Por orden: Concha Piquer, Rocío Jurado, Lola Flores, la Argentinita y Marujita Díaz.

Por orden: Concha Piquer, Rocío Jurado, Lola Flores, la Argentinita y Marujita Díaz. Cristina Gómez

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La música folclórica española era feminista: un libro analiza las letras de zarzuelas, coplas y cuplés

El libro '¡Ay, campaneras!' de Lidia García recopila la música que ha marcado la cultura española y desentraña sus mensajes con un toque de humor. 

22 marzo, 2022 03:19

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"Ay, campanera / Aunque la gente no crea / Tú eres la mejor de las mujeres, porque te hizo Dios / Su pregonera / Porque se para la gente /Na más la ven de pasar / Porque es la alondra valiente / Que alza la frente y echa a cantar / Dicen que si un perseguío / Que anda escondío la viene a ver / Cuentan que amante espera / La campanera con la ronda de las tres". Estos versos de la canción Campanera, interpretada por artistas como Joselito, muestran a la perfección el espíritu de tantas coplas, zarzuelas y cuplés que conforman el folclore español. 

Campanera narra la historia de una mujer -cuyo nombre desconocemos- que es criticada y señalada por todo el pueblo porque se ve por las noches con un perseguío. Sin embargo, la campanera, una mujer rebelde para los vecinos y que se sobrepone a lo que digan de ella, alza la cabeza y echa a cantar.

Se trata de un clásico que todavía se escucha en las verbenas de los pueblos, que continúa pasando de generación en generación. También la canción favorita del abuelo de Manolito Gafotas e incluso hemos escuchado un guiño a su música en el exitazo de C. Tangana, Demasiadas mujeres (de su disco El Madrileño). 

Portada de '¡Ay, campaneras!'.

Portada de '¡Ay, campaneras!'.

También es una canción muy especial para Lidia García, la autora del libro ¡Ay, campaneras! (Plan B) -y el podcast del mismo nombre-, en el que recupera los grandes clásicos de siglos pasados y analiza sus historias, que en muchas ocasiones esconden mensajes feministas, historias de pasión y relaciones tóxicas.

"El podcast surgió sin pretensión alguna. Empecé a hacerlo sin tener tan siquiera micrófono ni medios en mi casa, como al tercer día de confinamiento o así. Sobre todo tenía el ánimo de compartir estas músicas con las que yo tanto disfruto y sobre todo, las entretelas de las historias que hay detrás de ellas. Pero vamos, no me esperaba que me fuera a seguir grabando, ni muchísimo menos que fuera a escribir un libro sobre ello", cuenta Lidia García a MagasIN.

Doctoranda en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia y licenciada en Humanidades, durante su carrera García ha tratado estas cuestiones, "pero más enfocadas en un sentido visual, cómo por ejemplo la visualidad de géneros como la copla o el cuplé en el arte contemporáneo".

Lidia García García, autora de '¡Ay, campaneras! Canciones para seguir adelante' (Plan B).

Lidia García García, autora de '¡Ay, campaneras! Canciones para seguir adelante' (Plan B).

Letras aún vigentes

En Ay, campaneras recupera esa música que desde bien pequeña escuchaba tararear a su madre y que conforma una radiografía de la sociedad española de la época. Unas obras en las que personas más marginadas de la sociedad (desde mujeres que no se ajustaban a los cánones sociales a personas del colectivo LGTB) eran en muchas ocasiones protagonistas. 

"En particular la copla le da voz a mujeres que están precisamente al margen de la moral del momento. Está lleno de prostitutas o de madres solteras, de mujeres adúlteras... Cosas tan sencillas como mujeres deseantes que son sujeto de deseo, no objeto. Eso aparece en la copla y en otros espacios culturales de la época. Era complicado encontrarlo. Por eso la gente en general y las mujeres en particular se identificaban tanto también con esta música", explica García.

