Una imagen de uno de los arrestos.
Caen en Málaga diez miembros de una red que convirtió la explotación sexual en un negocio millonario
La estructura contaba con un cabecilla al frente del sistema de blanqueo y una cadena de testaferros que figuraban como titulares de bienes y cuentas bancarias para ocultar el origen del dinero.
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Agentes de la Policía Nacional han dado un nuevo golpe a una trama criminal con base en Málaga, especializada en lavar el dinero procedente de la explotación sexual de mujeres en prostíbulos de la provincia.
La investigación, que señala un patrimonio ilícito acumulado de 3,5 millones de euros en apenas cuatro años, se ha saldado con diez detenidos, entre ellos varios profesionales con formación cualificada que, presuntamente, habrían puesto su conocimiento al servicio de la red.
La estructura contaba con un cabecilla al frente del sistema de blanqueo y una cadena de testaferros que figuraban como titulares de bienes y cuentas bancarias para ocultar el origen del dinero.
El origen del caso se remonta a noviembre de 2024, con la primera fase de la operación 'Gargamel'. Entonces, la Policía liberó a 42 mujeres que eran explotadas sexualmente en dos prostíbulos ubicados en Cártama y en Málaga capital.
Las víctimas vivían sometidas a una vigilancia extrema y obligadas a estar disponibles a cualquier hora para atender a los clientes.
Aquel operativo dejó 19 arrestados, el cierre judicial de ambos locales y el bloqueo de 9,5 millones de euros en bienes y cuentas bancarias, además de la intervención de casi 50.000 euros en efectivo y cuatro vehículos.
La organización reclutaba a la mayoría de las mujeres en sus países de origen, sobre todo en Colombia, aprovechándose de su precariedad. Una vez en España, eran forzadas a prostituirse en condiciones abusivas, con restricciones severas de derechos y un control constante. Los beneficios procedían tanto de los servicios sexuales como del alterne, generando ingresos elevados y continuos.
Para incrementar aún más la rentabilidad, el grupo también vendía drogas, cocaína, éxtasis y cannabis, y medicamentos para la disfunción eréctil sin ningún tipo de control sanitario. Paralelamente, intentaban simular que los clubes funcionaban como hospederías: no tenían permisos y emitían facturas falsas para encubrir la verdadera actividad ante posibles inspecciones.
La segunda fase se basó en seguir el rastro del dinero. El pasado 13 de noviembre de 2025 se activó la segunda fase del operativo, centrada ya en el blanqueo. Diez personas fueron arrestadas por su presunta participación en el sistema creado para canalizar, ocultar y reinvertir las ganancias procedentes de la explotación sexual.
Según la investigación, el líder de la red había puesto en marcha una segunda estructura criminal destinada exclusivamente a gestionar el dinero. A través de un entramado de sociedades, se encargaban de mover los beneficios generados por los prostíbulos y transformarlos en patrimonio aparentemente legal.
Los agentes detectaron una pirámide operativa clara: en la cúspide, el cabecilla dirigía toda la estrategia financiera; en un nivel intermedio, cinco personas actuaban como testaferros, poniendo a su nombre bienes y cuentas; en la base, profesionales especializados que utilizaban sus conocimientos técnicos desde puestos cualificados y realizaban maniobras clave para que el dinero ilícito terminara integrado en el circuito legal.
Gracias a este sistema, el grupo logró su cometido. La investigación ha sido desarrollada por el Grupo II de Blanqueo de Capitales y Anticorrupción y el Grupo III de UCRIF de la Comisaría Provincial de Málaga, que continúan analizando el patrimonio generado por la organización.