
Los tres investigadores de la UMA que han participado en este estudio.
Un mundo púnico sin raíces: la genética desvela una historia de mestizaje mediterráneo
Un ambicioso estudio internacional liderado por Harvard y el Max Planck Institute, con participación malagueña, demuestra que las comunidades púnicas eran diversas y con escasa ascendencia levantina, a pesar de compartir la cultura fenicia.
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Un equipo multidisciplinar de genetistas y arqueólogos ha publicado en Nature un revelador artículo que cuestiona las ideas tradicionales sobre el origen de las poblaciones púnicas. El estudio, titulado “Punic people were genetically diverse with almost no Levantine ancestors”, analiza el ADN de 210 individuos procedentes de 14 yacimientos distribuidos por el Mediterráneo, incluyendo por primera vez muestras de la ciudad fenicio-púnica de Málaga.
Dirigido por los doctores Harald Ringbauer (Instituto Max Planck de Leipzig), David Reich (Universidad de Harvard) e Ilan Gronau (Universidad Reichman), este trabajo pone de manifiesto que la expansión de la cultura fenicia no fue fruto de migraciones masivas desde el Levante, sino resultado de la transmisión cultural y la integración local. Entre los más de 30 científicos participantes, destacan los investigadores de la Universidad de Málaga José Suárez Padilla, Sonia López Chamizo y Enrique Viguera Mínguez.
Los análisis de ADN antiguo muestran que las comunidades púnicas estaban compuestas por individuos con raíces muy diversas, principalmente procedentes de Sicilia y del mundo egeo, junto a minorías norteafricanas, con una casi inexistente contribución genética de los fenicios levantinos. La investigación pone en evidencia el carácter cosmopolita de estas sociedades y cómo el comercio, los matrimonios mixtos y la movilidad regional modelaron su composición genética.
De forma sorprendente, se ha identificado un caso de parentesco entre dos individuos enterrados a cientos de kilómetros: uno en el norte de África y otro en Sicilia, lo que revela intensas conexiones familiares transmediterráneas.
Las muestras analizadas en Málaga, procedentes de las Necrópolis Oriental y Occidental, refuerzan estos hallazgos. Los perfiles genéticos de los ocho individuos muestran afinidades con poblaciones egeo-micénicas y sicilianas, y casi ninguna con el Levante. Los resultados sugieren que Malaka actuó como un nodo vital en las redes mediterráneas de los siglos IV a II a.C., con una comunidad abierta, cohesionada por lazos familiares y una activa participación en el intercambio cultural y comercial.
El equipo malagueño, además de recuperar restos de interés arqueológico en el Museo de Málaga, ha contribuido a la identificación de materiales con ADN conservado. El análisis de estas muestras, llevado a cabo en el laboratorio de Reich en Harvard —líder mundial en genética antigua—, ofrece una nueva perspectiva sobre la diversidad y movilidad humanas en el Mediterráneo clásico.
Este hallazgo no solo revoluciona el entendimiento de las comunidades púnicas, sino que también sitúa a Málaga en el centro del debate sobre identidad y mestizaje en la Antigüedad, abriendo el camino a nuevas investigaciones sobre la naturaleza de la presencia fenicia en la bahía malagueña.