'Compuesta y sin novio'

"¿Por qué no te casa, niña?, / dicen por los callejones. / Yo estoy compuesta y sin novio / porque tengo mis razones. / Marío, suegra y cuñao, / diez niños y uno de cría, / que la plaza, que la gripe, / que tu mare, que la mía, / son demasiadas complicaciones. / ¡Soltera pa' toa la vida"  

Gritaba Juana Reina en la copla de Quintero, León y Quiroga.

Era un género que se convirtió en "un fenómeno absolutamente transversal en la sociedad española para personas de toda ideología" y se atrevía a contar historias reales, que difícilmente se podían tratar en otros contextos, pero que "conectaba con el tuétano de la condición humana". 

La autora sostiene que conocer estas letras y su contexto puede sorprender porque "a veces tendemos de alguna manera a denostar la cultura de los que nos precedieron y muchas veces pensamos que era todo mucho más monolítico de lo que realmente fue".

Sin embargo, todavía hoy "nos podemos sentir identificadas con la copla, el cuplé, la zarzuela y con todas estas historias tremendas. Al final están contando historias de la sentimentalidad humana y de cómo nos relacionamos. Podemos disfrutarlas y además, tienen el plus, para mí muy interesante, de que aprendemos cómo era la vida en ese momento y cómo sentían las generaciones que nos precedieron. Creo que eso es interesantísimo".

Defensa del feminismo

Cuando se afirma que el feminismo era un tema importante en estas obras, no se dice de forma gratuita. Títulos como La mano blanca (un cuplé de 1884); Todo al revés (cantada en los años veinte del siglo pasado por Encarnación López, más conocida como la Argentinita); o Si las mujeres mandasen (que forma parte de la zarzuela de Manuel Fernández Caballero, estrenada en 1898, Gigantes y Cabezudos) abordaban qué pasaría si cambiasen las tornas entre hombres y mujeres.

Todo ello, es verdad, con un trasfondo humorístico, pero que, en palabras de García, "nos indica lo que preocupaba el tema del feminismo".

"La copla le da voz a mujeres que están precisamente al margen de la moral del momento"

"En muchas obras, como Si las mujeres mandasen, la premisa es ridiculizar el movimiento feminista, el sufragismo. Por otra parte, es verdad que cuando te paras a analizarlo, de alguna manera sí que lanza un mensaje que podía agitar el avispero. Me parece que lo interesante es el poder testimonial y de qué manera nos indica lo que preocupaba el tema. No es casual que justamente a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con la eclosión del sufragismo, surjan obras que se preocupan precisamente por qué pasaría si las mujeres mandasen. ¿No? Es evidente que era una preocupación latente, se enfocara como se enfocase", declara.

Otro ejemplo que García muestra en ¡Ay, campaneras! es ¡Si las mujeres mandasen...!, una obra de 1908 que saca su título de ese fragmento de Gigantes y Cabezudos y que sigue con esa misma temática: "Qué ganitas que tengo / que llegue la mancipación / pa' poder demostrar a los hombres / lo berzas que son".

Y, continuando con esa sorna que acaba con cualquier pretensión de que las mujeres lleguen al poder, añade: "¡Si las mujeres mandasen...! / ¿Y son ustedes las guapas / que pretenden ser menistras / cevilas y comisarias? / Puen descender las señoras, / que ha sido una broma"

El poder de las divas

La autora también aprovecha para reivindicar el papel de las folclóricas. Pastora Imperio, Concha Piquer, Lola Flores, Isabel Pantoja, Rocío Jurado... Mujeres fuertes, poderosas, que no temían hablar de sus relaciones y de callar a quien hiciera falta. 

"Creo que con las folclóricas lo que sucede es que tenían una posición bastante única en la sociedad. Eran mujeres con cierto poder, muchas veces un poder económico. Artistas como Concha Piquer, eran además grandes empresarias que tiraban palante con sus espectáculos. Tenían un discurso, se las escuchaba y, además, eran mujeres que en su inmensa mayoría venían de orígenes muy humildes. Tenían una condición bastante particular en la sociedad y creo que abrieron camino en cierto sentido".