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Parece un felino grande. Álvaro Morte tiene una mirada sumamente inteligente, como de intelectual cansado o de comisario: una mirada sostenida ante el poder con calma tensa.

Una mirada que tú prefieres en tu equipo que en el de enfrente.

Una mirada que apenas dice nada de sí misma mientras escruta todo de ti.

Esa era su mirada en La Casa de Papel, la serie que le hizo espectacularmente famoso a nivel mundial ya soplados los cuarenta. Son unos pocos elegidos los que topan la llave que abre todas las puertas. Una vez fue un niño gaditano y empezó a estudiar Telecomunicaciones, ¿qué sabe nadie?

También le detectaron un cáncer en el muslo con 30 años y aquella tragedia le hizo una hendidura en la vida... donde ahora ha metido agua y se zambulle como en una piscina. Es mejor, dice. Es más optimista que nunca. sobre todo cuando mira a su esposa, Blanca, y a sus dos hijos mellizos.

Después ha sido compañero de teatro de Lilly Collins, ha trabajado con Sydney Sweeney, ha vuelto a compartir pantalla con Hovik Heuchkerian en Dos Tumbas y ahora protagoniza Anatomía de un instante, la miniserie inspirada en el libro de Cercas de la plataforma Movistar+. Aquí es nada más y nada menos que Adolfo Suárez, aunque han tapado con una prótesis su hermosa nariz de boxeador.

Vídeo | Álvaro Morte: “Mi madre me enseñó a estar conectado con lo que importa de verdad” EL ESPAÑOL

Fuma que da gusto verlo. Es amable y severo. Tiene a todo el país bailando a su son. ¿Quién podría haber interpretado a un talento social así sino Álvaro Morte? Un maestro del encanto raro, del encanto poco obvio.

Charlamos con él en una salita del Palace cerrada al público. Parece un antiguo salón de fumadores con paredes de madera. Es como estar dentro de un enorme armario secreto y alfombrado. Dan ganas de jugar al póker aunque sean las doce de la mañana. Todo es suave, bello y viejo.

Nos rodean bustos de hombres importantes. Un cartel de toros a vuelapluma. Un poema con la letra de Lorca. Abre sus ojos de consonantes: yo creo que le interesa esta conversación.

Oye, menuda movida hacer de un hombre como Adolfo Suárez sin caer en la parodia, ¿no?

Mucha (ríe). Hablamos mucho de eso en la preparación de los personajes con Alberto Rodríguez. Decidimos no limitarnos a imitarles, porque corríamos el riesgo de caer en lo ridículo. Pero sí queríamos que se respirara algo: un espíritu, algo… una idea. La idea de Adolfo Suárez. Y es compleja, porque era un tipo muy característico en muchas cosas, en como hablaba, en cómo se expresaba, en cómo se movía, cómo sonreía… quise captar su esencia.

¿Qué detalle le arrancaste…? Algo sutil.

Me he fijado mucho en su gestualidad, porque creo que todo está conectado con la personalidad, con el estado de ánimo. Por ejemplo, él hablaba casi sin mover la mandíbula. No abría mucho la boca; tenía esta cosa más cerrada de la mandíbula por delante…

Ah, en la serie aparecen sus problemas dentales. Ese dolor que venía de la contención… y también la resistencia a ese dolor.

Sí, yo creo que eso está conectado con su espíritu. Era un tío que apretaba, que apretaba mucho, ¿sabes? Los dientes y también el ceño. Yo lo único que llevo es la nariz postiza, pero el resto de mi cara estaba a su servicio… él llevaba en la cara el peso del Estado.

Álvaro Morte, en el Palace, en conversación con Magas.

Álvaro Morte, en el Palace, en conversación con Magas. Nieves Díaz.

¿Crees que apretaba la boca para no gritar, para no ser violento?

Él controlaba mucho todo allá donde iba; sabía muy bien a quién tenía delante, cuál era el entorno, y era capaz de sacar partido de cualquier situación. En la novela de Cercas le llaman “el vendedor de neveras”, alguien capaz de vender hielo en el Polo Norte. Tenía esa cosa encantadora que hacía que cualquiera a su lado se sintiera bien.

Juan Carlos I dijo de él que no era falangista ni del Opus, sino que era “adolfista”. ¿Era un tramposo con una buena causa o simplemente un narcisista?

Creo que tenía un poco de todo. Sí creo, después de estudiarlo, que tenía una parte de querer figurar en la historia.

Lo dice la voz en off en la serie: “Estaba posando para la historia”.

