La increíble vida del padre Tejera: de delantero del Sevilla a pisar el calabozo por negar el saludo de la Falange
Este histórico sacerdote llegó al colegio San Estanislao en 1953, donde se ha dedicado a "amar y servir" y se ha ganado el respeto de todo el barrio de El Palo.
11 noviembre, 2021 05:00Noticias relacionadas
El barrio de El Palo de Málaga está de luto. José Pablo Tejera Arroyo, el histórico jesuita del colegio San Estanislao de Kostka, falleció en la tarde de este martes a los 94 años de edad. Ha visto crecer a miles de niños que hoy, ya adultos, le recuerdan con el mismo cariño y respeto que él trataba a los demás.
Hijo de Teresa y Domingo, sevillano de nacimiento, el Padre Tejera apuntaba maneras como futbolista: jugó como delantero en las categorías inferiores del Sevilla Club de Fútbol. Poco después, siendo todavía un niño, sintió la vocación de ser misionero "en América o en Japón", donde quería prestar sus servicios, por lo que años más tarde entró en la Compañía de Jesús de El Puerto de Santa María. De este modo, en 1953, sus superiores le destinan a Málaga, donde encontraría su casa para siempre. Asimismo, su amor y entrega por la enseñanza le permite impartir las asignaturas de Griego y Dibujo y ser director de Educación General Básica -EGB-.
Desde bien temprano ha tenido claro que deseaba dedicar su vida a "amar y servir", como reza el lema de la Compañía de Jesús. De hecho, detrás de ese rostro "de bonachón" residen miles de anécdotas que le convierten en una persona "tan especial" para San Estanislao. Según explica el jesuita y antiguo alumno del colegio, Ignacio Narváez, Tejera le cantó al Papa Juan Pablo II una canción en polaco junto a otros jesuitas en la primera visita del Pontificie a España.
Igualmente, siguiendo el testimonio de Narváez, el Padre Tejera tuvo que pasar por el calabozo en mitad de su adolescencia por "negarse a hacer el saludo de la Falange" por sus orígenes y tradiciones familiares ligadas al carlismo. Este exalumno recuerda emocionado las charlas que mantuvo con el sacerdote, donde bromeaban sobre estas historias y confesaban secretos que quedaban guardados para siempre.
La huella que deja este sacerdote es "imborrable" entre los pasillos del colegio que ha custodiado durante más de medio siglo. Y entre cada esquina del barrio paleño, donde, incluso, una placa con su rostro preside una plazoleta desde el año 2011. La manera en la que dedicó su vida a los demás le perfila como una figura realmente querida: "Ha bautizado, casado y enterrado a montones de personas de la barriada".
Los antiguos alumnos del centro que crecieron de la mano de Tejera recuerdan también como encaraba los pasadizos del colegio a oscuras cuando nadie más se atrevía a hacerlo: "Sólo lo hacíamos si era con él". Es una de las pistas que reflejan la confianza y el afecto que derrochaba el jesuita entre los estudiantes. De hecho, un patio interior del centro, donde los alumnos de primaria disfrutan del recreo, recibe su nombre desde el año 2004.
"Perdón, por favor y gracias", solía decir Tejera. Ha "enseñado a ser buena persona y ha dado ejemplo de cómo se debe vivir" a todos los alumnos que han pasado por sus manos, siendo fiel confidente de cualquiera que lo necesitase. Sus compañeros y amigos más cercanos todavía intentan asimilar la noticia, aunque aseguran que han tenido la "enorme fortuna de conocer y de aprender de un santo".
Así lo explica Miguel Ángel Delgado, quien compartió mucho tiempo a la vera del sacerdote: "Nunca olvidaremos su obra. Su sello ha quedado grabado en cualquier persona que lo ha conocido". Con la emoción que delata su voz, Delgado define a su amigo como "un hombre incombustible". Para él, al igual que para toda la comunidad educativa de San Estanislao, el Padre Tejera "no tenía horarios. Siempre estaba disponible para atenderte y ayudarte".
Tejera "era un hombre para los demás", continúa Delgado. Le recuerda con un carácter "siempre feliz, alegre y creativo". De hecho, son muchos los afortunados que poseen un trozo de madera con la cara de Jesús grabada a mano y con una navaja por el propio jesuita sevillano. "Ha sido un ejemplo en la vida, en la sociedad y en la naturaleza", concluye.
Una vida de Scout
Corría el año 1971 cuando José Pablo Tejera, Miguel Ángel Delgado y Antonio Aibar fundaron el llamado Grupo Scout 125 San Estanislao. Este año se cumplen 50 aniversarios de su fundación, muchos de los cuales ha estado Tejera subiendo a las cimas de las montañas de Málaga acompañado por los jóvenes scouts.
Caminar por la montaña era una de sus grandes pasiones, por lo que ha estado ligado esta práctica hasta hace pocos años, cuando subió al pico del Monte San Antón para festejar sus 90 años. Sus excursiones por las cadenas montañosas de la provincia de Málaga le llevaron a recibir el apodo de 'Padre Mecano', puesto que "siempre llevaba un altar portátil en la mochila para poder dar la misa", destaca Delgado.
Para una infinidad de personas del barrio de El Palo y cercanas al colegio San Estanislao, el Padre Tejera es "santo". Así lo proclamó el entonces Obispo de Málaga, don Antonio Dorado, en 2011, poniendo en valor la confianza que tanta gente ha depositado en Tejera para paliar sus problemas.
El cariño y la ternura con el que recuerdan a este jesuita en el colegio, "la que fue y será su casa", se remonta al año 1953, cuando Tejera aterriza en Málaga procedente del colegio Chamartín de la Rosa de Madrid. Pero no fue hasta 1970 cuando se asienta en la ciudad y en la comunidad educativa para vivir hasta el último de sus días.
Además, el centro educativo ha comenzado en la mañana de este miércoles sus tradicionales fiestas de San Estanislao, en la que los alumnos organizan diferentes actividades y el último curso de bachillerato realiza un pregón como broche final a su etapa en el colegio. Unos días de celebración en los que nunca ha dejado de asistir el Padre Tejera.
Por ello, "la fiesta ha comenzado con la subida al cielo de un santo". "Tienen que celebrar la santificación de la persona que nos ha visto crecer", han precisado desde el colegio. Padre Tejera, descansa en paz.