Madre compartiendo el desayuno con su hija y Susana Romero.

Madre compartiendo el desayuno con su hija y Susana Romero.

Relaciones

Susana, madre separada con dos hijos: "Compro pescado y carne los 15 días que estoy con ellos, si no tiro de pasta"

Esta madre con dos hijos y divorciada vive con 2.000 euros al mes, pero no llega a fin de mes por los gastos fijos y la falta de ayudas.

Más información: Una abogada lo confirma: "Puedes solicitar el subsidio de mayores de 52 años si cobras una incapacidad permanente"

Publicada

Cada vez son más los hogares en España que se ven asfixiados por la inflación, el encarecimiento generalizado del coste de vida y unos sueldos que no se ajustan a esa nueva realidad. Aunque muchas familias cuentan con ingresos estables, el margen de maniobra se ha reducido tanto que vivir al día ya es para muchas familias la norma y la única posibilidad.

Esta es la situación de Susana Romero, madre divorciada con dos hijos, que se enfrenta cada mes a una situación tan común como invisible. Y es que, a pesar de tener un sueldo de 2.000 euros al mes, no consigue llegar a fin de mes. "Para mí, el día 6 ya es final de mes", confesaba hace unas semanas en El programa de Ana Rosa.

Una cifra que, sobre el papel, la situaría en una posición económica más o menos cómoda, pero cuya realidad dista mucho de serlo. Susana comparte la custodia de sus hijos con su expareja y no recibe ninguna pensión compensatoria. A eso se suman todos los gastos fijos que debe asumir en solitario y que cada vez le dificultan más el poder vivir sin preocupaciones ni grandes sacrificios.

"Tengo hipoteca, la comunidad... Yo pago a una mujer que viene a despertar a mis hijos porque salgo muy pronto de casa. Está con ellos dos horas hasta que los deja en la ruta del colegio. A eso se suman los gastos escolares, luz, agua y gasoil. Y ya tengo eso", detallaba.

El encaje de cuentas es diario y la situación la obliga incluso a financiar la alimentación. "Yo como, aunque todos conocemos el tipo de interés que tienen, gracias a una tarjeta revolving de un supermercado", explicaba.

Durante las dos semanas que sus hijos están con ella, compra fruta, carne y pescado. El resto del tiempo, se alimenta principalmente de pasta y legumbres, todo en un intento de proporcionar a sus hijos una alimentación completa y a la vez de ahorrar para ella con platos que puedan estirarse varios días.

Los sacrificios no dejan margen para imprevistos. "Si alguno de mis hijos necesitara ir al dentista, no podría llevarlos", admitía. Además, tampoco puede acceder a ayudas sociales.

"El hecho de tener una buena nómina me deja fuera de cualquier tipo de ayuda", lamenta. Una situación que refleja con crudeza cómo cada vez más familias viven en la delgada línea entre la estabilidad y la precariedad real.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), casi el 26 % de los españoles se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social. Una cifra que sigue creciendo y que ya no solo afecta a quienes no tienen ingresos, sino también a perfiles como el de Susana. Trabajadores con sueldos estables, que sobre el papel pertenecen a la clase media pero que viven al límite cada mes.