Uno de los perros durante una sesión

Uno de los perros durante una sesión

Salud

Médicos de cuatro patas y sin batas: así trabajan los perros de terapia canina en el Hospital Materno de Málaga

Cuatro canes forman parte de esta iniciativa, impulsada por la asociación AVOI y la agrupación de educación canina Hachiko, y que tiene el objetivo de “hacer felices” a los niños.

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Patricia Sierra
Publicada

De lunes a viernes, a las 10:00 de la mañana, miles de personas se encuentran en sus lugares de trabajo: algunos con traje en oficinas y otros con bata en hospitales. Sin trajes ni batas, hay perros que también trabajan, pero su labor es mucho más especial de lo que parece: reparten felicidad a los niños. En Málaga, la asociación AVOI, junto a la agrupación de Educación Canina Hachiko, se encargan de ayudar a los caninos a realizar esta importante labor en el materno.

Los jueves son los días más esperados por los niños de la unidad de oncología y la UCI del Hospital Materno Infantil de Málaga. Rufino y Garbanzo, junto a Nicolás Montes, su dueño y adiestrador, llegan alrededor de las 10:15. La emoción se respira en el ambiente, los invitados especiales están aquí, y los pequeños apenas puede contener las ganas de abrazarlos. Aunque esta iniciativa comenzó antes de la pandemia, la ilusión se ha mantenido intacta en todo momento.

Nicolás ha criado a Rufino y Garbanzo en su casa, son parte de su familia y lo acompañan las 24 horas del día. Desde que eran cachorros, les ha enseñado trucos como hacerse el muerto, el oso o saltar por el aro. Ahora, muestra estos trucos a los más pequeños con el objetivo de sacarles unas sonrisas. Pero saltar no es lo único que sus perros saben hacer. Estos médicos de cuatro patas curan con su simple presencia, transmitiendo paz y tranquilidad. En tan solo unas horas, se convierten en un apoyo incondicional para estos pequeños luchadores.

La agrupación de terapia canina Hachiko trabaja con cuatro perros mestizos, y los que acompañan a Nicolás al materno son Rufino y Garbanzo. “No por nada, sino porque el protocolo veterinario que nos pone Medicina Preventiva es bastante exhaustivo y caro”, ha explicado Nicolás Montes, adiestrador y responsable del proyecto Hachiko Educación Canina. Los perros deben tener una serie de vacunas para poder interactuar con los pacientes del hospital, además de cumplir con el adiestramiento básico de obediencia.

Una paciente cepillando a uno de los perros durante una de las sesiones

Una paciente cepillando a uno de los perros durante una de las sesiones

“Para eso está el adiestrador”, ha comentado Nicolás. No niega que un perro de carácter sociable y tranquilo es fundamental para este tipo de iniciativa. Sin embargo, el adiestrador es el principal responsable de garantizar la seguridad del animal y de los pequeños.

Es importante contar con la formación adecuada para trabajar con ellos, pero también es esencial el vínculo con los perros. Nicolás es consciente, en todo momento, si sus perros están cansados o estresados. Al final, “el perro es la prioridad, no decide ir a trabajar por la mañana al hospital, soy yo quien está disponiendo de él, pero por eso tengo que ver yo que el perro no va a sufrir ningún abuso ni va a pasar un mal rato”, ha explicado.

Al final, el propósito de esta iniciativa es que tanto los perros como los niños disfruten. Pero no solo aporta alegrías, esta terapia también tiene un impacto positivo en la salud de los pequeños. Según Laura García, doctora especializada en oncología pediátrica, ayuda a reducir problemas de conducta, a disminuir el estrés físico y emocional, fomenta la creación de vínculos afectivos positivos, además de aumentar su motivación.

Los beneficios de la terapia son evidentes. Los niños esperan con entusiasmo y motivación las sesiones en las que los perros los visitan. “El hospital deja de ser un lugar al que no quieren ir”, e incluso algunos piden quedarse más tiempo para no perderse la visita de sus amigos de cuatro patas, ha explicado la doctora. Para estos pequeños, esta actividad es un impulso de energía, tanto si están a punto de recibir el alta como si deben someterse a una prueba. Estos perros les transmiten valentía y ánimo, transforman su actitud, y eso se nota.

Una de las actividades realizadas con los perros

Una de las actividades realizadas con los perros

Cualquiera que lo desee puede participar. A veces son diez, otras veces quince los niños que se suman a la iniciativa. Algunos no asisten debido a sus ciertas condiciones médicas o alergias, y otros porque algún familiar prefiere que no lo hagan. Es por ello que siempre consultan a la familia del pequeño si hay algún problema con que su hijo participe en la terapia. Aunque es necesario contar con el permiso de su doctor en todo momento, es raro que se niegue porque “para un médico, ver que su paciente está sonriendo, está disfrutando, pues es una tremenda alegría”, según ha comentado Juan Carmona, presidente de la asociación AVOI.

Hasta el momento, no se ha registrado ningún incidente. “La seguridad está garantizada al cien por cien”, según Carmona. El éxito de la terapia es increíble, no solo con los niños de oncología, sino también con los de la UCI. Desgraciadamente, no se han planteado ampliar la terapia a otra área u otro hospital. Aunque, quién sabe, tal vez en un futuro. Eso sí, los perros de Nicolás están disponibles para terapias con personas mayores, con diversidad funcional o discapacidad en casi cualquier parte de Andalucía, salvo Sevilla, Córdoba, Huelva y Cádiz.  

La terapia se ha convertido en una medicina para estos pequeños. No se ingiere ni se inyecta, pero ayudan a que el corazón esté alegre. Los niños esperan entusiasmados la visita de sus amigos de cuatro patas, que ocurre cada dos jueves y en la que siempre hay una actividad diferente. Un día pueden jugar a los bolos, los pequeños derriban los pinos con una pelota que los perros les devuelven; otro, simplemente, se dedican a cepillarlos con un pequeño peine; e incluso se divierten jugando al fútbol con uno de los perros como portero. ¡Ojo! No deja pasar ni una.

Sesión de terapia

Sesión de terapia

Experiencias como pasear o acariciar a un perro son momentos que quedan grabados en la memoria de los pequeños, ayudándoles en su proceso de recuperación. Nicolás guarda con especial cariño todas sus visitas, aunque hay una que recuerda en particular, al igual que Laura.

Un niño encamado y sin habla a causa de un tumor cerebral, que no interactuaba con ningún miembro del personal médico, se emocionó con los besos de Garbanzo por toda su cara. Acogió a la perra en sus brazos y se quedó dormido a su lado. Sus padres, con una sonrisa en la cara, no podían apartar la mirada de su hijo. Nicolás, Garbanzo y Rufino pueden marcharse tranquilos a casa, han logrado su objetivo: hacer felices a los niños.