Sí, eso es así. Pero también creo que había mucha honestidad en lo que buscaba. Esa traición de la que habla Cercas, ese es el corazón del libro y de la serie: cómo estas tres personas cometen la valentía de traicionar a quienes tienen alrededor por un fin mayor. Es alucinante.

"La seducción de Adolfo Suarez no venía de su belleza, sino de su carisma y de su capacidad de analizar a quien tenía delante"

Tenía muchas aristas, y eso hemos buscado con Alberto: no hacer personajes planos. Intentar imaginar cómo eran las personas detrás de los políticos. El momento en que Suárez se reúne con Carrillo… esa comunión… es gracias a poder mirarse a los ojos como personas, no como políticos.

Cuando comparten su cigarro juntos, respiro. Digo “¡vamos! Si los hombres comparten un pequeño vicio… hay diálogo”.

(Ríe) Exacto. Y cuando dejan los grandes temas y entran en la parte íntima, en “mi padre era así” o “yo era asá”. Ahí cambia la perspectiva, ahí puedes entender a quien tienes delante. Y eso que eran dos personas totalmente opuestas en sus ideales.

Álvaro Morte valora la transformación de Suárez y su aperturismo.

Álvaro Morte valora la transformación de Suárez y su aperturismo. Nieves Díaz.

En esencia, ¿cuál crees que era la ideología de Suárez? Es muy difícil.

No soy nadie para responder, Cercas podría hacerlo mejor… Pero a mí me parece alucinante el viaje que hace Suárez desde ser secretario general del Movimiento, tener a la Iglesia a su lado, pertenecer al Opus, venir de donde venía, haberse formado en el franquismo… y tener la capacidad de ver que el país necesitaba democracia. Y empeñarse en ella a toda costa, incluso legalizando el divorcio en aquella España. No sé definir del todo su ideología, pero me quedo con su aperturismo y su prudencia.

Quizás fue eso: una persona decente que evolucionó.

Creo que era muy vividor de su tiempo, un hombre muy conectado con su contemporaneidad. Veníamos de lo que veníamos y él sabía que había que escapar de aquello. Y así convence a los procuradores para votar —en la serie se ve cómo aprueban la Ley Fundamental que permite diluir el franquismo—, y creo que ni ellos mismos sabían exactamente qué estaban haciendo.

"Adolfo Suárez tenía cierto juego de chulería con las mujeres: con Carmen Díez de Rivera tenía una complicidad evidente. A su mujer apenas la veía"

¿Cuánto influye su belleza en su éxito? ¿Cómo era la seducción de Suárez? Tenía a todo el mundo en la palma de la mano…

Su seducción iba más allá de ser un tipo apuesto. Creo que tenía un poder de seducción… tan especial que lo hubiera tenido incluso siendo menos agraciado. Sabía analizar a la persona que tenía delante, sabía reconocer a sus enemigos. Eso es una gran arma política: hacer que tu enemigo crea que es tu mejor amigo en ese momento. Según Cercas, allá donde entraba llamaba la atención; todo el mundo esperaba a ver qué decía. Tenía un carisma arrollador.

Y tampoco era un hombre muy culto. Dicen que no tocaba un libro ni por casualidad. En fin, lo dice Gregorio Morán en sus biografías.

(Sonríe) Estoy de acuerdo con algo que dice Cercas: él leía lo que sabía que necesitaba leer. Era selectivo. Eso de que no era muy culto también era un mensaje de quienes estaban en su contra; por algún lado había que atacarle. En una entrevista que Cercas hace a Carrillo, le pregunta cómo era Suárez —Carrillo llegó a ser muy amigo suyo— y él responde: “Usted habrá conocido a gente muy culta que es muy tonta. Suárez era lo contrario”. Era un tipo muy listo que supo utilizar la cultura a la que tuvo acceso.

Muy reveladora esa respuesta. ¿Crees que tenía amigos o eran todo contactos?

Desde luego, Gutiérrez Mellado era amigo suyo. Carrillo también lo fue. Incluso cuando todo el mundo le dio la espalda —su propio partido incluido—, ellos no lo hicieron. Formaron ese triunvirato de traidores que permitió que mantuviéramos la democracia. Gutiérrez Mellado jamás traicionó a Suárez. Y la amistad entre Suárez y Carrillo, viniendo de lugares tan opuestos, me parece asombrosa…

Y Juan Carlos… nunca tengo claro si se aprovechó Juan Carlos de Adolfo o Adolfo de Juan Carlos.

Creo que hubo un poco de todo. Cercas quizá es quien más sabe de la Transición. Nunca conoceremos al 100% todo lo que sucedió. Tampoco conoces el 100% de ti mismo, ¿cómo vas a conocer aquello…? Pero creo que eran dos estrategas que se usaron cuando se necesitaron. Sí creo en el dolor de Suárez ante la traición del Rey: se sintió muy traicionado y dolido por cómo prescindió de él.

