Los niveles de déficit y deuda pública nos aseguran años de consolidación fiscal, no solo en España, en buena parte de Europa. Esto quiere decir que hay que recaudar más y/o gastar menos. Tal como va el mundo, inflación, conflictos geoestratégicos, energía, cambio climático…,y sobre todo demografía, no parece que haya un ciclo de crecimiento a las puertas que permitan una mayor recaudación con la consiguiente reducción de deuda. La tentación es revertir esfuerzos en Innovación y restringir cualquier tipo de incentivo fiscal.

Sabemos que los países que invierten más en innovación crecen más, son más resilientes, crean mejores empleos, mejor remunerados, crean más valor para los accionistas, sus empresas valen más, internacionalizan más y mejoran sus productos y servicios. Todo esto está probado y tenemos reportes de gran calidad anuales y estudios de la influencia de los distintos factores, en la posición en innovación: Formación, inversión, universidades, complejidad de los ecosistemas, sistema de financiación, etc…

Sabemos que hay gobiernos que apuestan más por el laissez faire y otros que son más activos en el rol que el Estado debe tener. Sabemos que cada vez más economistas de prestigio como Mariana Mazzucato, están demostrando que, hasta los países aparentemente más liberales/conservadores en lo económico, han impulsado desde el Estado grandes misiones tractoras de la innovación, el papel de la compra pública de tecnología innovadora y el de la innovación por misiones.

Sabemos que los países a la cabeza de la economía mundial están en una carrera competitiva de primer nivel, sustentada en el progreso de la tecnología y la innovación en todos los campos, materiales, minería, agua, descarbonización, inteligencia artificial, biología, computación….

Sabemos que los congresistas de Estados Unidos, de ambos partidos, hablan abiertamente de que la innovación, la ciencia y la tecnología es un asunto de seguridad nacional, palabras mágicas que ponen la atención, y las partidas presupuestarias a disposición por sentido patriótico de la responsabilidad.

Sabemos que buena parte de las medidas que el Gobierno Norteamericano pone a disposición de las empresas para invertir en tecnología innovadora en el Inflation Reduction Act (IRA) se articulan a través de créditos fiscales, reducciones de impuestos, en definitiva, de manera controlada.

Sabemos que, en Francia, las inversiones en I+D+I son fiscalmente deducibles, sin límite y que, además la inversión en innovación en procesos de negocio y productivos, no sólo en productos también son, porque lo son, I+D+I y son fiscalmente deducibles. Sabemos que en Alemania lo son hasta un límite del 30% de la base.

Excepto en desempleo (7%), que ya nos gustaría a nosotros tener, los indicadores de Francia son mejores que los de Alemania, que ha entrado en recesión con Holanda. En innovación, en el EIS 2023, Alemania aún está por delante de Francia.

Para ver las cosas en perspectiva, en el cambio entre 2016 y 2023, si la UE en I+D empresarial ha mejorado 8,5 puntos, EEUU lo ha hecho en 13,1, Corea del Sur en 18,4 y China en 33,9 liderando el ranking.

Si la base de la productividad y competitividad se sustenta en la innovación, tiene más sentido invertir en Francia que en Alemania para I+D+I, y por supuesto, mucho más que en España.

Dice el EIS 2023 que las fortalezas de Alemania son la colaboración público-privada, los doctores, el empleo en empresas innovadoras, la innovación en procesos de negocio y la inversión en innovación por empleado.

En las debilidades según la misma fuente pone el soporte del gobierno al I+D empresarial (débil). Destaca descensos fuertes en Innovaciones de producto y en la colaboración de las Pymes innovadoras con otros.

Justo al revés, en Francia, el EIS destaca como fortaleza el fuerte soporte del gobierno al I+D empresarial y la colaboración de las Pymes innovadoras con otros.

Un mantra que oímos mucho, especialmente de nuestras autoridades es que en España las empresas no invierten suficientemente en I+D+I. ¿No será que en un espacio económico abierto las empresas lo hacen donde más les interesa? ¿No será que aquí solo se considera I+D+I lo que dice Hacienda, que exige informes motivados especiales para su justificación? ¿No será que la innovación en procesos, un aspecto clave de la competitividad, ni siquiera tiene cabida?

En septiembre de 2021 CEOE elaboró un documento sencillo con 20 propuestas encaminadas a mejorar la situación. Están siendo muchos y se van notando mejoras por los esfuerzos del Ministerio de Ciencia e Innovación, pero aquí hay que meter Economía, Universidades, Educación y, sobre todo, Hacienda. Muy pronto habrán pasado dos años. ¿Han visto ustedes alguna reacción en el Ministerio de Hacienda?