Edificio de 1969.

Edificio de 1969. Ajuntament de Girona. CRDI (Martí Massafont Costals).

Interiorismo

Edu Saz, arquitecto: “En 1960 se edificaron en España 2,7 millones de inmuebles, pero con barrios muy sencillos”

El arquitecto Edu Saz evoca el auge constructivo de los años 60, marcado por la rapidez y la austeridad, un legado urbano que aún define gran parte del tejido residencial español.

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España vivió una expansión urbanística sin precedentes en los años sesenta, cuando se construyeron cerca de 2,7 millones de inmuebles en un solo año, según rememora el arquitecto Edu Saz. Esta cifra ejemplifica el ritmo frenético de un país en plana transformación urbana.

Aquel boom constructivo respondió a un fuerte crecimiento demográfico y económico: el "milagro español" impulsó la migración rural y tensionó la demanda habitacional en las ciudades, favoreciendo edificaciones rápidas y funcionales.

Sin embargo, la mayoría de estos barrios eran sencillos y austeros, diseñados para alojar rápidamente a familias sin buscar soluciones estéticas y duraderas, tal como destaca Saz: una memoria urbana que todavía hoy impacta nuestra ciudad.

España en 1960.

España en 1960. RTVE

En pleno milagro económico (1959-1973), España creció una media del 7% anual. La urbanización acelerada respondió al éxodo rural y la industrialización. Los planes urbanísticos quedaron desbordados ante la necesidad urgente de alojamiento.

Edu Saz recuerda: "Se edificaron 2,7 millones de inmuebles en 1960, pero los barrios eran muy austeros". Esta frase resume la contrapartida de aquel boom: volumen sin mejoras constructivas ni planificación estética.

Edificio Capitol (1960).

Edificio Capitol (1960). Historia de Madrid Flickr

Estos nuevos barrios sirvieron para absorber migrantes rurales, especialmente en las periferias urbanas, transformando rápidamente áreas que carecían de infraestructura. El resultado fue un entorno funcional, pero frágil en calidad urbana.

Muchas construcciones de esa época aún conforman el parque residencial, cuyas deficiencias -como aislamiento, accesibilidad o diseño deteriorado- reflejan la urgencia con la que fueron levantadas.

Edificio El Pacífico Miraflores, 1960.

Edificio "El Pacífico" Miraflores, 1960.

La estética urbana de la posguerra ha sido catalogada como "feo" o habitual por falta de integración arquitectónica, materializando un paisaje urbano repetitivo, densificado y sin criterio estético.

El desorden urbanístico de los 60 contrastó con proyectos posteriores, más planificados y normativos. No obstante, la urgencia de aquel momento marcó indeleblemente la estructura residencial española.

Edificio de 1960 de Caja Madrid. Plaza Descalzas Reales. Madrid

Edificio de 1960 de Caja Madrid. Plaza Descalzas Reales. Madrid Carlos Viñas Flickr

Hoy, gran parte de las políticas de vivienda y planes de rehabilitación energética se centran en estos edificios de los años 60. Su escasa eficiencia térmica y su envejecimiento estructural hacen necesaria una inversión pública y privada para adaptarlos a los estándares de sostenibilidad del siglo XXI.

El recuerdo de aquel boom constructivo subraya la importancia de planificar con visión de futuro. Arquitectos como Edu Saz señalan que el urbanismo actual debe equilibrar rapidez y estética con calidad y habitabilidad, evitando repetir los errores que marcaron a toda una generación de barrios españoles.

El urbanismo español de los años 60 estuvo marcado por la rapidez y la necesidad de dar respuesta a un éxodo rural masivo. Millones de personas dejaron el campo para instalarse en ciudades industriales como Madrid, Barcelona o Bilbao, lo que obligó a levantar barrios enteros en muy poco tiempo, con un diseño sencillo y austero

La falta de planificación a largo plazo generó un paisaje urbano uniforme y, en muchos casos, carente de servicios básicos. Estos barrios, construidos con materiales económicos, se centraban en ofrecer techo a las familias, dejando en segundo plano la estética, las zonas verdes o los equipamientos comunitarios.

El eco de aquella construcción masiva sigue vivo hoy, con barrios que aún acogen a generaciones y recuerdan los desafíos de un país que necesitaba vivienda rápida, más que duradera o bonita.

Edu Saz pone voz a esa memoria colectiva: 1960 fue sinónimo de cantidad, no de calidad. A la vez, nos invita a reflexionar sobre cómo un fenómeno urbanístico tan colosal definió el carácter de nuestras ciudades.