Vania Arana, presidenta de Las Kellys.

Vania Arana, presidenta de Las Kellys. Joan Gálvez

España

Vania Arana, líder de las 'kellys': "Sánchez dice que hay empleo y es digno; nosotras hacemos 12 horas por 700 euros"

La portavoz de este colectivo asegura que el turismo masivo del que presume el presidente del Gobierno se paga con el "salario miserable" de estas empleadas.

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Vania Arana (Trujillo, Perú, 1967) habla más por sus compañeras que por ella misma. Graduada en Estudios Literarios en su país, cuando llegó a Barcelona en 1992 no pudo convalidar su título y se puso a limpiar en casas y residencias geriátricas.

Después pasó a adecentar las habitaciones de los hoteles, donde consiguió su primer gran triunfo sindical.

En 2014 una importante cadena hotelera despidió a varias de estas empleadas. Vania denunció junto a sus compañeras y así logró que las integraran en la nómina de la empresa. 

Dos años después impulsó la creación de Las Kellys (las que limpian), aunque ellas en realidad prefieren autodenominarse como "camareras de hotel". La asociación se hizo fuerte en Barcelona, hasta que se constituyó oficialmente como sindicato.

Arana es su portavoz y presidenta. Y aunque ya no se dedica a limpiar las habitaciones, continúa trabajando en el mismo hotel, donde coordina la actividad de otras empleadas.

Habla más por ellas, pero conoce perfectamente esta realidad. La explica al teléfono desde su piso de Barcelona, después de una jornada de trabajo y de la reunión semanal con el resto del colectivo. 

La conversación termina pasadas las 9 de la noche, el único momento libre que le queda en el día.

Justo antes de irse de vacaciones, el presidente del Gobierno presumía de que este año iban a llegar a España 100 millones de turistas y que eso traería gran prosperidad al país. ¿Quién se encarga de toda esa gente? 

Cuando escucho hablar al presidente, a veces pienso que vive en otro mundo, que no es consciente del desastre en el que estamos, porque no se da cuenta de lo que eso conlleva. Para empezar, el incremento del turismo hace que los alquileres suban y la gente de aquí no tenga donde vivir. Y si fuera verdad que la bonanza es para todos, ¿por qué nosotras no lo vemos reflejado en el sueldo? ¿Por qué seguimos teniendo sueldos miserables? 

¿Cuál es vuestra carga de trabajo?

Mis compañeras me cuentan que se encargan de 25, 26 o 27 habitaciones cada día. Algunas se plantan y se van a su hora, pero muchas se quedan más tiempo porque es imposible cumplir en su horario.

¿Y las condiciones?

Cuando se habla de trabajo precario yo me imagino un sueldo mileurista. Pero esto ya es un trabajo esclavista, porque no tenemos una hora de salida. Es imposible hacer 26 habitaciones con tres camas cada una. Mucha gente se pone a trabajar en esto, pero quienes se quedan son personas de muy bajo perfil, mujeres que acaban de llegar a España o que no hablan castellano. 

Ese incremento de los precios y la dificultad para pagar el alquiler en las zonas turísticas, ¿también os afecta a vosotras? 

En algunas estas zonas se malvive en esas famosas roulots o en habitaciones con mucha gente. ¿Dónde está ese trabajo que el presidente dice que es digno? Dice que el empleo ha crecido y tenemos muchísimas altas en la Seguridad Social. Sí, pero, ¿a qué precio? Si trabajamos 12 horas diarias por 700, 800 o 900 euros. 

La presidenta de Las Kellys asiste a una reunión con otras trabajadoras.

La presidenta de Las Kellys asiste a una reunión con otras trabajadoras. Joan Gálvez

¿Cambia algo trabajar para un hotel que para un apartamento turístico? 

No cambia nada, es el mismo trabajo esclavo. Porque las empresas que tienen varios pisos cerca, todavía. Pero si además tienes que recorrer toda la ciudad es aún peor. Porque te dicen el número de casas que tienes que limpiar, pero no dónde están. 

¿Estamos hablando sólo del turismo masivo o hay más elementos?

Hay muchos más factores. Aunque, aquí en Barcelona, no vas a un sitio donde no haya gente de fuera. Vas a la playa y parece que estás en un país tercermundista, con todo tirado por todos lados. Y te podría decir la nacionalidad de cada uno sólo con verlo.

