Cristina Garmendia, presidenta de COTEC: “No siento nostalgia cuando cierro una etapa”

Cristina Garmendia, presidenta de COTEC: “No siento nostalgia cuando cierro una etapa”

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Cristina Garmendia, presidenta de COTEC y exministra: “Los mejores deben entrar en política”

Cristina Garmendia, exministra de Ciencia (2008-2011) y presidenta de la Fundación COTEC, conversa con MagasIN sobre su trayectoria. 

21 abril, 2022 01:55

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Garmendi significa volcán en vasco. Con un “a” añadida al final, valga el juego de palabras, este apellido pareciera tener que significar forzosamente algo relacionado con el liderazgo femenino.

“Literalmente sería como monte en llamas”, responde a MagasIN amablemente al otro lado del teléfono. La presencia mediática de Cristina Garmendia (San Sebastián, 1962), presidenta hoy de la Fundación COTEC para la innovación, se multiplicó cuando fue nombrada ministra de un Ministerio que se creó, por decirlo así, por ella.

“Menudo momento el actual que nos ha tocado vivir”, comienza al otro lado del teléfono. “Y uno del que sabemos tan poco. ¿Qué podemos opinar sobre la barbarie o sobre la complejidad y la trascendencia de lo que estamos viviendo? Lo que nos queda es ir navegando el día a día estando muy atentos, porque no conocemos el alcance del momento actual”.

Para Garmendia, la pregunta realmente clave sería: “¿Qué es Europa?”. Y recuerda cómo “el sector espacial es una de las herramientas más poderosas y más vulnerables para nuestra convivencia, por eso el espacio está hoy en las agendas de los primeros ministros de todos los países”.

"El bien común no es patrimonio del sector público"

Roles femeninos

“Nunca siento nostalgia cuando cierro una etapa”, confiesa Garmendia, “pero sí que tengo algunos pequeños arrepentimientos cuando miro hacia atrás”. La exministra coincide en que, probablemente arrepentirse “un poco” sería no sólo un síntoma de sinceridad, sino de buen autoanálisis.

“Yo nací en el seno de una familia acomodada, pero de origen humilde”, relata, “y creo que esa lotería de donde uno nace nos marca para siempre. Tuve la enorme fortuna de contar con unos padres excelentes, que eran además mayores porque habían nacido en 1915 y 1922”.

Garmendia comparte cómo sus padres le educaron para ser libre "y eso que en aquel momento no era ni lo tradicional ni lo más habitual… con la defensa del binomio formación-esfuerzo: nunca recibí una felicitación por sacar buenas notas, porque era lo que tenía que hacer, pero eran coherentes y comprometidos”.

Cristina Garmendia durante un acto de COTEC celebrado en Madrid en 2015.

Cristina Garmendia durante un acto de COTEC celebrado en Madrid en 2015. GTRES

Hablando de roles, explica que tuvo muchísimo impacto en ella la hermana menor de su padre. "Porque mi tía Valen, que así se llamaba, había nacido en 1918, pero fue armadora de barcos como mi padre. Ella se formó y además luego quiso ayudar a mejorar a su marido y recuerdo que le daba clases en los bancos de la playa de La Concha”.

“A los 16 o 17 años [a Garmendia ya le encantaban las ciencias] lo que me más me gustaba era la investigación, para mí era como un sueño, quizá porque tuve un profesor de biología en COU que era muy bueno y me hizo pensar que podría hacerlo”.

Estudios de biología en Sevilla

Corre el año 80 cuando accede a la Universidad de Sevilla. “Me pareció el centro mejor porque contaba con la especialidad de genética y biología molecular para un grupo reducido de alumnos”, por lo que decidió estudiar allí.

“Mi madre no entendía por qué tenía que irme de San Sebastián a Sevilla, pero me empeñé. Imagínate a algunos sevillanos cuando veían en la lista a una mujer que se llamaba Cristina Garmendia Mendizábal, ¿pero por qué estás aquí?, me preguntaban”.

Se define como una persona idealista. “Y sigo siéndolo, soy una persona soñadora. Y mis sueños han guiado una parte importante de mi vida, y he podido hacerlo porque me han dado herramientas, he tenido mucho apoyo, sin eso no hubiera sido posible”, añade. “Cuando tienes un sueño o un anhelo hay una parte de conseguirlo por pensar que puedes, porque la duda es lo que debilita, y luego necesitas personas todo ese apoyo”.

Estudiar en Sevilla le ayudó a conocerse más y le cambió la vida. "Por ejemplo, a saber que en la España de los años ochenta había un norte y un sur que no tenían nada que ver socialmente. Fue una experiencia importantísima, estar rodeada de compañeros cuyas familias hacían un gigante sacrificio para que ellos pudieran ir a la universidad”. Además, “muchos de mis amigos íntimos de hoy proceden de ese momento”.

