Juanma ayudando a un señor a realizar sus operaciones en el banco.

Juanma ayudando a un señor a realizar sus operaciones en el banco. E.E

Marbella

Juanma, el vendedor de la ONCE malagueño que presta su ayuda a ancianos e inmigrantes en el banco

El hombre, de 40 años, asegura haber visto a algunos ancianos llorar de impotencia ante la negativa de las oficinas bancarias de prestarles su servicio en ventanilla.

3 febrero, 2022 05:00

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Juanma lleva tres años con su puesto de la ONCE en calle Serenata, en Marbella, aunque lleva siete vendiendo cupones. Un accidente de tráfico que le llevó a pasar por el quirófano en catorce ocasiones le provocó en 2003 una discapacidad en una de sus piernas.

Todo el mundo lo conoce en la zona y tiene palabras buenas sobre él. Cada día, además de intentar repartir suerte entre los vecinos, Juanma ayuda de media a quince personas a realizar sus gestiones en una oficina bancaria que está justo enfrente del lugar donde suele montar su puesto de venta.

La mayoría de ellas, personas mayores que quieren ingresar o retirar dinero e inmigrantes que, ante la barrera del idioma, se ven confundidos a la hora de hacer determinadas gestiones en el banco. "Ya sean jóvenes o mayores saben que estoy ahí y les ayudo siempre en todo lo que pueda", relata Juanma a EL ESPAÑOL de Málaga.

Sobre el movimiento "Somos mayores, no idiotas", el vendedor entiende totalmente la postura de los ancianos y aplaude que se manifiesten contra la brecha digital y el abandono que sufren desde las oficinas bancarias. "Pocos trabajadores se dignan a ayudar a estas personas que, en su gran mayoría, ni tienen estudios ni saben utilizar la tecnología", añade indignado.

Juanma en su puesto de venta.

Juanma en su puesto de venta. E.E

"No sé si hay muchos trabajadores en los bancos, pero son pocos o ninguno los que se dignan a ayudarles. Recuerdo que hace un tiempo veía a una muchacha en esta oficina que de vez en cuando salía a ayudar, pero hace mucho que no la veo porque suelen rotar de personal", dice.

Juanma lleva ayudando de esta forma a los mayores y extranjeros casi dos años, cuando algo "me tocó la fibra". El vendedor estaba en su puesto de trabajo cuando presenció una escena que jamás olvidará. Una anciana de unos ochenta años de edad salía de la oficina llorando a lágrima viva porque dentro se negaron a retirarle el dinero que quería. "La obligaron a salir y le dijeron que lo hiciera en el cajero. La pobre decía que ella jamás había podido estudiar, no sabía lo que era un libro. Me dio mucha pena", recuerda con emoción.

A la falta de ayuda a estas personas mayores, Juanma añade la inseguridad que sufren a la hora de ir al banco. "Van durante las primeras horas del día y, cuando pueden, acompañados. Muchas veces, más que pedirme ayuda, me piden que esté con ellos. Vienen a sacar dinero en mi horario de trabajo por miedo a que alguien les pueda hacer algo", relata.

Además, también hace hincapié en los problemas visuales de muchas personas mayores, que se suman a que cuando hace mucho sol son incapaces de ver con el reflejo. "Por no hablar de los días de lluvia. Nosotros sacamos con nuestra tarjeta y, en un momento, de vuelta al coche o a casa, pero ellos mientras que actualizan la cartilla y guardan todo tardan muchísimo más. Es muy aparatoso para ellos", explica.

Toda esta ayuda la presta siempre mientras trabaja. Abandona su puesto de venta para servir a todo el que lo necesite. "Muchas veces le digo al anciano que se quede en el puesto mientras yo le hago la gestión, por lo que yo también confío mucho en ellos. Es algo mutuo", manifiesta.

Así, argumenta que siempre les ayuda en el cajero hasta el momento de introducir la clave pin, donde él se aleja para que el anciano sea el que teclee. "Muchos quieren decírmela, pero a mí me da mucho apuro por si les pasa algo o lo que sea. Prefiero no saberla, alejarme, y que sean ellos los que la pongan", repite.

"[Desde la ONCE] también hacemos una labor acompañante con los mayores que viven solos o que no tienen familia. Agradecen muchísimo la charla con nosotros en la calle y con el panadero al que le compran el pan cada día. Al final hacemos una labor social", añade.

Juanma posando en su puesto.

Juanma posando en su puesto. E.E

Premios

Además de ayudar a los vecinos del barrio donde se crio, Juanma también ha repartido fortuna a través de algunos premios en Marbella en los últimos años. En octubre de 2020 vendió cinco cupones premiados con 35.000 euros. "Fue una alegría. Fue en el barrio. Si ya vendía medio bien, las ventas se incrementaron un montón", cuenta con una sonrisa.

Asimismo también vendió un 'rasca' premiado con 7.500 euros en abril de 2021. "Es curioso, pero ahora hablamos de personas mayores, el ganador fue un señor de unos ochenta años que cuando le dije la barbaridad que había ganado no lo entendía", cuenta Juanma, que ha demostrado que además de repartir ilusión y fortuna es toda una fuente de solidaridad.