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María, encargada de hostelería: "Los españoles no quieren trabajar, vienen críos exigiendo 1.800 euros e irse a su hora"

El sector vive dividido entre quienes exigen reformas laborales y quienes aseguran que "ya nadie quiere trabajar".

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Cada año se repite el titular: la hostelería española no encuentra camareros suficientes. Según datos del SEPE de junio de 2025, faltan más de 100.000 trabajadores en el sector, especialmente en puestos como camareros, ayudantes de sala y personal de barra. Especialmente en verano, 1 de cada 3 negocios tiene problemas para cubrir vacantes.

Es en este contexto en el que aparecen dos opiniones: para los trabajadores, el problema no es la falta de ganas, sino las condiciones laborales que ofrece la profesión. Para los empresarios y hosteleros, los españoles —especialmente jóvenes— no quieren trabajar.

En este último grupo es donde se encuentra María, una encargada de hostelería que afirma haber visto cómo, año tras año, resulta más difícil encontrar personal dispuesto a asumir el ritmo del sector. Desde su posición, describe entrevistas en las que muchos aspirantes llegan con una idea del trabajo muy alejada de la realidad de un bar o un restaurante.

La experiencia de María como hostelera

La hostelería en España ha sido históricamente un pilar del turismo, un refugio de empleo para miles de personas y un ámbito donde la vocación, el sacrificio y la resistencia siempre han tenido un peso enorme.

Sin embargo, y a pesar de que este modelo ha sido así durante años, en la actualidad está siendo cuestionado por una generación que valora más el equilibrio entre vida personal y laboral, los límites horarios y las condiciones transparentes.

Para buena parte de las generaciones, esta "denuncia pública" es un paso necesario para visibilizar y erradicar unas condiciones laborales que llevan años siendo cuestionadas dentro del sector. Para los empresarios, en cambio, supone "una amenaza" para la supervivencia del modelo que ha sostenido al sector durante décadas.

"Creo que la hostelería va a terminar. Si pudierais ver las entrevistas que he llegado a hacer y lo que te exigen en comparación con lo que van a aportar, es surrealista", cuenta María en sus redes sociales.

Según relata, cada vez es más habitual encontrarse con aspirantes jóvenes que llegan a las entrevistas con expectativas salariales y horarias que, a su juicio, no encajan con la realidad del sector.

"Yo sé que la hostelería es un melón, pero la gente que trabaja de ello sabe que es un trabajo de arremangarse. Incluso yo, que soy encargada, si tengo que limpiar, servir, controlar un horno o poner un lavavajillas, se hace".

@maarygarciaoficial Nos quedamos sin bares. 🛟 😧 #hosteleria #españa #vagos #trabajos #joven ♬ sonido original - 😇🔥MaaryGarcía 😈🔥

A su juicio, esta idea de sacrificio ya no existe entre la generación más joven. Para los dueños de bares y restaurantes, este nuevo planteamiento pone en jaque la manera en que tradicionalmente se ha organizado el trabajo, especialmente en temporada alta.

"Me vienen niñitos de 21 años que quieren cobrar 1.800 euros, irse a su hora, llegar 10 minutos más tarde, fumarse 5 'pitis' y salir a descansar", denuncia María, "y no te atrevas a decirles lo que tienen que hacer".

Las palabras de María resuenan entre quienes llevan años en el sector. Muchos empresarios y encargados aseguran que la hostelería es un trabajo que exige velocidad, capacidad de improvisación, varias tareas simultáneas y un compromiso absoluto durante las horas de servicio.

Insisten en que no es un empleo en el que uno pueda "hacer una sola cosa", sino un engranaje donde cada miembro del equipo debe adaptarse y cubrir lo que haga falta para que el ritmo no se detenga. Esa cultura del "arremangarse", como dice María, forma parte de la identidad tradicional del oficio.

Sin embargo, esa visión convive con otra completamente distinta. En los últimos años, numerosos trabajadores y sindicatos han denunciado de forma continuada que el problema no es la falta de ganas de trabajar, sino las condiciones en las que se trabaja.

Para una parte importante del personal del sector, las dificultades para encontrar empleados tienen más que ver con jornadas excesivas, sueldos que no siempre compensan las horas reales realizadas, turnos partidos que ocupan prácticamente todo el día y una conciliación prácticamente inexistente.

Muchos trabajadores sostienen que la hostelería lleva demasiado tiempo asentada sobre prácticas normalizadas que hoy, en un mercado laboral diferente y con nuevas expectativas sociales, ya no resultan aceptables.

En los comentarios del vídeo de María se refleja precisamente este pensamiento. "Piden: 1) 1.800 € 2) Salir a su hora 3) Tener descanso. ¿Te parece mal? Habría que mandar inmediatamente una inspección a tu local, que ya lo puede hacer cualquiera", escriben.

Entre líneas, también hay quien defiende a la hostelera, justificando que "1.800€ no los cobra ni un jefe de cocina para que lo pida un niño de 22 sin experiencia y que encima se va a estar escaqueando cada dos por tres".