Una florista.

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Isabel, autónoma y dueña de una floristería: "Un buen ramo vale más de 60 euros, las flores se han puesto de moda"

"Los autónomos parece que estamos hechos de otra pasta. Y a aguantar, y tirar para adelante, a trabajar y a no ponernos malos", expresa.

Más información: Isabel, dueña de una frutería desde hace 19 años: "Pago 600 euros al mes en cuotas, siempre estoy ahogada"

Patricia Sierra
Publicada

Las claves

Las flores se han convertido en un regalo popular, superando los 60 euros por un buen ramo, según Isabel, dueña de una floristería.

Isabel, con 45 años de experiencia en el sector, destaca el intrusismo en la profesión de florista, influenciado por las redes sociales.

Ser autónoma en España implica desafíos económicos y sacrificios personales, especialmente después de la pandemia que afectó severamente el negocio de Isabel.

Isabel planea dejar su floristería en manos de una empleada, ya que su hijo no quiere seguir en el negocio debido al sacrificio que implica.

Seguro que a más de uno le suena el famoso vídeo viral de TikTok en el que una joven pide unas flores como pase para acudir a su graduación y que muchos ya han recreado. Y es que las flores son la moda del momento.

A pesar de que siempre han estado ahí, ahora "hay mucha cultura de flores", apunta Isabel, dueña de una floristería. Los tiempos cambian, dicen. Hemos pasado de regalar una caja de bombones a un ramo de flores.

Y para cualquier ocasión: un difunto, una visita, un cumpleaños, un aniversario. Un buen ramo de flores ya supera los 60 euros. "Se ha convertido en un regalo muy socorrido, nosotros la verdad es que no paramos", comenta la mujer.

Aunque parece que cualquiera puede ser florista, se cree que con pinchar cuatro flores ya lo tiene hecho. "Hay mucho intrusismo", cree ella. Las redes sociales tienen mucho que ver también. La gente se guía por lo que se haga viral.

Isabel lleva 45 años dedicándose al mundo de las flores. Desde el 80 en el campo y desde el 85 en la floristería de la que es propietaria. Su jornada empieza a las 09:00 o 09:30, depende de la hora a la que abra su tienda.

Tiene proveedores que le llevan el pedido a su puerta. "No me merece la pena estar perdiendo mi tiempo de mi descanso o de mi negocio cuando tengo gente que me lo puede traer aquí", apunta.

Pero no es oro todo lo que reluce. Es cierto que ser tu propio jefe está muy bien, tú mismo te pones tus horarios y no debes responder ante nadie. Sin embargo, problemas tenemos todos y hay en todas partes.

Cuando eres el que manda y, encima, de un negocio propio tienes que preocuparte de la facturación, cobros, clientes, pago a proveedores y demás. "Tienes que dedicarte a cosas que antes pensabas que no existían", confiesa la mujer.

Entonces, ¿qué es ser autónomo en España? "Pagar, pagar, y cuando termino de pagar, seguir pagando", asegura la florista. Es cierto que antes pagaba lo mismo sin importar si el mes había sido bueno o malo, era un copia y pega la factura.

Antes pagaba una "bestialidad", aunque ahora la cosa tampoco es que haya cambiado mucho. "Los autónomos parece que estamos hechos de otra pasta. Y a aguantar, y tirar para adelante, a trabajar y a no ponernos malos", expresa.

Y, a todo esto, hay que añadirle el golpe de la pandemia. Isabel tuvo que dar de baja no solo a sus trabajadores, sino a ella también.

Durante esos meses no se podía hacer nada. Fueron momentos de mucha tristeza y pérdidas, tanto personales como económicas. Aunque la peor parte vino después con las restricciones y limitaciones a la hora de trabajar.

Isabel ha recibido ayuda, sí. Pero no ha llegado a recuperar las pérdidas. De hecho, estuvo dos años después de la tragedia con el negocio sin saber qué iba a ser de él. Lo importante es que sigue a flote.

La propietaria espera que lo esté durante mucho tiempo. Planea dejar la floristería a alguna de sus empleadas, a su hijo no. Y es que "no quiere saber nada de flores", apunta Isabel. Ella cree que es "porque él me ha visto siempre muy, muy, muy involucrada en el trabajo".

Imagina estar en la playa pasando un día en familia después de mucho tiempo y que, de repente, suene el teléfono de tu madre sobre algo del negocio. O que, tras mucha espera, organizas una quedada con ella que suspende por culpa de la tienda.

Isabel ya está acostumbrada. "Si tú quieres que tu negocio prospere y dar un servicio, tienes que prescindir de muchas cosas", considera. Debes sacrificar momentos para poder poner un plato de comida sobre la mesa.

Es verdad que ser tu propio jefe está muy bien pero, al final, "quien realmente te dice qué tienes que hacer es tu propio negocio y tus clientes", parece que te debes en cuerpo y alma a ellos.