Cielo de Málaga, en un día de calima.

Cielo de Málaga, en un día de calima. Alba Rosado

Málaga ciudad

Málaga lleva al menos 17 años con niveles de partículas y NO2 perjudiciales para la salud

Los registros de la Agencia Europea de Medio Ambiente muestran dióxido de nitrógeno, PM 2,5 y PM 10 por encima del umbral marcado por la OMS.

12 noviembre, 2022 05:00

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En plena Cumbre del Clima en Egipto o COP 27, todos los niveles de la sociedad global están llamados a cuestionarse por su propia trinchera en la lucha contra la contaminación y el cambio climático. Se trata del viejo espíritu glocalista: piensa en global, actúa de forma local.

En el caso de la presencia de partículas contaminantes en el aire, están tienen además un efecto directo sobre la propia salud de los habitantes de cada lugar. La Agencia Europea de Medio Ambiente calcula que en 2019 se produjeron unas 307.000 muertes prematuras asociadas a partículas en suspensión (PM 10 o PM 2,5) y unos 40.400 fallecimientos relacionados con la presencia de dióxido de nitrógeno (NO2).

Los datos, de los que El Confidencial dio cuenta a nivel nacional, reflejan con la lupa puesta sobre Málaga unos registros muy lejos del umbral recomendado por la Organización Mundial de Salud.

El dióxido de nitrógeno, formulado como NO2, es uno de las estadísticas más usadas a la hora de cuantificar la contaminación en las ciudades. Sus fuentes más probadas son el tráfico rodado y determinadas industrias o calefacciones de carbón.

Las primeras cifras de la ciudad a este respecto de la Agencia Europea de Medio Ambiente son de 2005, cuando tanto en Carranque como en El Atabal se superaba por mucha los 10 microgramos por metro cúbico que la Organización Mundial de la Salud (OMS) marcaba como umbral perjudicial para la salud. 

Desde entonces hasta ahora, se han multiplicado las estaciones que registran la calidad del aire y este parámetro, con la incorporación de la de Avenida Juan XXIII, Málaga Este y Campanillas. Todas han dado resultados por encima de lo recomendado, con una única excepción: los datos de 2020 (el año del gran confinamiento por la pandemia de la Covid-19) en Campanillas... que aún así solo bajaron el umbral por un par de centésimas.

Pese a ese foco —también a nivel legislativo— en el dióxido de nitrógeno, los datos señalan que el efecto perjudicial de las micropartículas es mayor aún. Desafortunadamente, también en esta parcela Málaga suspende.

Los datos de partículas en suspensión de menos de 10 micras en El Atabal comenzaron triplicando el umbral de 15 µg/m3 marcado por la OMS, aunque es cierto que la última década la media se ha movido en torno a la mitad de ese primer registro... aunque todavía por encima del límite. Carranque y Campanillas también se mantienen con niveles de PM10 claramente superiores a lo recomendado, mientras que los datos de la avenida de Juan XXIII —a la postre, donde hay mayor densidad de población— marcan la cumbre.

El último parámetro para medir la contaminación del aire es el de las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM 2.5). Los expertos consideran que puede ser un mejor indicador de la gravedad de la situación que las PM10, tanto por su graves efectos en la salud —tienen mayor capacidad de entrada en las vías respiratorias— como por su origen en gran medida de las emisiones de los vehículos diésel.

En este aspecto, puede haber un resquicio de esperanza al que aferrarse... aunque con asterisco final. Solo dos estaciones de medición de la calidad del aire, Campanillas y Carranque, registran en la ciudad de Málaga estas partículas. Si bien los datos de 2009 hasta cuadruplicaban el umbral de 5 µg/m3 de la OMS, desde entonces la tendencia ha sido de descenso. En 2021, la media fue de 6,19 µg/m3 en Carranque y de 8,56 µg/m3 en Campanillas. El valle ha durado poco, porque este año los registros ya están de nuevo a la alza. Mucho trabajo por delante tiene la candidata a la Expo 2027 para reafirmarse en su lucha por la sostenibilidad urbana.