Es curioso, porque su colectivo está compuesto mayoritariamente por mujeres inmigrantes. Y en contra de los discursos xenófobos que acusan a la inmigración de todos los males, usted dice que la verdadera invasión es la de los turistas extranjeros.

Es que hacen lo que les da la gana. Todo está enfocado al turista, es increíble. Estamos pagando dos euros por un café con leche. Cuando quedamos las compañeras, no podemos hacerlo en una terraza para tomarnos una cerveza. Las chicas ponen excusas para tomar una coca-cola porque no les llega. Dígame si eso no es pobreza.

Me decía antes que sus sueldos van de los 700 a los 900 euros. El salario mínimo interprofesional está por encima de esas cifras. ¿Cómo es posible entonces trabajar 12 horas diarias por 700 euros?

Dicen que las camareras de piso han pasado de cobrar 800 a 1.400 euros. Pero lo que Sánchez no sabe es que la mayoría de compañeras trabaja para empresas externas. Entonces, ¿qué hacen estas empresas? Reducen las jornadas de trabajo de ocho a seis o cinco horas. Pero en hostelería es imposible trabajar esas horas, así que todo el mundo hace más y gana lo mismo. 

Es decir, ¿la trampa es que se firman contratos a tiempo parcial para no pagar el sueldo mínimo? 

Claro. Con seis horas está justificado que te paguen 700 euros, aunque en la práctica trabajes mucho más. 

¿Cuánto es mucho más? 

Pues más o menos unas diez horas. Entre 10 y 12, dependiendo de cuando acaben su trabajo. Por eso digo que no es un trabajo precario, sino esclavo.

En 2022 hubo una reforma por la que vuestro trabajo se equiparaba al de otros sectores. ¿No ha mejorado nada vuestra situación desde entonces? 

Las empresas siempre hacen algo para no pagarte. Te hacen trabajar más días, sólo tienes un día de descanso a la semana -cuando la ley dice debes tener dos consecutivos y al menos un fin de semana al mes- y en los hoteles el fin de semana ni lo conocen.

O sea, que muy contentas con las empresas no estáis, pero con el Gobierno tampoco.

Cuando el Gobierno era del PP, nosotras íbamos a pelear porque esperábamos que las reformas favorecieran a las empresas. Pero es que el Gobierno socialista sólo tiene de socialista el nombre. Tenían un acuerdo con nosotras y no lo han cumplido.

¿Cuál era? 

La modificación del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores. Tenían que cambiar que la actividad principal de la empresa no se podía externalizar, pero no lo han hecho. La ministra [de Trabajo], la señora Díaz, ha permitido que esto sea legal. Ya le advertimos a Rajoy que seríamos un colectivo enfermo. Y ahora estamos padeciendo esas enfermedades.

Las kellys tras una reunión del sindicato en Barcelona.

Las kellys tras una reunión del sindicato en Barcelona. Joan Gálvez

A menudo se escuchan declaraciones de hosteleros diciendo que no tienen personal para trabajar, que no hay gente dispuesta a aceptar ciertas ofertas. ¿Cuáles son las condiciones que ofrecen?

Los de la restauración dicen que no encuentran camareros que quieran trabajar, que son unos haraganes…Un camarero si está necesitado va a aceptar el trabajo. Entonces, primero les pintan muy bonito todo. Pero luego entran a primera hora, si no comen no pasa nada y hacen jornadas de 12 horas por un sueldo de 1.000 euros. Yo voy a rehabilitación y la mayoría de personas que vienen conmigo son camareros.

No es que no quieran trabajar, es que no quieren trabajar por ese sueldo de mierda que le estás ofreciendo y las horas que va a hacer. Y la gente se va a trabajar fuera, porque para que les exploten, que lo hagan por más dinero.

Cuando dice que son un colectivo enfermo y que ya lo están padeciendo, ¿a qué se refiere? 

Hay muchísima gente con 50 años que necesita jubilarse, porque tienen las manos torcidas, no pueden mover los hombros, tienen las rodillas inflamadas, los tobillos que no los pueden plantar en el suelo, otras no pueden caminar… Entonces piensas, ¿hacia dónde vamos? ¿Realmente quiero seguir trabajando en esto?

¿Hay mucha gente necesitada de medicación para trabajar? Hablo del aspecto físico y mental.

