La escritora Andrea Longarela.

La escritora Andrea Longarela. Carlos Ruíz

Protagonistas

Longarela, escritora: "No hay ciencia que enseñe el mecanismo de un corazón cuando otro lo sacude"

Autoras de palabra con Rosa se cita con Andrea Longarela, que acaba de publicar El color de las cosas invisibles, una historia de causalidades y casualidades.

18 agosto, 2023 01:10

Autoras de palabra con Rosa charla con Andrea Longarela, licenciada en psicología y escritora  de novela romántica. Se dio a conocer en el mundo literario con Amor se escribe con H y otras maneras de decirte que te quiero (Esencia, 2018). Acaba de publicar el segundo volumen de su bilogía Somos secretos (Booket, 2023) titulado El Color de las cosas invisibles (Crossbooks, 2023).

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Casualidad y causalidad. Rain y Jack. Los protagonistas de esta historia  pertenecen a dos planetas distintos donde los dos quieren tener razón. Aunque saben que se equivocan.

Una tormenta los obliga a pasar una noche solos en una cabaña. Podría parecer algo idílico, pero en ese momento se odian. El recuerdo de sus vidas, encuentros y desavenencias pondrá el color a su encierro imprevisto.

A la autora, le obsesiona mucho, cómo la vida nos empuja hacia determinados lugares y personas. Incluso cuando acabamos de nacer. Esa es la primera casualidad de los protagonistas, acaban de venir al mundo, sus caminos se han cruzado y ellos aún no lo saben.

Portada del libro de Andrea Longarela.

Portada del libro de Andrea Longarela.

¿Cómo hubiera sido nuestra vida si hubiéramos elegido otro camino?

Hay veces que las cosas ocurren por casualidad, pero somos nosotros los que decidimos seguir hacia un lado u otro. 

Rain es un personaje que se sale de la norma de lo romántico. Hija de un  astrofísico y de una catedrática de literatura. Tiene una forma de divertirse que no es la habitual. Más que nada porque ella lo hace resolviendo ecuaciones, sonríe pero poco y nunca ha besado a nadie. Jack, a quien aborrece, es el único que la entiende.

Ellos se conocieron siendo adolescentes, y la historia transcurre, con un primer amor que va y viene. Donde vuelve a operar la casualidad y causalidad y maduran durante ese recorrido. 

Lo bonito de esta historia, apunta la autora, es que cada vez que se encuentran se tienen que volver a conocer porque no son los mismos. Van creciendo y madurando. Cambiando.

Las experiencias de lo vivido moldean tu forma de ser. 

Cada vez que se encuentran, han pasado unos años, y aunque siguen teniendo esa conexión, no conocen qué parte del uno y del otro ha cambiado, eso es lo que tendrán que comprobar. Si la nueva versión de cada uno sigue atrayendo al otro o todo lo contrario.

Andrea compara el odio con el agua congelada que se expande a medida que se va congelando. 

Creemos que es en caliente cuando sentimos con más intensidad el odio, pero en realidad, si se alarga en el tiempo aunque sea de una forma más comedida, al final nos acaba marcando y enquistando más hacia dentro.

Otro de los temas que obsesiona a la autora es el dolor. El duelo en cualquier ámbito ya sea por una ruptura, una pérdida, o por tantas cosas que están en cada uno de nosotros, y que también nos hace diferentes. 

Hay muchas formas de sobrellevar el dolor. Pero ignorarlo lo hace un poco más fácil.

Cuando le ponemos voz, ya no hay vuelta atrás. Ya es visible. Ya sé lo que me pasa. Entonces su intensidad lo llena todo.

A Longarela le parecía muy difícil enfocar el cliché de la novela romántica. Ella lo llama los “casi algo”. Eso que nunca llega a suceder y es muy difícil estar en esa posición, que es lo que les ocurre a los protagonistas.

“Somos algo, pero no sabemos el qué".

“Somos casi algo, pero nunca llegamos a serlo”.

Lo mismo le ocurre a Jack, cuando dice que  “nada duele más que un casi que nunca llega a suceder”. Es ese sueño. Esa esperanza que nunca alcanzas. Se queda en el limbo. Como una historia pendiente.

Rosa Pasa Página.

Rosa Pasa Página.

En esta relación, aunque hay atracción y deseo, no es lo más importante.

Nunca. Ni desde el primer momento. Quería mucho diálogo que provocase ese amor odio y al final esa compresión entre los dos.

¿De qué color sería esta relación?

Me gusta mucho esta pregunta porque soy  muy de imaginarme cómo son las cosas que no vemos. De ahí surge el título. Nos damos cuenta del color de lo que nos rodea cuando ya ha desaparecido.

Hay un momento, en el que Rain dice que el ser humano está siempre obsesionado por ciertas cosas pero por qué no se han volcado en estudiar qué sucede cuando dos personas se miran y conectan. 

¿De qué color son las emociones?

Difícil y bonito imaginarlo. Es en esa causalidad, como resultado de la casualidad, la razón por la que estamos conectados con alguien que esté al otro lado del mundo y que no conocemos de nada. Hay un estudio en el que se dice que por mucho que tú estés enamorado de esa persona, también podríamos estarlo de hasta siete personas diferentes. 

Somos como una red en la que elegimos un camino u otro. Y tu futuro depende de ello. Tu vida puede ser diferente e igualmente feliz. Esta historia va de eso.

Rain y Jack podrían ser felices y tener una vida plena lejos el uno del otro. Aunque Longarela juega en esta historia con encuentros infinitos.

Sea como sea, los protagonistas intuyen que cuando se trata de amor, no hay teoría científica que haga entender el mecánismo de un corazón cuando otro lo sacude.

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