Han pasado 43 años desde una fecha que está marcada a fuego en la historia de España y que fue clave en la transición. El golpe de Estado fallido que perpetró el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero tuvo como protagonistas involuntarios a un nutrido grupo de diputados que quedaron secuestrados en el Congreso. Entre ellos, algunas mujeres que conformaban el nuevo panorama político de España con una prensencia aún mayoritaria de hombres. 

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La actitud paternalista de los golpistas quisieron dejarlas salir del hemiciclo aquel 23 de febrero, pero ellas se negaron: no querían ningún trato de favor y permanecieron al lado de sus compañeros durante las interminables horas que duró el cautiverio. Solo una abandonó su escaño, Anna Balletbò, pero no por capricho sino por su avanzado estado de gestación, embarazada de gemelos.

El resto, permaneció: "Nos dejaban salir por ser mujeres y nos negamos; teníamos más dignidad que miedo". Esas son las palabras de una de las diputadas presentes aquel día, Elena Moreno. Ella fue una de las protagonistas, junto a otros nombres relevantes como Soledad Becerril, María Teresa Revilla o Ludivina García.

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    Anna Balletbò

    Tiene 80 años y para ella aquel 23 de febrero de 1981 fue más traumático si cabe que para el resto de sus compañeras. La diputada del Partido Socialista estaba embarazada de gemelos, así que cuando vio entrar a los golpistas lo primero que hizo instintivamente fue protegerse "la barriga y la cabeza no pensando en que moriría sino en que me podían herir con facilidad y que abortaría allí mismo". Así lo confesó en una entrevista en 2021 con Antena 3 asegurando además que pensó que los irían matando "por filas".

    Fue Anna la única persona a la que se dejó salir del hemiciclo precisamente por su estado de gestación. "Yo siempre digo que si no hubiera estado embarazada no hubiera salido porque no me hubiera atrevido y porque seguramente el guardia tampoco me hubiera hecho caso", ha confesado.

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    Carmela García-Moreno

    Era diputada de UCD por Madrid en aquel entonces y su sitio estaba ubicado en la parte de arriba, razón por la que uno de sus recuerdos es cómo le caían los cascotes en la cabeza tras el tiroteo. Aunque pudo salir con el resto de sus compañeras mujeres, en una conversación con EL ESPAÑOL en 2021, Carmen destacaba el "ambiente machista" que se respiraba en aquella época en el Congreso, en el que se hablaba "de cómo íbamos vestidas las diputadas" por parte de algunos cronistas parlamentarios, cuyo nombre prefiere olvidar. 

    Activista por el feminisno desde el principio de su trayectoria política, tuvo que luchar contra los prejuicios y soportar que la llamaran Miss Congreso en su carrera. En los 80 hacía declaraciones como esta: "La sociedad debe asumir el principio constitucional de la igualdad de sexos".

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    Carmen Solano Carreras

    Temiendo volver a los viejos tiempos después de tanta lucha, esta diputada socialista vivió con terror los primeros disparos: "No había oido uno en mi vida". Las horas de cautiverio se convirtieron en una pesadilla para Carmen y sus compañeros, solo mitigada por el tabaco para contrarrestar los nervios. "Yo fumaba muchísimo", recordaba en una conversación con EL ESPAÑOL.

    La anécdota es que pidió que les trajeran más cigarrillos y los repartió entre otros diputados fumadores hasta que fueron liberados en la mañana del 24 de febrero tras la rendición de Tejero.

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    Soledad Becerril

    Ella fue la primera mujer en tener una cartera ministerial desde la Segunda República y aún recuerda cuando les dijeron "que iban a prender fuego a las sillas si alguno se movía". Define como el asombro y desconcierto lo que sintió cuando vio entrar a los militares.

    Curioso es lo que hizo Soledad cuando logró salir del Congreso a las 10 de la mañana, momento en el que se decidió que las mujeres diputadas podían abandonar el Congreso, salió "corriendo" a contar todo lo sucedido, grabar un mensaje "para las mujeres de los guardias sobre las posibles consecuencias de semejante acción para los autores".

    Valiente como pocas, Becerril cuenta en su libro, Años de Soledad, que en un momenti de confusión aquel 23-F logró escabullirse y llegar hasta su despacho. Allí encontró a un joven durmiendo en el sofá con una metralleta, lo que hizo que volviera su escaño.

