Imagen de un agricultor.

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Málaga

Sebastián, agricultor, cambió la albañilería por el campo: "Con una buena cosecha, ganas más de 2.500 euros al mes"

"Si tienes bastante terreno, puedes ir rotando: mientras una finca cría, en otra recoges. Así siempre tienes actividad y algo que vender", señala.

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Francisco Sánchez
Publicada

El campo siempre ha sido un pilar fundamental de la economía y la cultura en muchas regiones, pero quienes lo trabajan saben que la realidad está lejos de ser idílica. Hoy en día, ganarse la vida en el sector agrícola sigue siendo una tarea exigente, marcada por la incertidumbre, las duras condiciones laborales y, en muchos casos, la falta de reconocimiento.

Sebastián, un joven con experiencia tanto en la agricultura como en la construcción, ofrece una mirada directa sobre ambas realidades. A su juicio, el campo todavía puede ser una fuente de ingresos rentable, siempre que se afronte con constancia y buena planificación.

“Se gana dinero si estás pendiente de los frutos. Aquí en la zona, sobre todo si tienes invernadero. Si cultivas al aire libre necesitas mucho más terreno y ya se complica sacar una buena producción,” explica.

En comparación, trabajar en la construcción puede ofrecer un sueldo fijo, pero no necesariamente mejores condiciones. “En la obra puedes ganar unos 1.500 euros, pero en el campo, si tienes una buena cosecha, mínimo los 2.500. Y sin ser tan duro físicamente,” comenta. Con lo cual, y según él, “ganar 1.500 euros en la obra es más duro que ganar 2.500 en el campo”. 

La clave, según Sebastián, está en organizar bien el trabajo y aprovechar diferentes parcelas para mantenerse en campaña continua. “Si tienes bastante terreno, puedes ir rotando: mientras una finca cría, en otra recoges. Así siempre tienes actividad y algo que vender,” señala.

Sin embargo, las condiciones climáticas siguen siendo uno de los grandes desafíos. “En verano se pasa mucho calor, y en el invernadero todavía más,” afirma. Además, la escasez de agua, como ocurre a menudo en zonas como la Axarquía, puede poner en jaque toda la cosecha. Aun así, admite que actualmente la situación hídrica ha mejorado algo.

Para los jóvenes que quieren iniciarse en este mundo, los obstáculos son evidentes. “El metro de invernadero está a 1,5 euros y te dura tres o cuatro años. Como tengas mala suerte y pierdas la cosecha, lo pierdes todo,” recalca con preocupación.

Sebastián, por ahora, compagina su trabajo matinal con el cultivo de una finca familiar por las tardes. Pero su intención es clara: “Más adelante quiero montar un invernadero y dedicarme más de lleno,” confiesa.