Imagen de un fontanero.
Mario, autónomo y fontanero con 20 años de experiencia: "Las urgencias las cobro a más de 80 euros"
Su agenda está bastante llena, ya que no es una profesión en la que haya un gran relevo generacional.
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Mario acumula dos décadas entre tuberías, llaves inglesas y fugas inesperadas. Empezó casi por casualidad, acompañando a un tío suyo en pequeñas reparaciones domésticas, pero pronto descubrió que tenía buen ojo y buena mano.
Este fontanero autónomo, residente en Málaga, asegura que, pese al tiempo, el oficio aún consigue sorprenderle. "Cada casa es un mundo. A veces vas a cambiar un grifo y terminas rehaciendo media instalación. Nunca sabes lo que te espera", explica.
Su agenda está bastante llena, ya que no es una profesión en la que haya un gran relevo generacional. La falta de mano de obra joven también juega a su favor: hay menos fontaneros y los que quedan, como él, acumulan cada vez más trabajo.
Una parte importante de sus ingresos proviene de los servicios de urgencia, aquellos que llegan a horas intempestivas: de madrugada, en festivos o en mitad de una cena familiar.
Mario es claro al respecto: "Las urgencias las cobro a más de 80 euros. Es trabajo inmediato, hay que salir corriendo, y normalmente implica problemas graves. La gente lo entiende".
Estas intervenciones pueden duplicar la facturación de un día normal, aunque también suponen una exigencia física y logística mucho mayor.
Como autónomo, explica que lo que realmente determina su tarifa es el tipo de avería, el desplazamiento y la complejidad de la reparación. "Yo cobro por facturas y servicios, no por las horas que invierto", aclara.
Para él, el valor está en resolver el problema, no en el tiempo que tarda en hacerlo. Hay trabajos que requieren apenas quince minutos pero años de experiencia para saber cómo encararlos con rapidez; otros, en cambio, parecen simples y acaban convirtiéndose en intervenciones largas y costosas.
Esta forma de fijar precios también le permite mantener una relación transparente con sus clientes. Mario detalla siempre el coste del servicio antes de empezar y evita sorpresas en la factura final.
Mario es consciente de que su oficio tiene futuro, ya que no es un trabajo que dependa de la digitalización que sí viven otros sectores.
Mientras muchos empleos se automatizan y están expectantes por lo que supondrá la llegada de la inteligencia artificial, la fontanería sigue siendo esencial. Lo dice con humor, pero también con convicción: "Podrán inventar muchas cosas, pero las tuberías seguirán rompiéndose. Siempre hará falta alguien que las arregle".