"Mis sueños han guiado una parte importante de mi vida"

Garmendia relata también cómo había una sociedad en Sevilla que formaba parte de la aristocracia “y que yo no conocía. En el País Vasco no era tan patente, ese contraste no lo había vivido y fue una de las experiencias que me marcó, empezar a pensar en los demás, en cómo de diferentes eran nuestras vidas”.

“Cuando estaba en quinto curso”, recuerda “Margarita Salas [que había trabajado con Severo Ochoa] vino a dar una conferencia a la Universidad y yo quedé fascinada, por lo que contaba y por su personalidad. Así que me acerqué y le dije que me gustaría hacer el doctorado con ella… y ella me respondió que viniera a Madrid a hacer una entrevista y lo veríamos”.

Con Margarita Salas

En julio del 1985 empezó su doctorado y aquí admite: “Mi primer arrepentimiento, perderme las fiestas del final de la carrera. Mi consejo, como filosofía de vida: no es necesario empezar las cosas en julio, llegar antes no te lleva más lejos".

"Hay que vivir, hay compatibilizar todos los momentos y vivirlos todos ellos, yo me perdí todas las fiestas de Sevilla del final de la carrera, y me arrepiento [aquí Garmendia recuerda a su compañera Juana Díaz, “que estuvo en todas las fiestas y terminó el doctorado igual de bien y llegó en septiembre”]”.

Garmendia estudió su doctorado “en el centro de biología molecular con el grupo de Margarita Salas, una mujer que significaba el mejor estilo de liderazgo en todos los aspectos que te imaginas".

Garmendia durante el entierro de Ana Cristina Placer en 2015, en Zaragoza.

Garmendia durante el entierro de Ana Cristina Placer en 2015, en Zaragoza. GTRES

"En cierto modo, ella siempre me recordaba a mi padre. Ese tipo de personas que te inspiran confianza en su propósito vital, eso te da muchísima energía. Una mujer con una reputación enorme y predicando con el ejemplo, rigurosa, brillante, seria, que te dedicaba todo el tiempo que necesitaras, una mujer increíble. Y no fue sólo mi jefa, sino una de mis grandes amigas a lo largo de mi vida, tuvimos una relación muy estrecha”.

En la carrera académica, explica Garmendia, “tienes que hacer un postdoc fuera del país y yo siempre he vivido con la sensación de que mis padres eran muy mayores, ahora no es lo mismo, con todos los medios que existen para llamar y conexión, y a mí me pesó mucho el separarme de ellos durante esos años y posiblemente es mi segundo arrepentimiento, tendría que haberme ido fuera”.

Una mujer en el mundo pesquero

Yo sólo tengo una hermana”, continúa, “y mi padre y mi cuñado habían montado un grupo de pesca. Aquello creció y un día mi cuñado me dijo, ‘estaría bien que tuvieras unas nociones de lo que es nuestra empresa’”.

Mujeres y pesca

La parte pesquera, el sector extractivo es uno en el que no existe la mujer, “aún tampoco”, confirma la exministra, “pues imagínate entonces. Además, la gran pesca se da en muchos países en los que la presencia de la mujer es aún más complicada. En esa época decidí estudiar un MBA, hice el máster del IESE, e inicié mi exposición a la empresa armadora, lo cual me llevó a situaciones complejas”.

Relata por ejemplo cómo fue a visitar la operación de la flota en el sur de Chile. “Recuerdo un agosto a 30 grados bajo cero… embarcarme hubiera sido imposible, porque no había mujeres. Pero me empeñé en conocer cómo era la operativa, la gestión de tripulaciones y el negocio en sí. Imagínate yo sola subiendo a un barco a las cinco de la mañana, tenía 26 años y te puedes imaginar la cara de la tripulación cuando me subí a bordo. Escepticismo se queda corto”.

Relata una anécdota. “’¿Qué quieres tomar?’, me preguntaron. ‘Un carajillo’, respondí, no sé por qué, porque no me gustan, supongo que intentaba como fuera empatizar. Y surtió efecto, les hizo gracia. Se sentaron cinco o seis conmigo y les dije ya en privado que prefería un café con leche… Que era para romper el hielo. Poder comprobar de primera mano cómo era su trabajo para mí fue fundamental en esta época para poder ejercer como adjunta al presidente y posteriormente ejercer como directora financiera del grupo”.

