Pedro Sánchez y María Jesús Montero, durante la sesión de control al Gobierno.

Pedro Sánchez y María Jesús Montero, durante la sesión de control al Gobierno. Efe

Política SESIÓN DE (DES)CONTROL

Dentro del refugio atómico de Sánchez: empacho masivo de "decencia"

Publicada

Los diputados deberían comparecer tumbados en las sesiones de control al Gobierno. Podríamos prescindir de la mitad de todos ellos para que, proporcionando dos escaños a cada uno, pudieran afrontar acostados las mañanas de los miércoles. Estas sesiones, dado que ningún ministro jamás contesta a una pregunta de la oposición, sólo tienen sentido desde el punto de vista psicológico.

El ejemplo más interesante para defender esta dinámica que proponemos es el de Ione Belarra, hoy diputada de una cuadrilla minoritaria y hasta hace dos años ministra del Gobierno. Desde que dejó de pisar la Moncloa, se aparece en la Cámara como Gregorio Samsa en aquella mañana de Kafka: convertida en un monstruo peligrosísimo. A ratos, fascista.

Belarra, tras superar el síndrome de abstinencia del poder, se ha dado cuenta de que el mercado de la vivienda ha colapsado. No le importa que ella formara parte del Gobierno durante más de tres años; primero como secretaria de Estado y luego como ministra.

Mira a su alrededor, ahora que se ha convertido en un monstruo de este lado del muro, y lo ve. En España, salvo que seas rico, es imposible comprarse una casa. ¡También lo dice! Llega al Congreso y lo dice ante el asombro de la enorme bancada de PSOE y Sumar, que ya es la misma por absorción.

No entienden nada sus excompañeros, que salen a la calle y no ven absolutamente nada. Ven los monstruos que quieren derrocar a la Democracia, desde la izquierda a la derecha, pero no ven lo de las casas, lo de los apagones, los retrasos de los trenes ni las subidas de impuestos.

María Jesús Montero, con Sánchez ya huido para seguir en casa la declaración de Ábalos en el Supremo, ha tenido una revelación y lo ha explicado con inusitada claridad. La claridad es formidable cuando coloniza el verbo de la confusión. Aupada en su montaña de papeles, Montero le ha dicho a Belarra que es capaz de criticar al Gobierno porque ya no está en el Gobierno. Le ha preguntado incluso si ese problema tan grande que ahora denuncia no es hoy el mismo que entonces.

A Fernando Enorme Marlaska, que fue un magistrado honorable, le pasa lo mismo. Ha dicho –se lo juro– que, con este Gobierno, aumentan los "agentes netos", como si con el PP sólo pudieran aumentar los agentes brutos.

Sánchez ha llegado, se ha rascado la cabeza, ha apoyado las manos en las piernas y, con la pose del legionario más convencido, le ha dicho a la oposición que su gobierno es "uno de los más decentes y eficaces de Europa". Lo ha dicho dos veces. Feijóo ha tenido que beber muchísima agua esta mañana para tragárselo.

El mecanismo de la realidad secuestrada tiene ciertos mecanismos de seguridad, como en esa serie recién estrenada por Netflix, "El refugio atómico", donde sus habitantes están retenidos sin saberlo. Todos creen que fuera se producen bombardeos atómicos, bombardeos fascistas, tanto da, y cuando a alguno se le enciende una verdad, sucede algo que lo sabotea.

En el Congreso, cada miércoles, cuando la oposición comienza con la ráfaga ametralladora de la corrupción, Patxi López se carcajea y da golpes en el escaño para trasladar esa reacción, por ósmosis, a todos los demás. Una diputada socialista llevaba consigo esta mañana un libro titulado "Entre la mentira y el olvido". Como si sostener la "mentira" fuera la única manera de no caer en el olvido. En la papelera de la Historia.

Miguel Tellado no suele funcionar como maestro del humor, pero hoy ha acertado llevando al Parlamento la fiesta de cumpleaños de Ábalos de aquel día de diciembre de 2019: el presidente del Gobierno y su plana mayor cenando en el restaurante de Aldama.

Ninguno veía nada raro entonces... ¡y ninguno ve nada raro hoy! "¿Le cantaron a Ábalos eso de 'porque es un muchacho excelente?'".

El PP vive secuestrado por la ansiedad que le genera la mezcla de indiferencia y carcajada con la que Sánchez recibe las acusaciones una semana tras otra. Le sacan Tellado y los diputados dicharacheros un montón de noticias impresas, cada vez más grandes. Pero no funciona.

¿Por qué no lanzar billetes por los aires? ¿Por qué no colocar una chistorra colgando del escaño? Hoy es el día de Santa Teresa y la chistorra, como la verdad, padece pero no perece.

Da igual lo fuertes que sean los aplausos, lo duros que resulten los ataques, lo sonrojantes que sean las noticias de la mañana. En el refugio atómico no hay una sola grieta. Nadie amenaza con abandonar el barco como amenazaban algunos –muy pocos, es cierto– en las crisis de González y de Rajoy.

Este es el Gobierno más decente y eficaz de Europa... hasta que uno sale del Gobierno.