Morte dice que valora la seducción de Suárez y de Juan Carlos I... pero se queda con el primero.

Morte dice que valora la seducción de Suárez y de Juan Carlos I... pero se queda con el primero. Nieves Díaz.

¿Quién es más seductor para ti, Suárez o Juan Carlos?

Eran dos tipos de seducciones muy distintas. Yo quizá me quedo con la de Suárez.


Me hago cargo. ¿Qué tiene que aprender la derecha de hoy de Suárez? No ha vuelto a haber un líder de derechas tan respetable y transversal. ¿Qué hemos perdido?

Wow, vaya pregunta. Creo que Suárez, más allá de sus errores, buscaba un bien común. Fue capaz de renunciar a cosas de su propia ideología que podían haber sido imprescindibles para él, como también hizo Carrillo aceptando la bandera, la monarquía…

Entendieron que no puedes aferrarte a una idea. Y hablábamos con Cercas de este circo actual, basado en el espectáculo y en la falta de verdad: PP y PSOE llevan décadas gobernando en Europa, pero aquí parece que están en polos opuestos. En realidad no distan tanto el uno del otro. La cuestión es no usar la verdad como espectáculo, sino como verdad esencial. Eso hoy falta en la política.

"La cuestión es no usar la verdad como espectáculo, sino como verdad esencial. Eso hoy falta en la política"

¿Crees que dejó todo atado y bien atado, como dijo Juan Carlos, y eliminó la posibilidad de revolución haciendo que Carrillo se tragara sapos? ¿Acotó la revolución para siempre?

No lo sé. La Transición puede que no fuese perfecta; hay cosas que corregir. Sigue habiendo resquemores porque no se pudo hacer de otra manera; era la única forma de transitar hacia la democracia. Ambas partes tuvieron que aceptar muchas cosas. Hace falta valentía para mirar a los ojos al otro y decir: “Esto ha provocado mucho dolor. ¿Cómo podemos avanzar juntos?”. Sigue habiendo mucho odio.

Y además estamos olvidando —sobre todo las generaciones jóvenes— de dónde venimos. Es peligroso no recordar lo frágil que fue la democracia en sus inicios. Yo mismo no estudié la Transición en el colegio; lo que sabía era por documentales, por lecturas… Al ponerme en la piel de Suárez me di cuenta de lo cerca que estuvo todo de no salir bien. Es peligroso no saber más historia y opinar desde una verdad a medias o desvirtuada.

Alguien que me hace mucha gracia de la serie: Teodulfo Lagunero, el amigo y mecenas de Carrillo, “el único comunista rico… y divertido”. Juntos hacen una pareja muy carismática Pregunta doble: ¿por qué no es sexy ser comunista y por qué es tan sexy llamarse “facha”? ¿Por qué los chavales han adoptado esa palabra con orgullo?

Imagino que hay una parte de rebeldía asociada a la juventud: eso de ir en contra de lo preestablecido. Pero creo que quien piensa que con una dictadura se vive mejor quizá no está del todo informado, quizá ha tenido una educación sesgada o solo ha tenido acceso a ciertos libros. Y también influye la jauría mediática, el “y tú más” constante.

Morte recuerda cuando Mercedes Milá le dijo a Adolfo Suárez que era un chulo.

Morte recuerda cuando Mercedes Milá le dijo a Adolfo Suárez que era un chulo. Nieves Díaz.

Como esta sección se publica en Magas: ¿cómo era Suárez con las mujeres? Sin entrar en detalles privados… pero en la serie aparece Carmen Díez de Rivera, un personaje fascinante, una bellísima, la llamada musa de la Transición. Y también aparece su mujer en perfil bajo. Leí que Adolfo quiso algo con Carmen pero que no se dio. ¡También Juan Carlos quería…! Eso no te extrañará.

(Ríe) En el libro de Cercas no se habla de eso, así que no puedo decirte mucho, pero creo que tenía esa parte seductora de la que hablábamos. En una entrevista famosa con Mercedes Milá, ella le dice: “Usted es un chulo”, y él no renuncia a eso: “Sí, lo soy”.

Le pregunta si hace falta cierta chulería para representar un país y él juega un poco con eso. Creo que con las mujeres también tenía ese juego. Después de estar en Televisión Española se lleva a Carmen y la hace jefa de su gabinete; ninguna mujer había ocupado ese puesto. Tenían una complicidad evidente. En la serie se ve que funcionan muy bien como equipo. Con Amparo no se ve tanto… en fin, porque tenemos cuatro capítulos de 40 minutos para contar una historia enorme. La relación con su familia era buena, pero complicada: él mismo dice que a veces pasaba semanas sin verle. La conciliación era imposible.

