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María Sánchez (52), maquilladora: "Para combatir la flacidez del rostro, aplico el truco de la diadema invertida"
A medida que pasa el tiempo, la piel cambia y las necesidades de cuidado y de maquillaje varían según la etapa en que nos encontremos.
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Dice el Doctor Pedro Jaén en su libro Una piel para toda la vida, que la década de los 30 a los 40 "es cuando empiezan a apreciarse los excesos que se cometen con respecto al tabaquismo, la falta de descanso o la sobreexposición solar". De repente abandonas los 20 y aparece lo que nos acompañará para el resto de los años, las arrugas.
Sin embargo, esto no supone ningún problema, sino que requiere una serie de cambios en la rutina del día a día, como en las cremas —buscar antiarrugas o más hidratantes— e, incluso, en el maquillaje. En este último aspecto no solo se tienen que cambiar los productos, sino también las técnicas utilizadas.
Según las expertas como María Sánchez, a medida que las necesidades de nuestro rostro cambian, también lo tienen que hacer las zonas donde aplicamos productos, como la base. En este paso, ella usa el truco de la diadema invertida.
En qué consiste 'la diadema invertida'
A medida que pasa el tiempo, la piel cambia y las necesidades de cuidado y de maquillaje varían según la etapa de la vida. Lo que funciona bien para una piel joven puede no ser lo más favorecedor para una piel madura, y viceversa.
Además, cuando nuestra piel va perdiendo firmeza y aparecen las primeras arrugas, es importante tener en cuenta una serie de técnicas si no queremos conseguir un efecto no deseado, y marcar más la textura y las líneas de expresión.
De acuerdo con la maquilladora María Sánchez, el truco de la diadema invertida es una de las técnicas que siempre utiliza para mitigar los efectos del paso de la edad.
Para ello, la experta aplica base "alrededor del tercio inferior", es decir, en la zona de piel que rodea la mandíbula, justo debajo del pómulo, y justo debajo de donde aplicaríamos el contorno y bronceador.
Sánchez sigue la forma de una "diadema invertida" que va desde una oreja hasta la otra, en forma de U. Sin embargo, es importante realizar la técnica una vez hemos acabado de maquillarnos todo el rostro, y hemos aplicado otros productos como el colorete o el bronceador.
Aplicar una capa adicional de base, o incluso de corrector en un tono ligeramente cercano al color natural de la piel o más clarito, puede redefinir el contorno facial.
Al hacerlo en forma de "diadema invertida", es decir, dibujando con precisión desde la parte inferior de las orejas, a lo largo de la línea mandibular, descendiendo suavemente hacia el mentón y subiendo de nuevo hacia el otro lado del rostro, se crea un marco limpio y visualmente levantado.
El objetivo es crear una ilusión óptica de firmeza y esculpido. La aplicación de la base atenúa la transición entre el cuello y el rostro, al tiempo que suaviza sombras naturales que puedan acentuar la flacidez.
Mientras el colorete aporta frescura y el bronceador profundidad, esta capa final de base actúa como un velo perfeccionador que redefine contornos con precisión.