Síndrome de Campanilla: descubre sus claves.

Síndrome de Campanilla: descubre sus claves. Istock

Estilo de vida

Síndrome de Campanilla: cómo afecta este trastorno a las mujeres desde la infancia

Conocida así en España, el personaje del hada en Peter Pan es capaz de levantar un huracán a su paso y de pelear contra todos y contra todo.

17 abril, 2023 12:36

Mujer fuerte, con carácter, valiente, con iniciativa… todo esto es lo que define a Campanilla, esa pequeña hada que acompaña a Peter Pan y con cuya ayuda puede salir airoso de todo tipo de situaciones e incluso llegar al país de Nunca Jamás.

En esta conocida historia, Campanilla quiere que Peter Pan crezca y deje de pensar como un niño, pero se niega a cuidar de él ni a explicárselo de forma cariñosa. Y es que esta hada tiene todas las características para valerse por sí misma. Una mujer decidida, con carácter y valiente que realmente nunca necesitó a Peter Pan, pero cuyo amor le hizo pensar que sí.

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Un hada y una mujer capaz de levantar un huracán a su paso y de pelear contra todos y contra todo, pero también contra ella misma y con miedo a la soledad pero no al peligro. Es precisamente de este personaje de Campanilla del que nace el concepto de Síndrome de Campanilla, un arquetipo de la sociedad cuyas claves te detallamos a continuación.

¿Qué es el Síndrome de Campanilla y cuáles son sus claves?

La mujer Campanilla es exitosa en su vida profesional, muy perfeccionista, altamente capacitada para llegar a conseguir todo lo que se proponga, capaz de mostrar su enfado si es necesario y de manifestar su desacuerdo con aquellas situaciones que no les satisfagan.

Normalmente, en las relaciones de amistad y amorosas suele preferir el rol dominante y exigir que se cumpla todo aquello que quiere. Una mujer que realmente no se necesita más que a sí misma para ser feliz y que tampoco quiere ni necesita cuidar de ningún hombre para serlo.

Aún así, si lo desea es capaz de saber cómo hacer que cualquier persona caiga rendida a sus encantos y cuenta con esa capacidad de hacer que todo parezca sorprendente a su lado. Mujeres que sienten todo entre la piel y el corazón y que no se cansan de luchar contra todos y todo, pero sobre todo contra ellas mismas. Puede que quizás este último punto sea el único no tan positivo contra el que cualquier mujer Campanilla tenga que luchar.

Cabe destacar que Campanilla no tenía nada que envidiarle a Wendy, quien se pasaba la vida cuidando de sus hermanos y siendo la perfecta cuidadora y madre innata. Una mujer por el contrario a Campanilla, criada por y para el cuidado de las personas. Un tipo de "mujer cuidadora" que Peter Pan deseaba también ver en Campanilla, pero al que Campanilla siempre consiguió sublevarse.

Y es que, aunque las mujeres Wendy siempre estarán dispuestas a una atención y cuidados constantes hacia los demás sin despeinarse, al contrario que Campanilla jamás querrán guiarse solo por sus corazonadas, jamás conseguirán contagiarte de sus ganas de comerse el mundo, ni tampoco te harán reflexionar sobre tus propios pensamientos.

Otra clave de las mujeres Campanilla es que siempre son capaces de establecer sus propios límites y sobre todo si no son felices en una relación, no tendrán problema en poner los límites y marcharse para no seguir perdiendo su tiempo con alguien que les haga daño o simplemente que no les haga feliz.

Dificultades del Síndrome de Campanilla

Una mujer por lo tanto fuerte, decidida y muy luchadora pero ¿Cuál es la parte no tan positiva de su personalidad? Sin duda la parte más complicada del Síndrome de Campanilla la encontramos en el nivel de exigencia que proyectan consigo mismas y su bajo nivel de tolerancia: tiene claro que primero está ella y que nadie tiene ni debe quitarle ese lugar. Una mezcla de sentimientos que en ocasiones pueden llevar a un nivel demasiado alto de frustración y de autoexigencia no tan positivo para el bienestar mental de la persona.

Otro punto complicado del Síndrome de Campanilla se encuentra en el carácter a veces caprichoso y en esa necesidad a veces obsesiva de que se la complazca en todo. Esta es una de las principales razones de que a menudo prevalezca un sentimiento de insatisfacción.

También tiene mucho miedo al compromiso y a asumir sus verdaderos sentimientos, lo cual hace que siempre se centre mucho más en su trabajo y en seguir haciendo que todas las personas que la rodean sigan cayendo rendidas a sus encantos. Prefieren huir del amor para evitar el sufrimiento y ven el hecho de estar en una relación como una debilidad y como un ataque a su concepto de mujer independiente.

Una constante represión emocional hacia sí mismas que en ocasiones puede llevarles a una auténtica guerra interior consigo mismas por no aceptar esas partes de la personalidad que no les gustan y que les hacen sentir débiles.

¿Qué factores llevan a experimentar el Síndrome de Campanilla?

Este tipo de personalidad suele labrarse durante la infancia y normalmente suele estar basada en la represión emocional y la autoexigencia. Mujeres que en algún momento de su infancia tuvieron la necesidad de dejarse a sí mismas de lado (a nivel afectivo) para cumplir con las expectativas que su familia esperaba de ellas. Y no, no nos referimos a un arquetipo tradicionalmente femenino, sino a la idea y exigencia de triunfar en el mundo laboral y en la sociedad sin necesitar de nada ni nadie.

Hablamos de mujeres fuertes y con mucha personalidad, pero cuyo ego puede ser en ocasiones demasiado frágil. Tampoco quieren mostrarse tristes ni pedir nada, solo exigir y sentirse satisfechas.

Pero la realidad, es que detrás de esa personalidad arrolladora y envidiable a menudo se esconde un exceso de responsabilidad y autoexigencia que en ocasiones puede llegara ser devastador para quien lo sufre, normalmente, se trata de personas que no contaron con todo el afecto que deberían en la infancia y que se han visto obligadas a tomar el control de sus emociones a una edad demasiado temprana.

Mujeres increíbles, perfeccionistas, inspiradoras e independientes, pero que en el fondo esconden también una gran necesidad de recibir amor, de reconciliarse con su yo más infantil y de aceptar que tener necesidades afectivas de otra persona no las hace necesariamente dependientes de nadie.