La innovación farmacéutica y el CSIC

Estando en ese grupo, reconoce cómo una parte de sus anhelos seguía estando en el mundo de la ciencia. Con mucho esfuerzo, relata cómo fundó en el año 2000 una empresa de biotecnología (Genetrix) bajo el paraguas de CSIC (CNB).

Una fórmula que no existía hasta ese momento en España, y cómo pudo así aprovecharse el trabajo de los investigadores para alcanzar patentes (“uno de las primeros fármacos basados en células madre”), así como, en 2008, fundó “junto a Joël Jean-Mairet y otros socios la gestora de fondos YSIOS Capital”.

Asimismo, relata cómo en esta época pasó a formar parte de la Junta Directiva de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) desde la presidencia de la patronal de empresas de biotecnología ASEBIO. Recuerda de esta época el “Programa Ingenio 2010, de las mejores políticas para potenciar que la ciencia tuviera un impacto en la sociedad”.

Nace el Ministerio de Ciencia

Garmendia cuenta en primera persona cómo, tras presidir la patronal de empresas, recibe “la invitación a servir a mi país”, con la creación de un nuevo Ministerio de ciencia e innovación.

“¡Cuándo nunca había estado en política!”, explica, “más allá de la relación con los partidos desde la patronal para exponer nuestras propuestas. Cuando me proponen ponerme al frente del Ministerio, mi marido me dijo, ‘y por supuesto has dicho que no’ pero le respondí, ‘es que no se puede decir que no, cuando tu país te llama para servir, porque tienes que hacer lo posible’. Experiencia sectorial tenía mucha, también académica, pero política ninguna”.

Resume esta etapa como de una de gran intensidad y uno de los períodos más transformadores de su vida. “Mi agradecimiento enorme al presidente Zapatero por darme la oportunidad y por darme la libertad de poder nombrar a todos los altos cargos, elegir gente buena y buena gente, y por proteger los presupuestos de Ministerio y por ayudarme siempre”, sentencia.

“Nunca siento nostalgia cuando cierro una etapa”

“Hoy en día, tengo claro que los mejores deben entrar en política, porque todo lo importante pasa por la política”, explica. “Al igual que en los consejos de administración, los de ministros deben ser igual de diversos en capacidades y ángulos y deben estar dirigidos con gran liderazgo y capacidad política”.

COTEC, hoy

Relata cómo al terminar su etapa política “tuve la suerte del ofrecimiento de presidir la Fundación COTEC, donde gracias al apoyo de Caixabank y Telefónica, podría rediseñar la institución para adaptarla de una forma más innovadora al momento actual”.

Desde COTEC, “como en el resto de las instituciones a las que he tratado de servir, buscamos promover la innovación”. Para ella, “la clave radica en el cómo la mayoría de las veces”.

"Innovación es todo cambio basado en el conocimiento que genera valor"

Y está en relación con las personas, “cómo organizas las instituciones, cómo eliges a las personas, cómo se establecen los objetivos. Se necesita siempre un equipo cohesionado alrededor de qué y del cómo, luego se puede aprender de los errores y de los arrepentimientos, eso también es innovar”.

Hace énfasis en que “el bien común no es patrimonio del sector público, lo abrazan también las empresas, y recordarlo es la manera de progresar las instituciones, tenemos esa atalaya privilegiada, donde intentamos aportar lo que podamos, pero se trata de estar muy atentos en estas transiciones vigilando tres: la de los flujos de información, la de los flujos de materia prima y energía y la de inversión hacia el modelo digital, verde e intangible, respectivamente”.

¿Cuál es la definición de Garmendia de la innovación? “Innovación es todo cambio basado en el conocimiento que genera valor. Es decir, necesita de estos tres elementos, cambio que no es sólo tecnológico, conocimiento que no es sólo científico y un valor que no es sólo económico”, resume rápidamente.

En cierto modo, considera que pertenece a “una generación sndwich, en la que hemos aprendido de nuestros padres y ahora el mundo ha cambiado tanto que tenemos que escuchar a los jóvenes. Pero es clave que generemos esos referentes sociales diversos, tenemos mujeres líderes increíbles y hombres, también muy jóvenes”.

En términos de autoconocimiento, su análisis, arrepentimientos incluidos, resulta muy revelador. “Creo que cuando no te sientes bien es porque no estás pensando bien. Es más, si quieres cambiar lo que sientes, tienes que cambiar lo que piensas, y para eso necesitas incorporar más información. Yo reconozco que he cambiado mucho conforme he ido viviendo experiencias y etapas, y conociendo a personas extremadamente inteligentes cuya experiencia te ayuda a incorporar matices y a aceptar que algunas cosas las harías de otra manera. Un trasfondo sigue, pero todo cambia”.