Varias personas hacen la compra en un supermercado.

Varias personas hacen la compra en un supermercado. Europa Press

Economía

La dieta mediterránea retrocede en España mientras despuntan el consumo de insectos y los 'snacks' de algas

El consumo de productos como pan, legumbres o vino cae de media un 20% este siglo. Solo el pollo y el pavo crecen.

Más información: El Gobierno buscará nuevos mercados fuera de la UE para los alimentos 'made in Spain' ante las tensiones comerciales

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Menos pan, legumbres, vino y pescado, y cada vez más interés por algas o insectos. Es el giro que se está registrando en el consumo de los españoles en lo que llevamos de siglo, un periodo en el que los hogares han reducido notablemente el consumo de los productos clave de la dieta mediterránea mientras despuntan opciones en las antípodas de los hábitos alimenticios tradicionales.

La divergencia es significativa y, más allá de la curiosidad, supone un aviso para la distribución y empresas del sector agroalimentario. Porque su paisaje se modifica rápidamente: entre los años 2000 y 2023, el consumo per cápita de diez de los once productos representativos de la dieta mediterránea ha caído de media un 20% en los hogares españoles.

Los descensos más llamativos se registran en el pan, que retrocede en ese periodo un 30%, seguido del vino (baja un 27,6%), el pescado y marisco (26,6%), cereales y aceite de oliva (ambos caen un 20%) y legumbres (un 19%). También se consumen un 17% menos de carnes rojas, un 14% menos de frutas, un 11,5% menos de hortalizas frescas, y un 8,6% de arroz.

De hecho, sólo avanzan las carnes blancas, como el pollo y el pavo, cuyo consumo en hogares ha crecido un 12,8% en los primeros 23 años del siglo, según los datos recogidos en la Estrategia Nacional de Alimentación (ENA), un documento presentado recientemente como guía para impulsar el agroalimentario español.

También recoge la evolución de la alimentación y las tendencias que asoman. En este punto se observa que van ganando terreno opciones tan ajenas culturalmente a la mesa española como los snacks de algas, que ya consume el 8,5% de la población, y van introduciéndose los alimentos con insectos, que ya ha probado el 3%. 

¿Qué está pasando? En general, el consumo de los hogares ha ido variando en este tiempo apoyándose en factores como el aumento de los precios, que ha provocado un descenso general del consumo per cápita, pero también influye la mayor conciencia de salud que ha impulsado a los productos ecológicos, por ejemplo, e impactado contra buena parte de la cesta mediterránea.

Salud y dinero

Porque algunos de sus componentes ya no son vistos como tan saludables. Es lo que ha pasado con el pan. El consumo de harinas blancas ha caído a medida que se popularizaban dietas bajas en carbohidratos, dando paso al ascenso de los cereales integrales, que han subido un 20% desde 2010. Es la época del avance de la avena, la quinoa y los productos sin gluten.

También baja el vino ante la preocupación por el efecto del alcohol sobre la vida sana. La explosión de vinos con bajo contenido en alcohol o desalcoholizados se está produciendo ahora, pero en realidad es una reacción a un desplome observado desde 2000. En la primera década del siglo, bajó un 10% el consumo doméstico anual de vino, sobre todo entre los jóvenes.

Aunque si la salud ha influido en algún producto, es en la carne. El consumo de las rojas en los hogares españoles cayó un 8% en la primera década del siglo y un 15% adicional entre 2010 y 2023. Por la derecha, adelantaron las carnes blancas, como pollo o pavo, en crecimiento constante "gracias a su asociación con una dieta saludable y sostenible", remarca la ENA.

Pero no solo lo saludable moldea la prevalencia de la dieta mediterránea. El coste de la misma es un factor decisivo para llevar a la mesa algunos productos, como el pescado, señala el informe. Entre 2000 y 2020 su consumo ha caído un 20%, en gran medida por esta cuestión.

Y también influyen los cambios sociales. En el caso de las frutas, por ejemplo, el documento indica que su consumo per cápita bajó un 8% en la primera década del siglo "afectado por el descenso de las comidas familiares".

En los siguientes diez años se redujo otro 10%, aunque productos como el aguacate y mango, además de las frutas ecológicas, han ganado popularidad.

Entrada de algas e insectos

Mientras esto sucede, se abre la puerta a opciones hasta ahora exóticas. Además de los snacks de algas o los alimentos con insectos, se han hecho populares el kéfir, el chucrut y la kombucha, sobre todo si son caseros. Según la ENA, en 2023 el 17% de los hogares españoles preparó al menos un alimento fermentado casero.

Esta es una de las microtendencias que recoge el documento, es decir, demandas generalmente de nicho y relativas a un corto espacio de tiempo pero relevantes porque "pueden anticipar cambios más amplios en el mercado".

En este grupo se recoge, por ejemplo, el ascenso de los alimentos probióticos, como yogures o bebidas enriquecidas. En 2023, el 33% de los consumidores españoles afirmó comprar estos tipo de alimentos, conocidos como funcionales, con regularidad, lo que supone un crecimiento del 12% con respecto a 2018.

También tienen ya una fuerte presencia en la dieta española los productos sustitutivos de comida, como zumos, batidos, barritas o complementos nutricionales que actúan como sustitutos. A finales de 2023, el 45,6% de los consumidores manifestaba haberlos consumido alguna vez. Entre los jóvenes, ese porcentaje se eleva al 68,7%.