Las antecesoras de Begoña Gómez en la Moncloa: Amparo Illana, Pilar Ibáñez, Carmen Romero, Ana Botella, Sonsoles Espinosa y Elvira Fernández.

Las antecesoras de Begoña Gómez en la Moncloa: Amparo Illana, Pilar Ibáñez, Carmen Romero, Ana Botella, Sonsoles Espinosa y Elvira Fernández. EE

Política

El 'y tú más' de Begoña: pide datos de los asistentes de las otras 'primeras damas' pero ninguna más hizo negocios

Por Moncloa han desfilado consortes que eran amas de casa, que renunciaron a su carrera profesional y hasta una soprano, pero nunca una mujer que utilizase al asistente para gestionar sus negocios.

Más información: Begoña Gómez pide a Peinado que reclame a Moncloa los "antecedentes" de los asistentes de las esposas de expresidentes

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La defensa de Begoña Gómez ha pedido al juez que pregunte a Presidencia del Gobierno cómo se eligen y nombran las personas que asisten al cónyuge del presidente.

En concreto, el abogado de Begoña Gómez, Antonio Camacho, ha pedido que se le informe "sobre todos los antecedentes que le consten con relación al nombramiento de asistentes al cónyuge del presidente del Gobierno".

Lo cierto es que, como reconoce la ex trabajadora del Palacio de la Moncloa María Ángeles López de Celis en su libro Las damas de La Moncloa, "todas suelen contar con un reducido staff que gestiona y administra sus agendas, sensibles a sus inquietudes pero con gran estrechez de miras".

Es decir, se ocupan de las labores que se derivan del papel de ser consorte y de la agenda pública que tenga.

El más conocido de esos asistentes es el hoy diputado del PP, Jaime de los Santos, que asesoraba en cuestiones de estilismo a la mujer de Rajoy cuando tenía que acompañarle a algún acto oficial.

Hasta la llegada de Begoña Gómez, ninguna esposa de presidente había gestionado sus negocios desde el Palacio, como prueban los 121 correos electrónicos que su asesora envió a distintas empresas solicitando, entre otras cosas, colaboraciones económicas anuales.

Varias de las mujeres de los presidentes del Gobierno abandonaron sus carreras profesionales al entrar en la Moncloa. Es el caso de Elvira Fernández, esposa de Mariano Rajoy, quien dejó su puesto en Telefónica.

Ana Botella, esposa de José María Aznar, solicitó una excedencia en Hacienda para implicarse plenamente en su papel como primera dama, acompañando a su marido en todos los viajes oficiales. Más tarde, comenzó su carrera política como concejala en el Ayuntamiento de Madrid que le llevó hasta la alcaldía.

Algo similar, aunque con un perfil mucho más discreto, sucedió con Carmen Romero, esposa de Felipe González. Fue la primera en intentar compaginar su carrera con el rol de consorte, manteniendo su puesto como profesora de Lengua y Literatura en el IES Calderón de la Barca.

Luego pidió una excedencia para convertirse en diputada por Cádiz. Estuvo catorce años en el Congreso de los Diputados y, en 2009, dio el salto al Parlamento Europeo.

Hasta entonces, las esposas de los presidentes se habían limitado, en general, a ejercer un papel de ama de casa. Fue el caso de Pilar Ibáñez, esposa de Leopoldo Calvo-Sotelo, y de Amparo Illana, mujer de Adolfo Suárez.

"Amparo reza el rosario a diario, y a veces nos hace rezarlo a todos. No le gusta que en casa se escuche otra música que no sea clásica. Fíjate lo que supone eso para los chicos", confesó Suárez a unos periodistas, según recoge López de Celis.

Muy distinto fue el perfil de Sonsoles Espinosa, esposa de José Luis Rodríguez Zapatero: soprano de profesión, tomaba clases de buceo en la piscina de la Moncloa para mejorar su capacidad pulmonar.

Durante aquellos años, el Partido Popular llegó a cuestionar en el Congreso su participación en el coro de RTVE, a pesar de que ya formaba parte de él antes de que su marido accediera al Gobierno.

"Es preciso recordar con contundencia que los suyos son cargos que no existen a efectos legales. No han sido elegidas por sufragio popular. La Constitución no las nombra, ni especifica sus atribuciones", recuerda López de Celis, aunque también admite que cuentan con "un amplio margen para elegir y baremar tanto sus funciones de representación como sus apariciones públicas".

Amas de casa, funcionarias en excedencia, mujeres que renunciaron a su trayectoria profesional e incluso una soprano. Pero lo que nunca se había visto en la Moncloa es a la esposa de un presidente gestionando sus propios negocios desde el Palacio, aprovechándose del vacío legal existente.