando y existe una mayor probabilidad de padecer infecciones al haber una disminución de las defensas, puesto que el sistema linfático es un sistema inmunitario defensivo, lo que agrava aún más el problema de padecer este trastorno fisiológico.

Esta patología afecta al 20% de las pacientes de cáncer de mama que han sufrido una mastectomía y se manifiesta principalmente con un aumento del volumen de uno de los brazos que acaba repercutiendo en su calidad de vida.

Tratamiento

Hay una variedad de terapias con las que se puede tratar el linfedema. En España, la Clínica Planas (situada Barcelona) es referente por el tratamiento integral que realiza de esta patología. Cuenta con una unidad específica dedicada exclusivamente al linfedema y un equipo multidisciplinar integrado por cirujanos, nutricionistas, fisioterapeutas y psicólogos.

“Lo que realmente me aporta como médico es ver que tu trabajo da un cambio en la vida de las pacientes que es impresionante, pasando de una actitud insegura a una generación de autoconfianza y energía vital a través de lo que llamo yo el viaje de la reconstrucción”, señala el Dr. Jaume Masià, médico especialista en cirugía plástica y reconstructiva de Clínica Planas y director del Barcelona Lymphedema Research Group, en un comunicado.

Una de las formas de corregir el linfedema es realizar una microcirugía. Hasta hace poco tiempo la única forma de localizar los canales linfáticos era inyectando en el cuerpo del paciente unos pigmentos que ofrecían una muy baja probabilidad de encontrarlos, debido a su carácter y dimensiones microscópicas.

Pero una de las razones por las que destaca la Clínica Planas es que fue el primer centro de Europa que incorporó a su Unidad de Cirugía Linfática el PDE Photodinamic Eye, un escáner que permite localizar con precisión los canales linfáticos para tratar el linfedema. Esta novedosa técnica de supramicrocirugía importada de Japón supone un claro avance en el tratamiento con el que se logra mejores resultados.

Diagnóstico precoz

Además del tratamiento, desde la Clínica Planas se recomienda realizar un test de diagnóstico precoz a los pacientes sometidos a un tratamiento oncológico, incluidas las pacientes de cáncer de mama. La prueba de diagnóstico consiste en un escáner de fluorescencia con verde de indocianina que, mediante la coloración verde, permite ver cómo es el transporte de la linfa en la extremidad afectada por el tratamiento oncológico y comparar con la extremidad sana.

Tal como señala el doctor Masià, “gracias a ello, antes de que aparezca cualquier aumento de volumen, sensación de pesadez, linfangitis, etc., se podrá detectar si hay un mal funcionamiento como consecuencia de la cirugía ganglionar hecha previamente y el tratamiento será más efectivo”.