Dirsi Rey en una imagen de sus redes sociales.

Dirsi Rey en una imagen de sus redes sociales. @dirsirey

Estilo de vida

Dirsi, interna, sobre las condiciones laborales: "Hablas con 10 trabajadoras y todas lloran al contar lo que viven"

En España, un 30% de las trabajadoras del hogar no tiene contrato, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

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España encabeza la Unión Europea en número de trabajadoras del hogar y de cuidados. Según el informe Trabajo invisible y cuerpos rotos, el país concentra el 34,5% del total de empleadas del sector en Europa. En 2024, 565.718 personas desempeñaban estas tareas en España, y el 87,2% eran mujeres.

El género no es el único reflejo de desigualdad. Casi siete de cada diez trabajadoras del hogar —un 69%— son extranjeras o tienen doble nacionalidad y, de todas ellas, alrededor del 30% de las empleadas trabajan de manera irregular, sin papeles y sujetas a unas condiciones laborales precarias.

A pesar de emigrar a España en busca de una vida mejor, muchas mujeres se encuentran con una realidad que ellas mismas describen como una forma moderna de esclavitud. Así lo denuncia Dirsi Rey, trabajadora del hogar, que a través de sus redes sociales expone la precariedad y el abandono que sufren miles de mujeres en un país que presume de ser "del primer mundo".

Las condiciones laborales de las trabajadoras del hogar

A pesar de que en los últimos años se ha tratado de mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras de hogar, como un derecho a paro y equiparación parcial con el resto de asalariados, en la práctica el cambio ha sido más simbólico que real. Muchas de ellas siguen sin contrato, sin horarios, sin descanso y sin sueldos dignos.

Las internas, aquellas que duermen en la casa de las familias para las que trabajan, son las más vulnerables. Viven donde limpian, comen cuando pueden, y apenas tienen tiempo libre. "Las que no tienen papeles son esclavas, pero las que los tienen, también lo son", denuncia Dirsi Rey.

Dirsi llegó a España desde Honduras hace unos cinco años, buscando la oportunidad de construir una vida mejor. Como tantas otras mujeres migrantes, encontró en el trabajo doméstico la única puerta abierta: cuidar, limpiar y vivir en casas ajenas a cambio de un salario mínimo y, muchas veces, sin apenas descanso.

En España, un 30% de las trabajadoras del hogar no tiene contrato, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y en el caso de las internas la informalidad puede superar el 50%.

El trabajo se desarrolla dentro de los hogares, fuera de la vista pública, lo que dificulta inspecciones y permite abusos que van desde jornadas interminables hasta agresiones físicas o sexuales.

De hecho, según el Informe de 2023 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que el empleo doméstico es uno de los sectores más expuestos a violaciones de derechos laborales, especialmente para las mujeres migrantes.

"Todos los días tenemos que amanecer con jefes que, puede ser, que un día se les vaya la pinza y nos quite la vida, como ya ha pasado en varias ocasiones", explica Dirsi. La más reciente, la ocurrida en Pontevedra.

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El martes 29 de julio de este mismo año, Enrique Leirós, de 73 años, acabó con la vida de Teresa de Jesús González, de 48 años, auxiliar de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Porriño, propinándole varios hachazos, uno de ellos en la cabeza.

"¿Qué más tiene que pasar en España para que le pongan atención al sector más abandonado del país?", se pregunta Dirsi. En los últimos años, los sindicatos y asociaciones de trabajadoras del hogar, como Territorio Doméstico, SEDOAC o Servicio Doméstico Activo, han denunciado decenas de casos de maltrato y explotación.

Dirsi lo tiene claro. Y es que, a su juicio, "tratan mejor al perro que tienen en su casa que a una persona". Y, como ella, son decenas las personas que le cuentan la situación que viven, entre lágrimas.

"Me he sentado con 10 internas y todas lloran, porque todas son tratadas fatal. ¿Cómo es posible que tener un buen corazón le quede tan grande al primer mundo?", denuncia Rey.

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En España, pese a las reformas legales, las internas no tienen regulado un número máximo de horas de trabajo ni un derecho efectivo al descanso diario. Las que carecen de papeles viven en un limbo legal: no pueden acceder al paro, ni cotizar, ni denunciar abusos sin riesgo de expulsión.

Además, todo ello sin hablar de los salarios. Según explica Dirsi en otro de sus vídeos, en Zaragoza es prácticamente imposible encontrar trabajo en una casa por un salario de 1.000 euros.

"El primer mundo esclaviza a las mujeres que vienen de fuera con necesidad, hambre y con ganas de cumplir sus sueños. Personas tituladas y con cargos administrativos tratando de menos a una persona que tiene en su casa cuidando a sus padres, hijos, limpiando sus casas", explica la hondureña.

España envejece a un ritmo acelerado: el 19% de la población supera los 65 años, según el INE, y la necesidad de cuidados crece.

De hecho, se estima que en los próximos cinco años, se necesitarán 260.000 trabajadores adicionales para los cuidados de larga duración, según estimaciones del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.