Los Reyes durante el coloquio '50 años después: la Corona en el tránsito a la democracia'.

Los Reyes durante el coloquio '50 años después: la Corona en el tránsito a la democracia'. Efe

Política

El Rey en el escaño de Nogueras, Letizia en el de Belarra y Leonor en el de Aizpurua: "chocante" acto de homenaje en las Cortes

Quejas por el acto en el Congreso con "cero solemnidad" de los 50 años de la Monarquía: "Es lo que quería el Gobierno".

Más información: Armengol evita mencionar al Emérito en el 50 aniversario de la Monarquía, con plantón de todos los líderes menos Feijóo

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Las claves

El Congreso celebró dos actos conmemorativos: uno por la muerte de Franco con música y dramatizaciones, y otro por el 50 aniversario de la proclamación de Juan Carlos I como Rey, este último en una sala secundaria y con un formato discreto.

La Familia Real ocupó asientos de portavoces de distintos partidos en la sala Constitucional, sin protagonismo especial ni presidencia, en un entorno que recordaba más a un simposio académico que a una ceremonia solemne.

El acto fue criticado por su falta de solemnidad y por la ausencia de la mayoría de líderes políticos nacionales, asistiendo únicamente Alberto Núñez Feijóo entre los principales líderes y algunos ministros del Gobierno.

Durante el evento, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, evitó mencionar al Rey Emérito en su discurso, mientras que los ponentes sí destacaron el papel de la Monarquía y de Juan Carlos I en la Transición española.

Con sólo un día de diferencia, el Congreso celebró dos actos para conmemorar efemérides históricas: la muerte de Franco y la proclamación de Juan Carlos I como Rey.

El deceso del dictador se celebró por todo lo alto: hubo música en el hemiciclo y actores que recrearon discursos de políticos de la Transición, todos a partir de 1977, a pesar de que la muerte de Franco ocurrió en 1975.

En cambio, el segundo evento no se realizó en ninguna de las salas nobles —como puede ser el salón de Pasos Perdidos—. En su lugar se optó por una sala secundaria del Congreso, la Constitucional, que está en el edificio de la ampliación.

Se trata de la misma en la que se reúne la Diputación Permanente, el órgano interno encargado de las sesiones fuera del periodo ordinario.

La princesa de Asturias, Doña Leonor, ocupaba el asiento de la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua.

El Rey se sentó en el escaño de Junts, que en esta comisión alternan portavoces entre Míriam Nogueras o Marta Madrenas.

La Reina, Doña Letizia, estaba en el puesto de la portavoz de Podemos, Ione Belarra; y en el de la diputada de ERC, Teresa Jordà, se sentó a la Infanta Sofía. En cambio, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, se situaba en el escaño del portavoz de UPN, Alberto Catalán.

Según fuentes de la Cámara Baja, el acto fue "consensuado" entre los servicios de Protocolo del Congreso y los de Casa Real.

Tampoco ocuparon un lugar preeminente o de presidencia. Se optó por situar a la Familia Real sentada abajo, como si fueran alumnos, atendiendo a un coloquio de historiadores, filósofos y veteranos periodistas como Fernando Ónega e Iñaki Gabilondo.

Incluso se optó por una entrada discreta. Los Reyes lo hicieron por el patio. No se abrió la puerta de los leones con su escalinata, como suele suceder en las ocasiones especiales.

Así sucedió la última vez que los Monarcas estuvieron en la Cámara, cuando la Princesa Leonor juró la Constitución al cumplir la mayoría de edad hace dos años.

Críticas al acto

Las críticas no faltaron al acabar el evento. "Un horror", admitía un veterano miembro del Congreso.

Otros de los asistentes destacaron la "cero solemnidad" del acto, que parecía más un simposio académico que una conmemoración solemne de la Monarquía, la proclamación celebrada medio siglo atrás en el hemiciclo del Palacio de las Cortes.

La efeméride de la Cámara Baja quedó, en palabras de un asistente, como "un acto muy deslucido".

Un cargo institucional presente admitía: "Tan accesible y llano han querido diseñarlo que ha quedado bastante raro".

Las miradas se dirigían hacia Armengol, mano derecha del Ejecutivo en las Cortes. "Es lo que quería el Gobierno", sentenciaba otro de los presentes al acto, que lamentaba la desidia transmitida a la hora de escoger el espacio.

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, incluso compareció ante una cortina, sin banderas de fondo, para dar uno de los pocos discursos institucionales que suele pronunciar, exceptuando el día de la Constitución.

Durante varios minutos, glosó el progreso de España en estos 50 años, pero en ningún momento mencionó a Juan Carlos I, y la palabra "Monarquía" sólo apareció dos veces.

Por el contrario, los comparecientes —Fernando Ónega, Iñaki Gabilondo, Adela Cortina, Rosario García Manhunt, Juan José Laborda y Juan Pablo Fusi— sí glosaron el papel del Emérito y de la Corona en la Transición, destacando su relevancia y la función que está llamada a desempeñar en el futuro.

Incluso, no estaba previsto que interviniese el Rey en un principio. Así se había comunicado hace unos días, pero al final se decidió que el cierre fuese con un discurso de Felipe VI, en el que destacó que "en este Congreso tuvo lugar la Proclamación del Rey Juan Carlos I, que abría una nueva etapa en nuestra historia".

Varios plantones

Al "chocante" acto no acudió, además, ni el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que, en cambio, sí había estado previamente en la imposición de los Toisones de oro en el Palacio Real.

Moncloa lo justificó alegando que el jefe del Ejecutivo tenía que irse a la cumbre del G-20, que se celebra a partir de este sábado en Sudáfrica.

El único líder político nacional que estaba presente era el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. A la Cámara Baja no asistieron ni los dirigentes de Sumar ni el de Vox, Santiago Abascal.

Su partido aseguraba que no quieren "compartir espacio con un Gobierno corrupto que utiliza a todas las instituciones del Estado, también a La Corona, para tratar de blanquearse y fingir una normalidad institucional que no existe".

De precampaña en Extremadura, el presidente de la formación de derecha extrema justificó su plantón al Rey señalando a Feijóo: "Ahora estará haciéndose la foto con la mafia socialista".

Ni por asomo se esperaba la presencia de los portavoces separatistas, nacionalistas o de Podemos.

Incluso, ministros que asistieron al Palacio Real, como Margarita Robles, se borraron del acto posterior en el Congreso, adonde sólo acudieron María Jesús Montero, Félix Bolaños y Ángel Víctor Torres.

Junto a ellos, sí tomaron parte los portavoces parlamentarios del PP, Ester Muñoz, y del PSOE, Patxi López.

Pese a la polémica sobre la ceremonia, que era el runrún entre los asistentes, el Rey no transmitió queja alguna, aunque, como destacaron otras fuentes presentes, "nunca lo hace".

En la calle, decenas de personas se agolpaban a lo largo de la carrera de San Jerónimo, que ovacionaron al Monarca y, algunas, abuchearon al ministro Bolaños y a la vicepresidenta Montero.