Nino, hamaquero en Málaga.
Nino, hamaquero en Málaga, alto y claro sobre trabajar en verano: "La gente es muy poco empática"
Las condiciones del clima son un reto constante para quienes desempeñan estos trabajos, obligándolos a enfrentarse a una combinación implacable de humedad y altas temperaturas.
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En pleno verano, las playas de Málaga se llenan de turistas ingleses, sobre todo, y visitantes de otras partes de España, sobre todo Madrid, Córdoba o Jaén. La ciudad vive su temporada alta, pero tras la imagen de ocio y diversión, quienes trabajan en primera línea sufren jornadas largas bajo un calor sofocante y una paciencia escasa.
“Por regla general, la inmensa mayoría tiene paciencia”, comenta Nino, hamaquero. Sin embargo, admite que hay excepciones: “la gente es muy poco empática a veces”. Entre clientes fijos que “te reservan hamacas quincenas enteras” y otros que apenas se dejan ver.
El calor, sin duda, es uno de los mayores retos del día a día. “Trabajas con este calor, y sobre todo esta humedad es un infierno”, explica. Su receta para aguantar: “nada, beber mucho agua y estar hidratados”. No todos se acostumbran a los más de 30 grados que se sienten como 40.
Nunca ha sufrido ningún golpe de calor, pero reconoce que la prevención ante este tipo de casos es clave: “me hidrato y me echo mucha crema solar porque si no te mueres aquí”. Con tan solo una sombrilla para protegerlo del sol, Nino lucha con las temperaturas, eso sí, siempre con una sonrisa en la cara, aunque tenga un día malo.
En este contexto, la empatía de los turistas cobra un papel esencial. Quienes esperan un servicio inmediato olvidan a veces que detrás de cada comando con un mojito o una cerveza hay alguien luchando contra un calor extremo.
“La inmensa mayoría tiene paciencia”, repite Nino, pero los que no la tienen dejan huella y “te amargan el día” en algunos casos. La falta de comprensión puede convertir un día duro en una jornada interminable.
El verano malagueño seguirá atrayendo a miles de visitantes en busca de sol y playa. Y, mientras tanto, quienes trabajan bajo ese mismo sol seguirán adaptándose, botella de agua en mano, crema solar en la otra y confiando en que la empatía de los turistas no se quede a la sombra