El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y Rafael Louzán, presidente del RFEF, ambos en el centro de la imagen.
Louzán, presidente de la RFEF, respalda la renuncia de Málaga al Mundial: "Fue una decisión responsable"
Málaga abandonó el pasado mes de julio el camino para albergar partidos del Mundial de Fútbol 2030 ante las dificultades para remodelar La Rosaleda y adaptar el estadio de atletismo.
Más información: el sueño roto de la Nueva Rosaleda: 14 informes y 405.000 euros que no evitaron la renuncia al Mundial 2030
El presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Rafael Louzán, respalda la renuncia de Málaga a albergar el Mundial 2030 que España compartirá con Marruecos y Portugal. Lo califica como "acto responsable y valiente".
"Tanto el alcalde como el presidente de la Junta se pusieron en contacto conmigo antes de la decisión final. Hemos hablado varias veces y lo entendimos como una decisión responsable y valiente", afirmó Louzán en Málaga.
El presidente de la RFEF presentó el partido de ida de las semifinales de la Liga de Naciones femenina que España disputará ante Suecia el 24 de octubre en La Rosaleda, en el debut de la nueva seleccionadora, Sonia Bermúdez.
Louzán explicó que los responsables públicos en Málaga "prefirieron tomar esa decisión" y que el alcalde le "ha reiterado" que "ha habido muchos problemas para esa nueva ubicación, donde se pretendía hacer algo muy parecido a lo que se está haciendo en La Romareda, en Zaragoza, un estadio modular momentáneamente hasta acabar las obras" de dicho estadio.
"A la falta de permisos, y con lo que también demandaba la afición del Málaga y todo, pues ha hecho muy difícil llevar a cabo en tiempo y forma esa actuación, que no era una actuación menor", manifestó el mandatario gallego en relación con las obras que hubiera necesitado el estadio donde juega habitualmente el Málaga.
"Ya había un acuerdo cerrado, todo el trabajo previo estaba bien hecho, pero faltaron permisos de carreteras, de la ubicación y demás, y han tomado la decisión responsable", reiteró Louzán.
Un fracaso anunciado en julio
Málaga consumó el fracaso de renunciar a ser sede del Mundial 2030 el pasado mes de julio, cuando Francisco de la Torre asumió la responsabilidad de anunciar la decisión después de una reunión mantenida con el Málaga CF y representantes de la afición malquista, además de con los otros dos propietarios del estadio, la Diputación de Málaga y la Junta de Andalucía.
El detonante fue la incapacidad de adecuar el Estadio de Atletismo Ciudad de Málaga, junto al Martín Carpena, a las necesidades del Málaga CF.
En un principio se anunció la intención de elevar la capacidad del estadio a unas 20.000 personas con gradas supletorias.
Pero con el paso del tiempo, que se echó encima sin que el proyecto de la Nueva Rosaleda estuviese ni siquiera aprobado, desde el consistorio el concejal de Deportes, Borja Vivas, anunció que la máxima capacidad que podía tener el estadio era de 12.500 personas.
Se alegaron motivos de accesibilidad por la zona del Martín Carpena, llegando a apuntar que era responsabilidad del Gobierno central construir una rotonda en una de las carreteras que dan acceso al estadio de Atletismo.
Pero nada pudo frenar el descontento de la afición del Málaga ni del club, que cuenta con más de 26.000 abonados y una larga lista de espera.
De haber seguido adelante con el proyecto, el Málaga tendría que haber jugado dos temporadas en el estadio Ciudad de Málaga, con los perjuicios que eso podría haber conllevado para el club y la afición.
Un proyecto de 257 millones de euros y 14 informes
La obra que se iba a llevar a cabo tenía un coste de 257 millones de euros a financiar a partes iguales entre las tres administraciones públicas propietarias del estadio.
La idea del alcalde De la Torre de la llegada de capital privado para financiar el proyecto nunca fructificó.
Se realizaron catorce informes técnicos con un coste de 405.000 euros que no sirvieron para evitar el fracaso.
Finalmente, Málaga terminó renunciando a ser sede del Mundial de Fútbol 2030 que España albergará junto a Portugal y Marruecos, además de Argentina, Paraguay y Uruguay, que acogerán los partidos inaugurales de sus selecciones.