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    Elena Moreno

    Los golpistas, en una actitud eminentemente paternalista, quisieron dejar a salir a las mujeres, ellas se negaron porque como cuenta Elena "teníamos más dignidad que miedo". Incluso se negó a seguir el consejo del ministro de la Presidencia, Pío Cabanillas, que le dijo: "Sal, porque así cuentas lo que está pasando aquí dentro". Se quedó, como el resto.

    Elena Moreno, viguesa y diputada por UCD, salió del hemiciclo cuando todo llegó a su fin y fue arropada por la policía que les dijo: "Tranquilas, tranquilas, que no pasa nada".

     
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    Eulalia Vintró Castells

    Esta filóloga y política catalana, miembro del PSUC por aquel entonces, recuerda el 23-F con nitidez: "A los pocos minutos de haberme echado al suelo tras los disparos, me di cuenta de que Santiago Carrillo, sentado dos escaños a mi derecha, no se había agachado. Seguía sentado e inmóvil". Eso hizo que empezara a tirarle de la chaqueta para conseguir que se echara al suelo y evitar así que pudieran dispararle.

    Eulalia fue otra de esas mujeres claves en la transición. De hecho, en 1988 recibió la  Gran cruz de Alfonso X el Sabio por su contribución a la educación en la transición política.

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    Ludivina García

    Era diputada del PSOE por Asturias y vivió el golpe con la angustia de saber que si algo le ocurría dejaba dos niños pequeños de siete y un año que se encontraban en su tierra natal. "Estuve muy preocupada por ellos", ha confesado años después. Su exmarido se encargó de llevarlos a casa de su abuela y de cuidarlos.

    Ludivina relataba así en 2021 cómo vivió el fracaso del golpe: "Los guardias civiles nos iban mirando y nos identificaban a todos, ahí está menganito, ahí fulanito. Nos miraban y nosotros los mirábamos a ellos. Los primeros momentos estaban en posiciones autoritarias, pero, según iba pasando la noche y veían que el golpe había fracasado, se convirtieron en gente amable y por la mañana entraron con pan de molde y mantequilla preguntando quién quería desayunar. Estábamos todos alucinados".

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    María Dolores Pelayo Duque

    Esta diputada tinerfeña temió acabar fusilada y no poder seguir con su lucha para favorecer la igualdad entre hombre y mujer en la sociedad española. Tampoco abandonó el Hemiciclo, ¿cómo podría? Por suerte, sus temores no se hicieron realidad y posteriormente María Dolores podría participar en hitos feministas como la abolición del adulterio y la despenalización del aborto.

    "Yo era una de las personas que secuestraron en el Congreso de los Diputados. Aquella larga noche me dio tiempo para pensar en varias ocasiones que este país no tenía solución. Además, yo era vicepresidenta primera de la Comisión de Defensa. Todo aquello me recordó a los pronunciamientos del siglo XVIII y XIX y mi pregunta fue: ¿Qué hacen los militares metidos en este lío? Los soldados me tienen que defender a mí de los enemigos externos, no agredirme y secuestrarme. A veces nos dejamos llevar por esos cantos de sirenas que escuchó Ulises (La Odisea) y que tratan de pervertir la democracia con populismos baratos... ¡La vida es dura!", decía en una entrevista con un periódico de Tenerife.

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    María Jesús Lafuente

    Era diputada por Álava y al igual que el resto de los diputados que estuvieron presentes aquel fatídico día también tuvo miedo. Pero  María Jesús aprendió también una lección política: "Quedé vacunada contra todo intento de división partidista por parte de grupos que anteponen sus intereses a los principios ideológicos". Falleció en 2022 a los 91 años en Vitoria.

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    María Teresa Revilla

    Una de las políticas más importantes de la transición, a la que han llamado la madre de la Constitución Española ya que fue la única mujer que participó en la redacción de la Carta Magna. María Teresa intentó derogar la prevalencia del hombre sobre la mujer en la sucesión a la Corona, sin éxito. 

    Su activismo feminista ha sido una constante y recibió un premio del Club de las 25 por su papel como parlamentaria en la defensa de los derechos de las mujeres. Considera que el papel femenino en aquella época convulsa fue fundamental: " "Para mí el atractivo de la democracia era impresionante, estudié mucho, me leí constituciones extranjeras…". Y pese a todo tuvo que lamentar "algunos episodios machistas".