Saludo entre Felipe VI y el juez Llarena en el Supremo, con motivo de la apertura del año judicial./

Saludo entre Felipe VI y el juez Llarena en el Supremo, con motivo de la apertura del año judicial./ Efe

Tribunales Tras la ceremonia de inicio del curso judicial

El Rey busca al juez Llarena y su esposa para interesarse por el acoso que sufren

10 septiembre, 2018 22:03

El juez Pablo Llarena, objeto de escraches de los independentistas, de pintadas en su casa y en el trabajo de su esposademandado en Bélgica por el expresidente catalán Puigdemont, se ha visto arropado este lunes en el Tribunal Supremo por incontables expresiones de respaldo y afecto con ocasión del solemne acto de inicio del curso judicial. No sólo ha recibido el arropamiento de colegas y representantes del mundo jurídico: el propio rey Felipe pidió que lo buscaran para saludarle e interesarse por su situación y la de su familia.

Llarena ha sido este lunes el centro de atención de la más relevante cita anual del mundo judicial. Los ataques que está recibiendo por ser el instructor de la causa relacionada con el proceso secesionista catalán han provocado una corriente de simpatía y apoyo no sólo en la Judicatura sino también entre fiscales y abogados. Es lo que explica la declaración conjunta de las asociaciones de jueces y fiscales, el comunicado de apoyo del decano del Colegio de Abogados de Madrid, el más numeroso de España, o la querella presentada por el Movimiento 24Dos contra la jueza belga que tramita la demanda de los políticos catalanes prófugos.

En un gesto inusual, tras la ceremonia celebrada en el salón de plenos y antes de abandonar el Supremo el Rey pidió que le buscaran al juez Llarena, con quien departió unos minutos.

Segarra garantiza ante el Rey una "firme actuación" del fiscal ante el secesionismo catalán

La encargada de localizarle entre los invitados que llenaban el salón de pasos perdidos fue su mujer Gema Espinosa, también magistrada y hasta hace unas semanas directora de la Escuela Judicial, que tiene su sede en Barcelona. Felipe VI y Espinosa han coincidido en los actos de entrega de despachos a los nuevos jueces, por lo que se conocen desde hace años. Este lunes el Rey la saludó con dos besos.

Felipe VI comentó a la mujer de Llarena que se había enterado de que por motivos de seguridad no habían podido veranear en la casa que la familia tiene en la Cerdeña y que sabía que se habían tenido que ir fuera de España. Desde los ataques independentistas Llarena no se mueve sin escoltas.

El Rey pidió a Gema Espinosa que buscara a su marido para saludarle. Fue un encuentro breve en el que también participaron Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo; Juan Carlos Estévez, presidente del Consejo General de los Procuradores; y el líder de Ciudadanos Albert Rivera, que comentó las agresiones que sufre el establecimiento de comida preparada que tiene su familia en Barcelona.

"No hay presos políticos"

La situación en Cataluña ha sido objeto central de referencia en los discursos pronunciados por Lesmes y la fiscal general durante la solemne apertura del año judicial. El presidente del Poder Judicial remarcó que "el Estado democrático de Derecho no admite disgregaciones entre ley y democracia ni entre democracia y Poder Judicial” y añadió que esos intentos de disgregación “lejos de debilitar a los jueces, reafirman, por el contrario, su operatividad para responder con eficacia y absoluta independencia a las embestidas contra el marco amalgamador que representa la Constitución”.

María José Segarra, por su parte, ha incluido en la introducción de la memoria de funcionamiento del Ministerio Fiscal una referencia a la inexistencia de presos políticos en España. Llarena ha sido demandado en Bélgica por una afirmación en ese mismo sentido.

"En la España del siglo XXI nadie es perseguido por sus ideas sino, en su caso, por la presunta comisión de hechos delictivos. Por lo tanto, no puede hablarse de presos políticos", señala la fiscal general en el documento. Este párrafo, no obstante, no fue seleccionado por Segarra para leerlo en el discurso que pronunció durante la apertura del curso judicial.