"Mi pareja es la persona que más admiro en el mundo y la más inteligente que he conocido. No sería nada sin ella”

Hablemos de las chicas de tu vida. ¿Empezamos por tu madre?

Vamos. Mira, mi madre es hija rotunda del franquismo. Mi abuelo era Guardia civil, luchó en el bando de Franco porque no sabía leer ni escribir; le pilló haciendo la mili y le dijeron: “Nosotros somos los buenos”. Ella ha sido una superviviente. La quiero con toda la profundidad de mi corazón y me ha enseñado muchas cosas: la bondad hacia la gente, estar conectado con lo importante a nivel emocional.

¿Te pareces a ella en esa sensibilidad?

Me gustaría pensar que sí. Creo que la vena artística me vino de ella: le gusta cantar, pintar. Mi padre era lo contrario; cuando cantaba teníamos que irnos de la habitación. Probablemente tenga una parte artística parecida a la de mi madre.

Tu pareja.

Mi pareja es la persona que más admiro en el mundo. Me encanta. Creo que es la persona más inteligente que he conocido. Saca lo mejor de mí. Yo no sería nada sin Blanca a mi lado.

¿Tu escritora favorita?

¡Margaret Atwood! Acaba de sacar sus memorias y estoy deseando leerlas. Tiene un relato corto, una versión de la travesía de Ulises, que me parece maravilloso. Lees La Odisea y ves esos viajes y aventuras… y mientras Penélope está en casa tejiendo y destejiendo. Atwood lo cuenta desde otro lugar: “¿De verdad me estás diciendo que te encontraste sirenas con las que te tuviste que acostar para sobrevivir? ¿Este es el viaje del héroe? ¿Y yo qué he hecho?”. Su visión me parece alucinante.

¿Tu actriz favorita?

Pregunta difícil. Estoy viendo una película para un programa, El séptimo día, y los ojos de Victoria Abril son absolutamente perforadores del alma. Lo que hace en esa película es impresionante. La tengo muy reciente. Pero podría hablar de Carmen Machi, de Blanca Portillo, de Loreto Mauleón… cada vez que hace algo es maravillosa. Hay muchísimas a las que admiro.

Álvaro Morte durante esta conversación en uno de los salones del Palace.

Álvaro Morte durante esta conversación en uno de los salones del Palace. Nieves Díaz.

¿Directora de cine?

Pues mira, yo, por ejemplo, me iría a Icíar Bollaín, o a una Kathryn Bigelow… por hacer la proeza de haber sido la primera mujer, no sé si fue la primera nominada al Oscar o la primera que lo ganó, pero tiene la capacidad de hacer un cine aparentemente tan masculino y decidir: “Voy a ser yo quien haga esto”. Sobre la guerra, sobre lo que ella quiera… Me parece muy admirable.

Cantante favorita.

Pues te voy a decir una, porque además la he visto hace relativamente poco en Girona: Patti Smith.

Mitos eróticos.

Recuerdo, por ejemplo mis mitos eróticos de la pubertad y de la exploración de la sexualidad. Recuerdo los ojos de Charo López, que me parecía bellísima, con una belleza casi perturbadora.

Te enamoras tú mucho por los ojos.

Pues sí. Es que dicen que son el espejo del alma.

"Mi escritora favorita es Margaret Atwood. Me pierden los ojos de Victoria Abril y de Charo López. Adoro a Icíar Bollaín, a Kathryn Bigelow y a Patti Smith"

Eso dicen. Si se tiene alma…

(Ríe) Sí. Oye, y me estoy acordando de Leslie Caron, porque una de las primeras películas que me llegaron al alma fue Un americano en París. De pequeñito, tendría seis o siete años, estaba completamente enamorado.

Personaje histórico femenino favorito.

Marie Curie, que fue la primera en ganar un Nobel y, además, decidió poner sus logros al servicio de la ciencia, me parece increíble. Clara Campoamor, Simone de Beauvoir… hay mucha gente.

Personaje de ficción favorito.

No quiero ser típico, pero la Escarlata O’Hara de Lo que el viento se llevó, con su poder y su garra, diciendo que jamás volverá a pasar hambre, enfrentándose a todo aquel universo. Me parece un personaje absolutamente increíble.

Política.

Cleopatra. Cómo sería que la tenemos aún presente en nuestro imaginario. Es un personaje muy potente.