Al empezar el día entre las trabajadoras de un hotel hay un mercadeo de medicamentos. Yo te doy esto, tú me das lo otro… Y empiezan a ponerse rodilleras, coderas, las fajas para la cintura, las lumbares… Y tampoco pueden permitirse el lujo de coger una baja. 

Y con el tema mental, es que si no puedes tirar, entras en depresión. Es algo que tú no ves, pero te mina totalmente. Es muy fuerte decirlo, pero tengo compañeras que han pensado muchas veces si vale la pena seguir viviendo. Y han llegado a salir al balcón y pensárselo.

Sois mayoritariamente inmigrantes. ¿Eso os coloca en una situación de mayor desprotección? 

Hombre, y tanto. Porque nosotras sabemos perfectamente que el maltrato existe, pero ves cómo insultan a tus compañeras y ellas bajan la cabeza y se dan la vuelta porque no pueden permitirse el lujo de perder el trabajo. Por eso hay cada vez menos españolas. 

Así será más difícil, por ejemplo, que una trabajadora pueda denunciar, ¿no?

Para las empresas es una buena noticia que no haya trabajadoras españolas. Porque en el caso de africanas o filipinas es el marido quien manda. Si quieren hacer algo, primero lo tienen que decidir ellos.

Y entiendo que legalmente también están en una situación de mayor indefensión.

Les cuesta más porque no hablan el idioma, están empezando, no pueden enterarse de sus derechos. Y, además, vienen con una venda en los ojos. 

Las Kellys están constituidas como sindicato. ¿Qué relación tenéis con los sindicatos tradicionales? 

Nosotras hemos dejado a CCOO que utilicen nuestro nombre, que hablen de camareras de piso, de las kellys, aunque están defendiendo algo que no existe.

¿El qué?

Pues que dicen que van a pelear por nosotras y no hacen nada. A lo largo de estos años nos han dejado a la deriva. Pensaban que por el hecho de que seamos mujeres nos pueden mangonear, pero estamos así por culpa de ellos. ¿Tú ves a alguien de los sindicatos saliendo a la calle por las camareras de piso? En 2017 se dijo que no nos iban a externalizar, ellos no quisieron tocar el tema y aquí estamos ahora.

Vania Arana, líder y portavoz de Las Kellys.

Vania Arana, líder y portavoz de Las Kellys. Joan Gálvez

Antes me ha hablado de la ministra de Trabajo.

Sí, el otro día le mandamos un mensajito a Yolanda Díaz diciendo que no hable tanto de nosotras cuando nos ha clavado un puñal por la espalda. ¿Y te acuerdas de la exalcaldesa [Ada Colau]? Era muy feminista, estaba con nosotras a tope, pero cuando nos reunimos con ella lo único que hizo fue mirar el reloj.

¿Alguna de sus compañeras va a limpiar a casa de algún político? 

No, pero sí de directivos de empresas. 

¿Y les hacen contrato de trabajo? 

[Ríe]. No puedo responder para no comprometer a mis compañeras. Lo dejo a su libre imaginación. 

Pero mire, le hablo de un caso real. A una amiga se le murió el marido y encontró un trabajo por 800 euros. Claro, con eso no puedes vivir. Así que buscas otro trabajo de 800 euros y luego llega Hacienda y te cose, porque tienes varios pagadores. Ergo, la mayoría trabaja sin Seguridad Social. Y, además, que alguien que te llama unas horas no te va a pagar las cotizaciones.

Dice que sus compañeras no trabajan en casa de ningún político. Pero si usted le tuviera que dejar un papelito en el recibidor a Pedro Sánchez, ¿qué le diría? 

A mí me gustaría coger al presidente del Gobierno y ponerlo a trabajar a mi lado, a limpiar. Y no dejarlo hasta que sude la gota gorda. No aguanta ni una semana. Cinco días conmigo, como hacen aquí en los reality shows. 

¿Cómo es el verano para vosotras?

El verano es empezar por la mañana, levantarte a las 6, recoger tu parte de trabajo, sudar la gota gorda, hacer tropecientas habitaciones, 30 o 40 camas -lo que toque ese día- y si tienes tiempo de comer, pues has tenido suerte. Luego más habitaciones, tomar pastillas y así se ha pasado el día. 

¿Y las vacaciones? 

¿Las vacaciones? Un día libre cada dos semanas en esta temporada.